1 de abril de 2025
CHUBUT Y SANTA CRUZ
El drama de las cuencas maduras en la Patagonia
En medio de una crisis constante, las provincias buscan soluciones para remontar la producción petrolera. ¿Podrán reinventarse antes de que sea demasiado tarde?

Las provincias de Chubut y Santa Cruz, históricamente asociadas a la riqueza petrolera argentina, enfrentan una encrucijada crítica. La retirada de YPF de las áreas petroleras maduras en los últimos meses, sumado a una producción en declive, la pérdida de empleos y la migración de inversiones hacia Vaca Muerta, el gigante no convencional de Neuquén, plantean interrogantes urgentes: ¿cómo evitar el colapso social y productivo? ¿Qué herramientas tienen las provincias para retener actividad y trabajadores? ¿Es posible sostener un modelo energético que equilibre viejas cuencas con nuevos proyectos?
La producción de petróleo en Chubut y Santa Cruz, que en 2023 representaba el 32,3% del total nacional, lleva dos décadas de caída constante. En Santa Cruz, por ejemplo, julio de 2024 registró el nivel más bajo en siete décadas: apenas 148.000 metros cúbicos, con 304 pozos paralizados y pérdidas mensuales estimadas en 12,2 millones de dólares. Las reservas comprobadas de crudo en esa provincia se desplomaron de 30 millones de metros cúbicos en 2015 a 4,84 millones en 2024.
Este declive no es casual, estos yacimientos reflejan una gestión no del todo óptima: el factor de recobro promedio ronda el 15%, muy lejos del 30-50% que podrían alcanzar con técnicas de recuperación secundaria o terciaria, como la inyección de vapor o polímeros.
En ese sentido, el éxodo hacia Vaca Muerta no es solo simbólico. Neuquén, con su shale oil y gas, atrae inversiones globales: Chevron, Shell y Total lideran proyectos que prometen convertir a Argentina en un importante exportador energético. Pero este desplazamiento tiene efectos dramáticos para las otras provincias sureñas. En Chubut, la salida de YPF puso en riesgo más de 2.500 empleos directos e indirectos, mientras la empresa impulsa jubilaciones anticipadas y suspensiones, situación que fue lidiada con el traspaso de las áreas a empresas como Pecom.
En Santa Cruz, las circunstancias con la petrolera de bandera por los puestos de trabajo son similares, pero todo indica que los yacimientos maduros pasarían a la estatal provincial Fomicruz desde mitad de año.
En el último año, Chubut y Santa Cruz lanzaron medidas para retener inversiones. En Chubut, mediante modificaciones a la Ley de Hidrocarburos Provincial, se aprobaron exenciones fiscales, como la baja de regalías a empresas para que reactiven pozos inactivos. Santa Cruz, por su parte, declaró la Emergencia Petrolera en febrero pasado para agilizar permisos y atraer capitales. Además, el Gobierno Nacional eliminó los aranceles a la importación de polímeros, para permitir la reducción de costos operativos de los proyectos de recuperación terciaria en más de un 15%.
La pregunta central es si estos incentivos alcanzan. Expertos como Gustavo Astie, CEO de Pecom, sostienen que sin inversión en recuperación terciaria, inyección de agua, CO2 o vapor, los yacimientos tradicionales seguirán en picada. Pero las pequeñas operadoras carecen de capital para ello. Algunos sectores proponen soluciones más radicales: el Frente de Izquierda impulsa la nacionalización de los yacimientos bajo control obrero, integrando universidades y científicos en su gestión.
Además, está la apuesta de la transición energética: la Patagonia tiene potencial para energías renovables, como la producción de hidrógeno verde. No obstante, estos proyectos recién se encuentran en una fase inicial por lo que su concreción y eventuales resultados aparecerán en un mediano/largo plazo.
También se discuten políticas laborales de reconversión, capacitando trabajadores petroleros en técnicas de remediación ambiental para limpiar pozos abandonados, una tarea urgente que sí podría generar empleo de inmediato, pero que solamente funcionaría como un paliativo para afrontar la situación.
El rol de Vaca Muerta en esta ecuación es ambiguo. Por un lado, su éxito profundiza la desigualdad regional: Neuquén recibe gran parte de su presupuesto de regalías petroleras, mientras Chubut y Santa Cruz, se ven obligados a ajustarse ante la baja de ingresos.
Pero también hay oportunidades de sinergia. Por ejemplo, usar la infraestructura del yacimiento no convencional neuquino, para reducir costos logísticos.
O aplicar tecnologías desarrolladas en el shale, como compresores para minimizar el venteo de gas, en los yacimientos tradicionales. También una mayor explotaciones de los servicios complementarios, como por ejemplo, las arenas silíceas.
Las cuencas maduras no están del todo están condenadas, pero su futuro depende de políticas, que más allá de los incentivos a la producción, combinen innovación tecnológica y diversificación económica . El Estado debe liderar esta transición, asegurando que la renta petrolera tenga una reinversión certera en las comunidades y no solo en megaproyectos.
