31 de marzo de 2010
ACUERDOS
Octava: Los opositores oficialistas
Castagneto brama en público contra Bruera, pero por lo bajo ve la conveniencia de un acuerdo. El caso Melzi. El PRO, en los papeles opositor, juega la línea Pérez-Bruera. La ciudad Gótica, vista por el ARI
Se sabe: generalmente en política una cosa es lo que se dice o declama, y otra, bien diferente es lo que se hace. Este axioma le podría caer a la perfección al momento preelectoral y de gobernabilidad que se vive en la ciudad capital.
Por un lado, el kirchnerismo, supuestamente disidente al oficialismo comunal, tiene hombres dentro del gobierno (al jefe de Gabinete, Santiago Martorelli, ni más ni menos), y también unos cuantos afuera que buscan abrevar en las mismas mieles.
No es Castagneto un opositor a Bruera. Si bien la sociedad pública se rompió, el segundo de Alicia Kirchner mantiene lazos de unidad con el intendente, los cuales se evidenciaron claramente con la renuncia de Carlos Melzi a su banca de concejal (en su lugar ingresó una ultrabruerista).
Castagneto, aunque no lo dice, ve que la luz del kirchnerismo comienza a apagarse en la capital bonaerense. Y que las posibilidades de ser intendente son, al menos en 2011, una quimera. Ya salió tercero con toda la pompa K y la boleta de Cristina-Scioli al tope de la taquilla.
Si busca una banca en el Senado bonaerense en las próximas elecciones (la Octava elige tres), debe superar la cantidad de votos que obtuvo en 2009 (10%). Sólo una boleta ganadora o el segundo en una polarización puede asegurarle al funcionario nacional un escaño. No es fácil llegar al Senado. Ergo: no está el horno como para pelearse con Bruera, ya que todas las puertas del peronismo disidente hoy las tiene cerradas. Mal que le pese, el intendente es el titular del PJ.
En síntesis, Bruera y Castagneto no están en veredas opuestas. Tampoco lo está el macrismo de La Plata. El PRO, que conduce el diputado Julio Garro, camina prácticamente de la mano en el espacio de Raúl Pérez, jefe de la bancada oficialista en la Cámara baja. Hoy, en La Plata Garro es Pérez; y el concejal Irurueta (vice del PRO), Bruera.
Se ha comenzado a extender la denominación de “oficialismo disidente” al bloque del peronismo disidente en la Legislatura. No por todos sus integrantes, pero sí por algunos de ellos. ¿El titular de la bancada, por ejemplo? ¿Garro también?
A la inversa, no todo lo que reluce es oro en el oficialismo platense. Aunque será desmentido, la concejala Teresa Razzari (pasará al Ejecutivo comunal próximamente) fue una de las ideólogas de la convocatoria, que luego capitalizó la oposición, para debatir profundamente la reforma al COUT. En esa primera convocatoria se escucharon prácticamente todas voces críticas. Se sabe: el intendente Bruera y, básicamente, su secretario de Gestión Pública, Jorge Campagnaro, son los principales impulsores y defensores de los cambios al COUT, una cuestión que no estaba en la plataforma de campaña del jefe comunal. Pero ahora es la prioridad de la administración. En la calle, prácticamente ningún vecino pide por esto. Bruera sí.
Mientras tanto, excepto casos aislados (el denarvaísmo y el ARI), la supuesta oposición platense hace de los acuerdos subterráneos su medio de ¿subsistencia?