19 de mayo de 2010
SITUACIóN
1 de cada 2 empleados sigue siendo informal
Según un informe del Instituto Social para el Desarrollo Argentino, la informalidad laboral afecta al 50 % de los trabajadores. Este segmento se integra no sólo por los asalariados “en negro”, sino también por el cuentapropismo de baja productividad
Mientras se siga postergando un cambio en las instituciones laborales, especialmente las regulaciones que se pretenden aplicar a las microempresas, no habrá soluciones para los problemas laborales, ni forma de compensar el daño social que generan, indica el Instituto Social para el Desarrollo Argentino
El INDEC difundió algunos indicadores laborales referidos al último trimestre del 2009. Dado que el principal problema del mercado de trabajo argentino es la baja calidad de los empleos, resulta particularmente relevante el hecho de que esta medición señale una caída en la incidencia del empleo asalariado no registrado. Mientras que en el último trimestre del año 2008 era del 37,8%, en igual período del año 2009 baja al 36,1%. Sin embargo, para tener una visión más integral, es necesario complementar el análisis con la evolución de los otros tipos de inserción laboral. Particularmente relevante, por su dimensión, es la referida al empleo autónomo o por cuenta propia.
Tomando los datos de la EPH del INDEC, que corresponden a la población que habita en los grandes aglomerados urbanos, en todo el 2009 hubo una generación neta de empleos de aproximadamente 66 mil nuevos ocupados. La conformación según la modalidad de empleo de este aumento ha sido aproximadamente la siguiente:
El empleo asalariado registrado –público y privado– creció un 1,5% que equivale a una creación de aproximadamente 72 mil nuevos ocupados “en blanco”.
El empleo asalariado no registrado se redujo en un 2,0%, que equivale a una reducción de aproximadamente 58 mil personas que trabajaban “en negro”.
El empleo no asalariado creció 2,1%, lo que representa un aumento de aproximadamente 52 mil puestos de trabajo.
Los datos muestran que hubo una mejora en la calidad de los empleos asalariados. Sin embargo, este proceso fue compensado por el crecimiento en las ocupaciones no asalariadas que, en la mayoría de los casos, son informales. El resultado final, mirando el conjunto del mercado de trabajo, es que la informalidad sigue estable.