Martín Bronstein – Economista especialista en energía
“El declino se agravó por la falta de inversión en exploración”
El economista especializado en energía, Martín Bronstein, analizó en diálogo con La Tecla Patagonia sobre la crisis que atraviesan las cuencas maduras de Chubut y Santa Cruz y señaló que el declino productivo no es un fenómeno reciente: “Todos los yacimientos tienen un declino natural, la única manera de contrarrestarlo es explorando nuevas áreas o aplicando tecnologías avanzadas de recuperación, pero desde la privatización de YPF en los ‘90 y la llegada de Repsol, la exploración se redujo drásticamente”.
Según el economista, la falta de inversión en exploración generó un deterioro progresivo en los niveles de producción, que se profundizó a partir de 2004. En este contexto, indicó que la nacionalización de YPF en 2012 y el acuerdo con Chevron en 2013, marcaron un punto de inflexión en la política energética nacional: “Todos los cañones están apuntados al no convencional, mientras las áreas maduras quedaron relegadas. La salida de YPF de ciertos yacimientos puede ser una oportunidad si otras operadoras tienen capacidad de inversión”, afirmó.
Bronstein destacó las recientes iniciativas de Chubut y Santa Cruz para promover la producción en sus cuencas, como la reducción de regalías y la declaración de la Emergencia petrolera, pero advirtió que sin el acompañamiento del Gobierno Nacional no serán suficientes. “Hace falta una política más integral para atraer inversiones, garantizar infraestructura y fomentar tecnologías de recuperación terciaria. Sin eso, el declino de las cuencas maduras seguirá profundizándose”, concluyó.
Martín Cerdá – Exministro de Hidrocarburos de Chubut
“La clave para sostener la actividad es más eficiencia y reducir costos”
En conversación con La Tecla Patagonia, el exfuncionario consideró que en Chubut “hubo una continuidad con lo que habíamos planteado en la gestión anterior. La actual administración promovió una ley que establece regalías reducidas para áreas de baja productividad, lo que permite mantener la actividad en ciertos yacimientos”.
No obstante, advirtió que el contexto sigue siendo desafiante. “Hoy la situación es compleja, principalmente por la caída en los puestos laborales y los costos operativos elevados. Se está dando una reestructuración en el sector y se buscan nuevas estrategias para mejorar la rentabilidad de los yacimientos maduros”, señaló. En ese sentido, enfatizó la importancia de reducir costos y optimizar procesos: “El eje de la discusión pasa por lograr eficiencia operativa para mantener en funcionamiento estos campos y evitar su cierre”.
El exministro también afirmó que el Estado y el sector privado deben trabajar en conjunto para generar nuevos incentivos que permitan mantener la actividad en las áreas más antiguas. “En nuestra gestión analizamos la posibilidad de eximir de regalías a ciertos pozos con producción mínima, ya que el aporte fiscal de esos volúmenes es bajo, pero pueden contribuir a sostener empleo y actividad”, explicó y destacó que es viable que las pequeñas empresas puedan sostener la actividad.
Finalmente, Cerdá se refirió a la decisión de YPF de retirarse de áreas en Chubut y Santa Cruz y concentrarse en Vaca Muerta: “Es una decisión gerencial basada en la rentabilidad, pero tal vez se podrían haber explorado otras alternativas, para que la empresa mantuviera cierta presencia en la región, con estructuras operativas reducidas. Ahora hay un vacío debe ser cubierto con nuevos actores y políticas que fomenten la inversión en estas áreas”.
Qué dice el último proyecto presentado en el Congreso Nacional para incentivar inversiones
El más reciente esfuerzo en el Parlamento para recuperar las cuencas maduras en la región es del senador José María Carambia (Por Santa Cruz), con apoyo de su compañera de bloque Natalia Gadano y el chubutense Carlos Linares (UC), consiste en una iniciativa que propone incentivos fiscales y crediticios para reactivar la producción.
El texto, actualmente en comisiones, establece beneficios por 20 años para operadoras que inviertan en yacimientos tradicionales, con exenciones del 30% en IVA, Ganancias y cargas patronales, además de aranceles 0% por una década para importación de equipos críticos y polímeros usados en recuperación secundaria/terciaria. Para refinadoras que se instalen en provincias productoras, prevé reducciones del 50% en impuestos durante 10 años, condicionadas a que el 70% de la mano de obra sea local y se presenten planes.
En ese marco, se argumenta que la desinversión en áreas convencionales deja infraestructura ociosa pese a reservas explotables con tecnología. Contrasta los costos de producción (US$40 46/barril en cuencas tradicionales vs. US$10-20 en Vaca Muerta) y propone equilibrar la competencia con el shale mediante retenciones escalonadas: 0% los primeros 10 años, 3% después y hasta 5% si se extiende el régimen.
La norma también habilita al Poder Ejecutivo a sumar beneficios adicionales y convoca a las provincias a adherirse.