23 de febrero de 2011
ARGENTINA EN RUINAS
El sistema de transporte subsidiado y colapsado
En los últimos años se ha profundizado la crisis general que vive el transporte en la Argentina, perjudicando a millones de usuarios en todo el país. Ferrocarriles en ruinas, colectivos en decadencia, comercio aéreo en el ocaso y con subvenciones millonarias, rutas colapsadas, son el escenario natural de la gestión K
Hace unas décadas atrás, la Argentina supo ser ejemplo en materia ferroviaria, copiando su modelo los distintos países de América Latina, como por ejemplo México y Brasil, que instalaron su red ferroviaria imitando a nuestro país. Hoy en día, luego del paso arrollador del neoliberalismo en los ’90, se dio paso a una virtual destrucción del sistema ferroviario, del cual todavía hoy se siguen pagando las consecuencias.
El kirchnerismo, a pesar de la prédica pública a favor de la eficiencia en materia de transporte, no ha hecho más que caer en los mismos desaciertos de la década menemista, con el agravante que prácticamente se han abandonado los controles sobre el sistema y la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, ha pasado a ser un organismo decorativo.
En estos años, no se varió en absoluto el esquema privatista y se profundizó el modelo de los subsidios masivos, tanto en forma directa como en forma indirecta, recayendo todo sobre los bolsillos de los usuarios, que pagan cada día más caro el viajar en un servicio altamente deficiente.
La gestión de Ricardo Jaime al frente de la Secretaría de Transporte de la Nación, evidenció la ausencia de un plan de país y por ende, la carencia de un plan de transporte, que Juan Pablo Schiavi (ex jefe de campaña de Mauricio Macri en el 2003) no ha podido solucionar. El abandono de los objetivos estratégicos por parte del gobierno y su reemplazo por los negocios espurios de algunos funcionarios o de grupos económicos concentrados, tal como los intereses chinos, a lo que se les sumó la rápida pérdida de las infraestructuras de la mano de la desidia y el abandono del interior del país.
Un caso paradigmático es el de Aerolíneas Argentinas, que el gobierno creía que la estatización iba a ser la solución a todos los problemas, y desde que cayó en manos estatales al mando de Mariano Recalde, la misma ha perdido en sólo 3 años, más de 4.000 millones de pesos, agravándose un déficit y un pasivo imposibles de contener por las mentes jóvenes del kirchnerismo.
A toda esta pérdida se le debe sumar el problema con los gremios aeronáuticos, que con sus reclamos interminables, hace imposible viajar por avión en Argentina, con demoras constantes de vuelos y con usuarios que no reciben ninguna clase de respuestas por las autoridades.
Los ferrocarriles le cuestan al Estado nacional desde su privatización cientos de millones de pesos anuales en concepto de subsidios a las empresas concesionarias, en donde lo habitual son los sobreprecios en las obras que anuncia en forma cotidiana el gobierno nacional, que en su mayoría nunca han sido cumplidos, tal como ha sucedido con los anuncios sobre la electrificación del Ramal Roca, la reactivación de los talleres ferroviarios diseminados a lo largo y ancho del país, entre otros, que nunca fueron ejecutados.
A esto hay que sumarle los constantes accidentes que se vienen viendo en las formaciones ferroviarias como el ocurrido la semana pasad en San Miguel, que dejó el triste saldo de 4 muertes y decenas de heridos. Cada vez se viaja peor, con servicios totalmente colapsados y que no hacen más que hacer que los ciudadanos viajen como sardinas enlatadas.
Un nuevo hecho que sumó más indignación es que luego del accidente en la localidad bonaerense, se haya nombrado como interventor de Ferrobaires a Alberto Maltana, quien fuera co-fundador de la empresa Ferromat S.A. y ex gerente del grupo Taselli, que tantos dolores de cabeza le trajo a la historia del ferrocarril en la Argentina con su ostión en Metropolitano, que dejaron una empresa en bancarrota y con un servicio por demás deficitario.
Por el otro lado, están las rutas colapsadas, con camiones que circulan sin ninguna clase de controles por parte del Estado, debido más que nada a su arreglo político con el titular de la CGT, Hugo Moyano, lo que hace que se beneficie a un sector del transporte nacional en detrimento de los otros.
La falta de obras de infraestructura básica para mejorar las rutas y caminos de la Argentina, los sobreprecios en obras sobredimensionadas por el poder político, ha llevado a este estado de desatención tan grande, que será difícil curar en el corto y mediano plazo.
Con el servicio de colectivos de corta, media y larga distancia ocurre exactamente lo mismo, un servicio colapsado que hace que la gente viaje en forma deficiente, con las mínimas comodidades, y aun precio por demás elevado para el servicio que se brinda. Los subsidios a las empresas de transporte son millonarios, sin embargo, eso no ha se ha visto en la prestación de servicios más cómodos para la ciudadanía, que en el último año ha visto incrementado en más de un 100 por ciento los pasajes de larga distancia.
No hay dudas de que la Argentina necesita una rápida y urgente recomposición de su sistema de transporte, donde una política acorde a la situación que se vive hoy en día en el país es central a la hora de unir a las distintas localidades del interior, que poco a poco con la llegada del neoliberalismo se fueron acabando hasta convertirse en virtuales pueblos fantasmas.
Es necesario desde lo más alto del poder, recomponer el sistema de transporte como sistema básico para su desarrollo, donde sea prioritario la reorganización de la infraestructura existente en pos del progreso de la Argentina, que sirvan para la integración total del país y se evite la sangría del interior hacia la capital. Sólo así, el mismo volverá a tener su rol de servicio público para el que fue creado y la sociedad volverá a sentir el orgullo de tener uno de los sistemas de transporte más importantes de Latinoamérica y el mundo.