27 de diciembre de 2010
INFORME IDESA
El salario apenas recuperó el nivel anterior a la crisis
Si el Pacto Social se concentra en la discusión de los salarios tiene fracaso garantizado. Esto se explica porque tan legítimo y justificado es el planteo de los gremios como el de las cámaras empresarias. Para no quedar atrapados en la encrucijada, el diálogo debería centrarse en los estímulos a favor de la productividad. Por eso, la prioridad para el Pacto Social es eliminar las múltiples regulaciones laborales e impositivas que sólo aportan burocracia, corrupción e ineficiencia
El año 2010 cierra con un balance positivo en materia de actividad económica. En contraste, debería ser motivo de preocupación la alta inflación y el aletargamiento del empleo. Es percibido y reconocido, más allá de las manipulaciones sobre el sistema estadístico oficial, que el crecimiento de los precios al consumidor se ubica cerca del 30% anual. Es decir, la inflación en Argentina está entre las más alta del mundo. Menos observado es el modesto desempeño laboral. Al tercer trimestre del 2010, el empleo total –medido por el INDEC a través de la Encuesta Permanente de Hogares en los grandes aglomerados urbanos– arrojó un crecimiento del 2% anual, cuando la actividad económica creció un 8,6%. Por cada punto que crece el PBI, el empleo crece apenas 0,25 puntos porcentuales.
La convocatoria a un Pacto Social apunta, en el imaginario de la mayoría de los involucrados, a la definición de una política salarial para el año 2011 que sea consistente con el mantenimiento en el ritmo de crecimiento económico, la reducción de la inflación y una más acelerada generación de empleos. En este marco, cabe considerar que el salario real de los empleos formales, estimado a precios del año 2010 considerando el Índice de Precios Mayoristas, muestra las siguientes tendencias:
• Entre 1998 y 2001 –previo a la crisis– el salario real era de $3.885 a precios del 2010.
• En el 2003, luego de la gran devaluación, el salario real sufre una caída del 45% ubicándose en un valor de $2.136 a precios del 2010.
• En el 2010, luego de 7 años de un sostenido proceso de incremento, el salario real se ubica en el orden de los $4.020, es decir, casi el doble del 2003 pero apenas un 4% superior al promedio que prevalecía antes de la gran devaluación.
Los datos oficiales señalan que hacia el año 2010 se llega al final del período donde prevalecieron muy bajos salarios reales. La gran devaluación de comienzos de la década motorizó un fuerte deterioro del salario real que recién está siendo superado 8 años después. Junto a la licuación del salario real, se presentó un contexto macroeconómico signado por precios internacionales muy favorables. En el año 2010, los términos del intercambio se ubicaron entre los cuatro mejores de los últimos 150 años, asimilables a los niveles alcanzados en los años 1909, 1948 y 1973. Esto fue gracias a una circunstancia histórica única en la economía mundial motorizada por la incorporación de gigantes poblacionales (como China e India) al consumo en el comercio internacional.
Con costos laborales licuados y términos de intercambio muy favorables, se estimuló un inédito crecimiento del empleo. Según datos del Ministerio de Economía, el empleo urbano total se ubicaba en 11,7 millones de ocupados en el año 2002 y pasó a ser de 14,9 millones en el año 2008, es decir, un aumento de 3,2 millones de nuevos ocupados en 6 años. En relación a los trabajadores asalariados registrados, mientras que en el año 2002 eran 4,4 millones, en el año 2008 llegaron a ser 7,1 millones, es decir, se generaron 2,7 millones de nuevos puestos de trabajado asalariados formales en 6 años.
Pero a partir del 2008, aunque las condiciones externas siguen siendo muy favorables, la dinámica del empleo se aletarga. Entre 2008 y 2010, el empleo urbano total pasa de 14,9 millones a 15,2 millones y el empleo asalariado formal de 7,1 millones a 7,2 millones. El aletargamiento del empleo con buen desempeño económico se explica por la recuperación del salario real a los niveles previos a la gran crisis de comienzos de la década pasada.
Sería muy positivo no dilapidar esfuerzos de dialogo social buscando el número “mágico” en materia de aumento salarial para el 2011. No se puede conciliar los legítimos objetivos de seguir haciendo crecer el salario real, evitar la alta inflación, preservar la competitividad y promover la generación de empleos con un “mágico” porcentaje de aumento de salario. Para lograr todos estos objetivos juntos es fundamental que el Pacto Social no arranque discutiendo lo accesorio (el porcentaje de aumento salarial) sino lo importante (un cambio de orientación en materia de política laboral) . Con creatividad y honestidad, hay que eliminar los mecanismos legales –algunos de vieja data, otros de creación reciente– que promueven la burocracia, la corrupción y las ineficiencias en las relaciones laborales.