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Argentina
28 de enero de 2012
CASO SORIA

Si es lenta, ¿es justicia?

Magistrados, abogados y dirigentes cuestionan el trato que recibió la viuda y supuesta homicida de Carlos Soria, Susana Freydoz. Se habla de beneficios y la presunta injerencia de quienes manejan el poder. El caso de la muerte del exgobernador de Río Negro vuelve abrir el debate respecto a cómo funciona la justicia en la República Argentina

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* Caso I. La Plata, sábado 27 de noviembre de 2011. Tres mujeres y una niña son masacradas. La sociedad asiste perpleja, y el fiscal Alvaro Garganta muestra rápidos reflejos. Entiende que el testimonio de un remisero, los sms y las pericias psicológicas alcanzan para que el único imputado -Osvaldo “Karateca” Martínez- purgue prisión preventiva, aun cuando las pruebas de ADN lo han favorecido. Martínez estuvo a la “sombra”, pero recuperó su libertad a instancias de un tribunal superior que, por supuesto, revisó lo actuado.

* Caso II. General Roca, provincia de Río Negro, domingo 1º de enero de 2012. El país se desayuna con “la muerte” de Carlos “El Gringo” Soria. “Murió el gobernador”, repite la TV, en sintonía con el discurso oficial. Pero no sería una muerte, sino un homicidio. Y así lo hace ver Víctor Sodero Nievas, un magistrado que no interviene en la causa y al que se le reconoce una rivalidad con el difunto. Se sospecha que la que gatilló fue la esposa, Susana Freydoz. Pero el proceso se aletarga y no se la detiene…

Dos casos, dos procederes. A uno se lo detiene con elementos volátiles, y a la otra se le conceden privilegios, a pesar de las evidencias en su contra. El hecho es que la viuda, a prima facie la homicida, cargó con sus emociones hacia Allen y ahí pasó sus primeros días. Vigilada y restringida, es cierto, pero lejos del infierno intramuros.

Susana se recluyó a mitad de camino entre Roca y Neuquén. Y ahí estuvo mientras la provincia hablaba de su carácter fuerte, de sus celos cuasi enfermizos, de las batallas matrimoniales, de las aventuras del “Gringo” y de aquella frase a la que ahora se sabe infeliz. “Algún día, ésta me va a matar”, cuentan que él solía decir.

“Homicidio calificado agravado por el vínculo”, se lee en la carátula del expediente Soria. Y la situación procesal de Susana hace que magistrados, abogados y dirigentes refloten aquel arcaico postulado que habla sobre las dos justicias: la de los pobres y la de los otros, ésos que, por ostentar poder, gozan de privilegios.

Para Horacio González Amaya -el abogado la querella en el caso Barreda- existe un evidente trasfondo político. Y aventura una hipótesis sobre imputados vip. Le sorprende que la viuda “no haya sido trasladada a una unidad de detención, que haya tenido asistencia de peritos psicólogos” y que la indagatoria se demorara.

Sin lanzar acusaciones directas, el letrado menciona a Martín (hijo de los Soria e intendente de Roca) y a Juan Manuel (vástago de Miguel Angel Pichetto y ministro de Producción). “¡Era Martínez, no era la mujer del gobernador!”, exclama, al trazar un paralelo entre el karateca y Susana. “Esto es vergonzoso, no es serio”, refuerza.

En Roca hubo un juez, Emilio Stadler, que se fue de feria a las pocas horas de perpetrado el disparo (que fue en la boca y, al parecer, mientras el “Gringo” dormía). Y otro, Juan Pablo Chirinos, al que se lo acusa de haber planchado la causa, que si se movió lo hizo con la pasmosa parsimonia de una tortuga.

“Lo vergonzoso es que Chirinos no haya tomado declaración. Hay una falta absoluta a los deberes de funcionario público, pero no creo que alguien que puede estar afectando al poder vaya a ser juzgado. Chirinos debe ser sometido a un juzgamiento, porque no puede explicar qué hizo durante esos días en que no le tomó declaración indagatoria”, acusa González Amaya.

En definitiva, lo que el penalista grita a los cuatro vientos no es más que lo que se comenta. Acaso, lo que comenta la cúpula radical que, aunque dolida por las acusaciones de corrupción lanzadas por Soria, decidió llamarse a silencio. Eso no quita que un ex ministro se despache: “Pretendía resolver los problemas de la provincia y no pudo con los de su familia”. Los popes del ex gobierno tienen mucho para decir, pero creen que no es el momento oportuno.

La que sí habla es María Inés García, ex diputada y ex candidata a intendenta de Roca. “No me atrevería a decir que la Justicia es corrupta, pero hubiéramos esperado más celeridad”, dice, y agrega: “Hay como un manto de dilación que no ayuda a la Justicia ni a la sociedad”.

El juez en lo contencioso administrativo bonaerense Luis Arias, es más directo. “Se observa un trato diferenciado respecto de cualquier otro ciudadano. Me parece que en las mismas circunstancias otra persona hubiera sido inmediatamente detenida y otro hubiera sido el tratamiento”, dice. Y concluye que “cuando la gente empiece a ver que los poderosos estén presos y no sigamos teniendo una justicia de pobres, va a haber más credibilidad, y se va a sentir más inclinada al cumplimiento de la ley; pero mientras esto no ocurra habrá un descreimiento absoluto”.

La periodista Miriam Lewin es igualmente crítica. “Me parece que esta mujer está siendo tratada con guantes de seda… Creo que el tratamiento que se le está dando tiene que ver con su posicionamiento social y con alguna relación que pudo haber tenido con algún juez que entendió en la causa o con algún miembro del Poder Judicial”, sostiene. Está convencida de que “si el que delinque tiene dinero y poder, recibe un trato diferente de otros que pertenecen a una clase que no tiene recursos”.

“No eran la familia Ingalls, que sólo existe para la TV”, sino un matrimonio de “personalidades fuertes”, trató de explicar el psiquiatra de ella.

No eran los Ingalls. Ni siquiera una pareja común. Dicen que la relación estaba tan desgastada, que sólo tenía explicación en el pasado. El presente era “de analgésicos para poder seguir”, resumiría un joven K que no le profesaba simpatía a Soria y que no digiere a Alberto Wereltinek.

Como gobernador, el “Gringo” debía fijar residencia en Viedma, la ciudad en la que había recalado una dama con la que se le endilgaba un affaire. Y eso, dicen, fue la gota que rebasó el vaso.

Referente del Estudio Burlando y panelista de Mauro Viale, el abogado Fabián Améndola cree que si Susana no fue enviada a prisión es porque el juez está convencido de que no se fugará. “No creo que esa mujer intente profugarse. Además, ¿dónde podría ir?” ahora la conoce todo el mundo.

La Justicia: ¿Se apresuró al detener al karateca? ¿Fue demasiado benévola con Susana? ¿Se equivocó en ambos casos? Lo único seguro es que hubo una madrugada trágica en la que el hombre fuerte de Río Negro fue asesinado con un 38, y que la viuda, la supuesta homicida, recibió un trato ¿especial?

INTERNACION PSIQUIATRICA

Mientras tanto, el abogado de Freydoz, Alberto Richieri, pidió la internación psiquiátrica basándose en los informes del perito de parte y del médico personal de la viuda.

El defensor precisó que los estudios indican que la mujer padece "un cuadro profundo de depresión, lo que puede poner en riesgo su vida", y sostuvo que el juez Emilio Stadler podría resolver hoy mismo esa demanda.

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