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Argentina
12 de noviembre de 2009
Nota de tapa

“Algunos de mis ex ministros estan en el gobierno K”

Alejado de la función pública, el ex gobernador Carlos Ruckauf vuelve a adquirir protagonismo por su identificación con la política de mano dura.

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El día gris, lluvioso, le da el marco exacto a la casa blanca. Rodeada de juegos infantiles, rosales y un césped envidiable, se muestra como uno de los refugios más bonitos del barrio cerrado El Ombú.

Hace más de veinte años que la familia Ruckauf pasa la mayoría de los fines de semana en el lugar.

“Somos de los primeros en poblar este lugar. Vinimos cuando los accesos eran

de tierra y la autopista (Ezeiza-Cañuelas) ni siquiera era un plan”, relata, Carlos Ruckauf, el dueño de la casa. Habla, sonríe, mientras elige el mejor lugar para desarrollar la entrevista, que se inicia a cielo abierto y, por la lluvia, se traslada a la galería, con café y facturas incluidos.

El ex gobernador elige comer un vigilante. La anécdota apura algunas bromas que sirven como antesala de la charla.

-¿Cómo evalúa la situación actual de la Provincia en materia de seguridad?

-El gran problema que hoy tiene Buenos Aires es no haber continuado con la gestión que habíamos empezado, que era una política que tenía en cuenta una diferenciación muy clara entre las bandas y la pobreza.

-¿Podría desarrollarlo?

-Sí. La pobreza es un problema social que requiere una respuesta del Estado y

de la sociedad, y el delito de las bandas no tiene nada que ver con eso, usan a los pobres.

Las bandas tienen equipos sofisticados de comunicación, autos último modelo, armas mejores que las de la policía, chalecos que les permiten pelear a los oficiales de frente, y no podés luchar contra la estructura de las bandas armadas con una política soft. Además, está el tema del narcotráfico. Cuando Felipe Solá le pide al Estado federal que su Justicia provincial se ocupe de luchar contra el narcotráfico, comete un error gravísimo.

-¿Por qué?

-Porque es un delito federal. Néstor Kirchner, que por entonces era presidente, le da a la Provincia el manejo del narcotráfico, y a partir de ahí comienza a expandirse mucho más este delito. No correspondía que hicieran eso.

-Solá argumentó que era para detener a los dealers.

-Yo recuerdo la excusa, pero digo que veamos la realidad. Desde que ese cambio se hizo, en la Provincia aumentó el narcotráfico, aumentó el paco; y si aumenta el paco es porque hay cocina, porque nadie importa paco. Entonces, si vos sabés que la cocina produce una decoloración en el follaje, si sabés que hay desarmaderos que reciben autos cortados que vienen manchados con sangre, si te desaparecen camiones en la ruta, no podés mirar para otro lado y decir que es un problema de la pobreza. Hay una relación directa entre las bandas y dónde va el resultado del delito, las bandas actúan porque saben que lo que obtienen lo pueden vender.

-¿Y con Scioli cambió algo?

-Creo que Daniel se encontró primero con una situación de brazos caídos y mayor corrupción en las estructuras de seguridad. Además, tiene un problema grave con el poder judicial bonaerense. Por eso, le dije que se debe encarar una solución a la italiana, porque hoy el deterioro es tan grande que no son útiles los métodos de diez años atrás.

-Scioli habla de bajar la edad de imputabilidad.

-Judicializar menores es una idea correcta. Judicalizarlos, no encerrarlos en una cárcel con mayores, es correcto, porque se utilizan a los menores para ser carne de cañón. Cuando se tiene posibilidad de sacar al chico de su estructura familiar, que es la que lo corrompe, la que muchas veces lo utiliza para robar, hay que hacerlo. Porque si lo devolvés a los padres, a ese entorno nocivo, lo volvés al delito, y arriesgás su vida, su futuro. Pensar que defender los derechos humanos es no judicializar a los jóvenes, es un error; lo que no hay que hacer es meterlos en una cárcel con adultos para que sean aprendices de delincuentes, o que los violen. Hay que diferenciar esto.

