3 de noviembre de 2025
INTERNA A FULL
La oportunidad única de Kicillof: romper el cristinismo y liderar el peronismo hacia 2027
Apoyado por un frente de intendentes que controlan el 40% del electorado bonaerense y ante una caja provincial en rojo por recortes nacionales, Axel Kicillof enfrenta el dilema de confrontar a La Cámpora y a Cristina para refundar el peronismo. el reloj fiscal no da treguas, y los aguinaldos penden de un hilo

En el ajedrez político bonaerense, Axel Kicillof emerge como la figura con mayor potencial para refundar el peronismo argentino, pero solo si aprovecha el momento actual para cortar amarras con el pasado. La derrota en las legislativas del 26 de octubre ha acelerado un debate inevitable: ¿continuidad con el cristinismo, que arrastra al espacio a una crisis de identidad y recursos, o un giro audaz liderado por el gobernador? Datos electorales duros muestran que el desdoblamiento provincial de septiembre permitió a Kicillof retener 107 de 135 municipios y 34 de 69 bancas legislativas, un colchón territorial que contrasta con el batacazo nacional y que ahora se traduce en un blindaje clave.
El epicentro de esta oportunidad fue la reunión del Movimiento Derecho al Futuro (MDF) en la Casona del Ministerio de Desarrollo Agrario, en el Parque Pereyra Iraola el viernes pasado. Más de 40 intendentes, incluyendo líderes del conurbano como Fernando Espinoza (La Matanza), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Gustavo Menéndez (Merlo) y Andrés Watson (Florencio Varela), se alinearon explícitamente detrás de Kicillof. Al salir del encuentro de tres horas, Julio Alak (La Plata) –vocero designado– declaró: “El desdoblamiento fue muy positivo: ganamos 34 bancas sobre 69 en total, lo que nos da mayoría relativa en la Legislatura”. Espinoza, por su parte, enfatizó la unidad: “Axel es el líder natural; le pedimos que no se distraiga en internas y que priorice la acción contra Milei y Trump”.
Cascallares añadió un reclamo concreto: “Necesitamos que impulse el endeudamiento ya, con más fondos para municipios –del 8% al 16% como mínimo– para no llegar a diciembre sin caja”. Menéndez, más directo, instó: “Vamos por el 2027 con Axel al frente; el MDF es el futuro del peronismo, no las peleas del ayer”. Estos pedidos –transmitidos por el ministro Carlos Bianco– incluyen un comunicado conjunto para respaldar el Presupuesto 2026, que Kicillof presentará hoy y mayor diálogo con la oposición para destrabar leyes estancadas.
Sin embargo, esta ventana de oportunidad choca frontalmente con las zancadillas internas, encabezadas por La Cámpora y Cristina Kirchner. El proyecto de endeudamiento por USD 1.045 millones –necesario para refinanciar deudas heredadas y cubrir emergencias en seguridad, salud e infraestructura– enfrenta resistencias camporistas que amenazan con dejar a la provincia sin oxígeno financiero. Fuentes kicillofistas acusan: “Nos dejan sin margen, con recortes nacionales por 7,8 billones de pesos en coparticipación –generamos el 39% pero recibimos solo el 7%–”. Sin estos fondos, la caja provincial coquetea con el colapso: rumores de impagos parciales en aguinaldos circulan con fuerza y una deuda real a proveedores mayor a los 450 mil millones de pesos.  Una bomba a punto de estallar 
En este baile de culpas, el documento de CFK del viernes –“Elección 26 de octubre”– actúa como catalizador: la exmandataria, inhabilitada perpetuamente por la Corte Suprema y con seis años de prisión por corrupción cargó contra el desdoblamiento como “error político” que fragmentó el voto peronista, recordando advertencias de abril. “No me interesa tener razón, me interesa ganar”, escribió, pero evade autocrítica: ignora cómo su centralidad –y negativa a dar paso al costado, planeando influir desde prisión domiciliaria en Constitución– ha paralizado al PJ, contribuyendo a la derrota nacional.
Kicillof tiene la oportunidad de posicionarse como uno de los candidatos presidenciales más fuertes para 2027, pero para eso debe jubilar políticamente a Cristina.  No tiene mucho tiempo. Cristina y la Campora juega con munición gruesa.  El gobernador no puede tirar balines. En la reunión de Pereyra, muchos intendentes pidieron la cabeza de ministros camporistas cristinistas –“sacalos ya, Axel, o nos arrastran”–, exigiendo autonomía inmediata.
Es ahora o nunca: debe mostrar independencia, encauzar el peronismo provincial a través de él o de Verónica Magario, dialogar en la Legislatura con la oposición con pantalones largos y demostrar a La Cámpora que su tiempo pasó, o esperar y convertirse en otro Alberto Fernández