23 de marzo de 2012
EDUARDO DUHALDE
Futuro electoral cerrado
Tras superar la decepción y un insomnio crónico, Duhalde planea el retorno a la escena pública a través del MPA. Su vida actual, su entorno y sus planes, muy alejados de las urnas. “Mi rol electoral está cerrado”, confió el hombre de Lomas de Zamora a unos pocos dirigentes amigos
Eduardo Duhalde mira de reojo al Congreso. Sigue de largo. Su destino está unos metros adelante, sobre la calle Yrigoyen al 1628, en el piso 11, donde funciona la sede del Movimiento Productivo Argentino.
El ex Gobernador, ex Presidente y ex caudillo territorial bonaerense se prepara para el regreso, que será, irremediablemente, fuera de todo protagonismo político.
“Mi rol electoral está cerrado”, aseguran que confió el hombre de Lomas de Zamora a unos pocos dirigentes amigos.
La vuelta es tras un duelo de varios meses. La mala elección de octubre de 2011 lo dejó fuera de juego. Se recluyó un tiempo en Uruguay, en plan de descanso, y, con bajo perfil, retomó la actividad en la Capital, los primeros días de marzo.
Hoy, su agenda social tiene tres patas. Por un lado, las charlas con viejos amigos, en el coqueto espacio privado, con habitación incluida, que tiene en San Juan Tenni Club, en el barrio de San Telmo. Allí se junta con sus ex funcionarios Antonio Arcuri, Miguel Angel Toma y Ramón Puerta, entre otros.
Está luego la instancia de reposo familiar, en su casa de Lomas de Zamora, donde convive con algunos reproches de su mujer, Hilda González, quien, para muchos, “no logra todavía asimilar el golpe que significó la baja elección de Unidad Popular”. Se comenta que la ex senadora nacional, decepcionada por el proceso electoral, decidió recluirse en su entorno y dedicarse exclusivamente a sus hijos y nietos. “Está totalmente alejada de la escena política”, indican.
Finalmente figuran los encuentros en el Movimiento Productivo Argentino, donde convoca, de manera informal, a economistas y productores vinculados con el campo. También se acercan algunos referentes del arco opositor.
El que promueve esas visitas es el actual diputado nacional Carlos Brown, presidente ejecutivo de la entidad.
El legislador se muestra interesado en reactivar al MPA. Para mediados de abril esperan poner en marcha un seminario sobre las posibilidades y riesgos estratégicos que se observan en Latinoamérica. Tendría una semana de duración y contaría con la participación de los ex mandatarios Enrique Cardozo, de Brasil; Julio María Sanguinetti, de Uruguay; y Ricardo Lagos, de Chile.
El rol de Eduardo Duhalde sería de anfitrión. Sólo eso. “Va a estar activo, pero en silencio”, comenta un amigo personal. Traducido, Eduardo Duhalde iniciará un año muy diferente del que desarrolló en 2011.
Sin conferencias de prensa, ni actos partidarios, empezará un tour por los países de Latinoamérica. En su agenda registró la visita a varios dirigentes, con quienes entabló amistad en las épocas doradas.
Su envestidura de ex jefe de Estado lo ayuda en esa tarea. Tiene en proceso la concreción de un nuevo libro, que se sumaría a los seis ya publicados, donde la temática será la “estrategia geopolítica del siglo XXI”.
Aunque se asume autoproscripto para cualquier nuevo desafío electoral, el ex hombre fuerte del Conurbano se ilusiona con un regreso virtual, como “moderador” ante la futura crisis que -presume- se avecina. Volvió a frecuentar a un viejo amigo,
el ex ministro de Economía Jorge Remes Lenicov, a quien consulta sobre estas cuestiones. El lomense sabe que ya no será protagonista, pero se ilusiona con pensar que, ante una crisis, puede meter la cuchara, al menos en las sombras.
En el mientras tanto, la vida de Duhalde, que en octubre cumplirá 71 años, continúa, aunque bastante más destemplada.
Si bien logró el dominio de la estructura de poder de la Provincia durante ocho años, y formó parte de los hombres fuertes del justicialismo a nivel nacional, no consiguió alcanzar el podio que todavía busca afanosamente: convertirse en un estadista, ser un hombre de consulta.
Su imagen sufrió un fuerte deterioro en 2011, que a esta altura parece irreversible. Pero el hombre que tantas veces aseguró que dejaría la política partidaria, vuelve a recluirse en el silencio. Agazapado, observando la coyuntura argentina. Habla de manera compulsiva con economistas y asesores financieros, en espera de algún dato certero. Mientras tanto observa con detalle el andar de la Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner.