23 de febrero de 2012
FUNCIONARIO EN LA MIRA
¿La suerte está echada para Juan Pablo Schiavi?
El Secretario de Transporte de la Nación, Juan Pablo Schiavi, fue ampliamente repudiado por propios y extraños a raíz de las declaraciones emitidas en la tarde de ayer en relació a la tragedia de Once. Incluso algunos pensaron que Cristina Fernández de Kirchner se desayunaría hoy con su renuncia, en un último gesto de responsabilidad política
Juan Pablo Schiavi se sentó ayer ante las cámaras de televisión para dar menudas informaciones sobre lo ocurrido en la mañana en la Estación Once.
Las falencias técnicas y políticas de la alocución del Secretario de Transporte sorprendieron a propios y extraños. Schiavi no aclaró qué le sucedió al tren que se incrustó contra la estación y no dedicó siquiera una línea a TBA, la empresa concesionaria propiedad del holding familiar de los Cirigliano que mantiene sobre las vías trenes de más de 60 años de antigüedad y que considera que el pésimo servicio prestado en el Sarmiento es “aceptable”.
Solo dijo que los ponía “mal”, a él y sus funcionarios del área de transporte, que haya ocurrido lo que ocurrió con todo lo que, según sus palabras, “se invirtió” en el servicio del Sarmiento. Como si todo se hubiese aclarado y la tragedia se hubiese evitado, Schiavi resaltó “tres puntos” que, según él, son la inversión, el control y el rigor del conductor del tren, de quien tuvo el decoro de hablar en los mejores términos.
Sin lugar a las preguntas de periodistas, las palabras de Schiavi no dejaron conformes a nadie y hasta exasperaron a buena parte del arco político. Por caso, el funcionario se atrevió a declarar, ante todo el país, que la tragedia no hubiese sido tal si la falla ocurría un feriado, o si la gente no tuviera la costumbre de ocupar primero los vagones que van al frente de las formaciones.
A esto se suman los antiguos y lapidarios informes que hablan de las enormes deficiencias del Sarmiento y la falta de inversión en el servicio, presentados por distintos organismos estatales, oenegés y organizaciones sindicales, a los que Schiavi obvió y que hoy suenan a presagio de un nuevo accidente –esta vez trágico- del servicio de trenes en la Argentina.
Cualquiera hubiera dicho que el próximo paso, luego de las más que insuficientes declaraciones del Secretario, era la presentación de la renuncia a su cargo. Incumplidas sus responsabilidades y cometidos los errores de ayer, era de esperarse que la Presidenta Cristina Fernández se encontrara en su escritorio con la renuncia del Secretario a su disposición en un último gesto de alineación a los deberes de funcionario público. Es la única manera que queda de guardar algo de su figura política para, al menos, el círculo político del kirchnerismo.