12 de julio de 2010
OFICIALISTAS Y OPOSITORES
El Congreso será escenario de nuevas batallas
Proyectos como el matrimonio entre personas del mismo sexo, el 82% móvil a los jubilados, una nueva ley de Entidades Financieras y la Ley de Glaciares, vuelven a ubicar al Congreso nacional en el centro de la escena política. Los motivos que llevan tanto al oficialismo como a la oposición a propiciar estas medidas en el Parlamento
La Argentina está en crisis y el sistema político nacional no es ajeno a la misma y se encuentra pasando su peor relación con la sociedad. “Estamos sumergidos en una era de la política del descontrol”, es lo que suelen esgrimir muchos miembros de la clase dirigente actual a la hora de explicar el por qué sus pensamientos y razonamientos se encuentran tan alejados de la sociedad.
El Congreso de la Nación en muchas ocasiones se ha convertido en un verdadero circo mediático, en el cual los miembros de los distintos bloques políticos juegan más un papel para las cámaras de televisión que los están filmando, que pensar en el bienestar de la mayoría de la ciudadanía como debería ser el trabajo por el cual están recibiendo una paga que abonan todos los argentinos con sus impuestos.
El ansia de figurar en la primera plana de los periódicos, de concurrir a los programas de televisión o de que simplemente les hagan notas en los noticieros, lleva a que muchos de los políticos argentinos hagan virtualmente “cualquier cosa” para atrapar la atención mediática y poder así difundir su imagen ante la población.
Tanto el oficialismo como la oposición, vienen jugando con el tema del quórum desde hace mucho tiempo como una manera política de rechazar las iniciativas del otro sector. En el pasado la oposición acudió a estas acciones para intentar frenar el avance K sobre el Congreso nacional, pero luego de las elecciones legislativas del año pasado y con una mayoría opositora en ambas cámaras, quien lleva adelante estas acciones es el oficialismo, dejando la política y el arte del diálogo a un costado, no importando los deseos reales de la población.
La posibilidad de que los Gays puedan contraer matrimonio y tengan los mismos derechos que los heterosexuales, ha puesto a la Argentina a la vanguardia sobre el tema en la región, y ser de esa manera un avance sustancial en la igualdad de derechos para todos. La transversalidad que abarcó al debate del matrimonio gay en la Cámara Baja , donde diputados de todos los bloques votaron la normativa, hizo alejar mucho el nivel de intolerancia que se está viviendo por estos días con otros temas, aunque el mismo no tendrá en el Senado la capacidad de tolerancia que supo tener en Diputados, sino que los discursos y las acciones para uno ú otro lado serán feroces.
Esta iniciativa del matrimonio de personas del mismo sexo es propiciada por el gobierno nacional, principalmente por el ex presidente Néstor Kirchner, que concurrió a Diputados por única vez en el año a votar a favor de esta normativa que regula los derechos de un sector de la sociedad históricamente discriminado desde lo legal.
Pero no sólo este proyecto quiere sacar el oficialismo en el Congreso, sino que también enfoca sus acciones en sacar una nueva Ley de Entidades Financieras, que deje de lado la vieja ley sacada bajo la última dictadura militar en manos de Alfredo Martínez de Hoz. El oficialismo busca con esta iniciativa darle una mayor importancia a lo social en materia de créditos y dejar de lado los grandes negocios, para pensar en lo más chico y cotidiano de la sociedad.
Por el otro lado, desde la oposición vienen trabajando en forma unificada sobre dos proyectos esenciales para el tiempo legislativo que se viene, como son el tema de la modificación de la Ley jubilatoria que buscan llevar adelante desde los partidos opositores en el Congreso nacional, que le brindaría a los jubilados cobrar lo que merecen, que es el 82% móvil; y la posibilidad de sacar una Ley de Glaciares que deje intactos los mismos pedidos que la ley que fuera vetada por la presidenta Cristina Fernández hace dos años atrás.
Los jubilados, que en épocas electorales son uno de los caballitos de batalla de todos los partidos políticos, cuando deben ser tomados en serio para mejorar su situación, son ignorados por las autoridades oficiales, tal como puede verse hoy en día con las acciones que hace el Ejecutivo para negarle la posibilidad de poder recibir el 82% móvil.
El gobierno se escuda en que en caso de que se deban adecuar las jubilaciones al 82% móvil, esto significaría un grave costo para la Anses , estimado en alrededor de 30.000 millones de pesos anuales, lo que sería equivalente a un déficit del 2,5% del PBI. Desde la oposición, especialmente desde el lado más progresista, encarnado entre otros por el diputado y economista de la CTA , Claudio Lozano, vienen llevando adelante acciones que muestran de donde se podría sacar el dinero para paliar la deuda histórica que se tiene desde el Ejecutivo con la clase pasiva.
El mismo miércoles que el Senado tratará la ley de Matrimonio Homosexual, la Cámara baja discutirá un polémico dictamen que insiste en convertir en ley el proyecto de Miguel Bonasso para proteger a los glaciares. Legisladores opositores de provincias mineras no apoyarían la ley de Glaciares. La iniciativa que reproduce la norma vetada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en 2008, apunta directamente a frenar el gran negocio de las empresas mineras multinacionales, aunque restará ver si el oficialismo cuenta con el número necesario de votos para frenar la discusión en el recinto.
Al proyecto de Bonasso se le opone uno preparado por el senador oficialista Daniel Filmus, anterior compañero político de Bonasso, y la diferencia fundamental entre ambos proyectos radica en la especificación del ambiente periglacial dentro de los presupuestos mínimos de protección, con una norma más restrictiva por parte de Bonasso y una más ligada a la que quieren los gobernadores cordilleranos oficialistas encabezados por José Luis Gioja, que es la que propone el ex ministro de Educación de Néstor Kirchner.
De esta manera, el Congreso nacional vuelve a retomar un lugar preponderante en la discusión política, expresión que había perdido hace mucho por la incapacidad tanto del oficialismo como de la oposición de generar políticas incluyentes que abarcaran a las próximas generaciones, y que puede representar una tenue reconciliación entre la clase dirigente y la sociedad, lo que puede permitir encarar el futuro con un mayor optimismo que el que reina hoy en día.