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Viernes, 22 noviembre 2024
Argentina
31 de diciembre de 1969
Informe

Las cábalas de los políticos en época electoral

Objetos familiares, cintas rojas, cruces, medallas, lugares especiales y hasta una campera son los principales amuletos de quienes serán candidatos en los comicios legislativos. Todos quieren evitar tentar a la mala suerte.

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La creencia en que objetos, rituales, costumbres o tradiciones pueden mejorar la suerte y evitar caer en males, es milenaria y ha sido transmitida de generación en generación. Todos los personajes de la historia, artistas, funcionarios, escritores y demás han tenido sus propias cábalas. Nuestros políticos no son la excepción. La Tecla descubrió qué tienen en común Kirchner, Carrió, Cobos, De Narváez, Solá, Scioli, Macri, Alfonsín y Stolbizer. Por increíble que parezca, y a pesar de sus enormes diferencias conceptuales, ninguno se anima a tentar a la mala suerte. De una forma u otra, los principales candidatos de los próximos comicios legislativos tienen sus propias cábalas.

Más allá de que se relacionen estas cuestiones con lo popular, varios estudios demuestran que las cábalas no son exclusivas de clases bajas. Por el contrario, el paso del tiempo ha dejado en evidencia que personas con un buen nivel económico e intelectual han interiorizado estas prácticas con un único fin: ayudar a la suerte.

Una encuesta realizada por la consultora Gallup arroja que el 45% de los argentinos cree y utiliza algún tipo de amuleto. Según los especialistas, esto responde a que las cábalas forman parte esencial del ansia del hombre por intentar manejar el azar.

“Así como con la ciencia, la gente necesita domesticar el destino a través de diferentes prácticas. Las cábalas y los hábitos relacionados con tener buena suerte son ritualizadas para asegurar un fin exitoso”, aseguró en una entrevista Pablo Wright, investigador de antropología simbólica del Conicet.

Las cábalas no están representadas únicamente por objetos. Ciertas costumbres, hábitos o, simplemente, repetir determinadas prácticas también son utilizados con el mismo significado y esperanza. La idea es respetar aquellos hábitos que se han realizado en algún momento y con los cuales la suerte acompañó. Para qué variar de prácticas si de esta manera nos fue bien. Nos encontramos así con que nuestros políticos repiten ante cada desafío electoral almuerzos en determinados lugares y, por lo general, con la misma gente.

Según el licenciado Enrique Novelli, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, esto tiene una sencilla explicación. Asegura que “la repetición de ciertos comportamientos que se reconocen como ceremoniales son estrategias defensivas que el psiquismo utiliza ante la emergencia de efectos penosos”.

Celebrar cumpleaños en un mismo lugar, pedir tres deseos al soplar las velitas o cuando pasa un tren, evitar pasar por debajo de una escalera y los gatos negros, utilizar cintas rojas y patas de conejos, o llevar consigo tréboles de cuatro hojas, son sólo algunos ejemplos de las prácticas populares para evitar la mala suerte. Las hay más o menos ingeniosas, pero, sin duda, todos las hemos usado en algún momento especial de nuestras vidas.

Nuestros políticos, por lo menos algunos de los que serán candidatos el próximo 28 de junio, tienen una serie de creencias en objetos o lugares bastante particulares. Una vestimenta determinada, almorzar con la familia, purificar ambientes, rezar o usar algún objeto familiar son algunas de las cábalas que utilizan para sobrellevar la difícil época electoral. Como reza el dicho popular, es cuestión de creer o reventar.

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