-¿Y la posición adoptada por los Kirchner?

-Los Kirchner tienen un prejuicio ideológico en la lucha contra el delito, que es en realidad el prejuicio de una parte importante de la sociedad argentina: confunden perseguir el delito con la represión que ellos sufrieron durante el gobierno militar. Pero estamos hablando de cosas distintas. Yo nunca hablé de perseguir literalmente el delito, estoy hablando de un sistema legal mucho más duro que diferencie estos tipos de delincuentes.

-¿Y Scioli estará dispuesto a hacerlo?, digo, por la cercanía que tiene con el Gobierno nacional.

-El problema que tiene Scioli es el tema del sistema de coparticipación, que hace que la Provincia dependa necesariamente de la caja nacional para poder cumplir con sus obligaciones. Y él no quiere que le pase lo que me pasó a mí con De la Rúa, que cuando me dejaron de pagar tuvo que emitir un patacón. Yo no lo emití porque quería, sino porque la Provincia se había quedado sin circulante, se obligaba a la gente a bancarizarse, lo cual era imposible, y no nos pagaban la coparticipación. Por suerte, hasta el final estuvo uno a uno con el peso. Pero, naturalmente, Scioli no quiere caer es eso, y me parece que de ahí su forma de funcionamiento con los Kirchner.

-¿Y lo de los Kirchner, es personalidad o también hay presión?

-Me refiero a que son personas firmes, no son gente que no sabe el oficio de conducir. Creo que Scioli se encuentra entre la espada de la situación social de la Provincia y la pared del Gobierno nacional, no es una situación fácil.

-¿Y esto de comenzar a hablar de la mano dura?

-Creo que es una respuesta a lo que ve que le pasa a la gente. A mí, a donde voy me dicen que recuerdan mi postura, que están de acuerdo conmigo; y me imagino que a él le debe pasar, porque es un hombre que camina la Provincia, que debe endurecerse frente al delito, me parece que va a tener que tomar medidas distintas de las que se tomaron mucho tiempo atrás, porque el narcotráfico está en la Provincia.

-¿Tiene diálogo con Scioli?

-Hemos charlado muchas veces. Tengo mucho respeto por él. Le he dado mis opiniones sobre éste y otros temas.

-¿Fueron en ámbitos formales o

circunstanciales?

-Nos hemos encontrado en la Casa de Gobierno de La Plata, también en Buenos Aires. Le di mis opiniones con estas palabras: creo que hoy una estructura de lucha contra el crimen necesita una estructura judicial distinta de la que había cuando yo era Gobernador.

-Muchos de sus ex funcionarios hoy están en el Gobierno nacional.

-Sí, algunos de mis mejores ministros hoy son ministros de Kirchner, empezando por Aníbal Fernández, que fue un gran ministro de Trabajo, o Julián Domínguez, que fue excelente en Obras Públicas.

-¿Eran los de mayor confianza?

-Sí, yo siempre contaba que cuando tenía que solucionar algún problema en la Provincia, mi avanzada era Haroldo Lebed, de Agrarios, Julián y Aníbal, ellos eran los que iban a hacer la primera línea de solución, gente muy trabajadora, muy capaz; ahora están en otro gobierno, pero yo respeto eso.

-¿Por qué cree que fueron convocados estos funcionarios?.

-Porque Kirchner a veces elige buenos ministros (ríe).

-¿Está molesto con ellos?

-Para nada, sólo disiento en que creo que hay que gobernar distinto el país.

-¿Cree que el próximo gobierno será justicialista?

-Es muy difícil saberlo. Pero lo que importa es que el futuro gobierno tenga una política de Estado seria, y que la oposición acompañe esas decisiones del Ejecutivo. Y discutir lo que haya que discutir, pero con profundidad.

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