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Argentina
6 de octubre de 2012
CUENCA DEL SALADO

Un maestro con atraso

Aunque desde la Provincia lo nieguen, el Plan Maestro Integral de la cuenca del Salado se encuentra paralizado. El reclamo de los intendentes y el campo. La obra ya tendría que estar terminada

Un maestro con atraso
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Cualquier habitante de General Belgrano, Pila o General Paz, entre otros distritos, que supere los 50 o 60 años, puede hablar de un río Salado distinto del actual, con aguas claras y saladas. Más de uno le va a contar que pasaba los veranos en los diferentes balnearios, y que una vez adentro hasta alcanzaba a verse la punta de los pies, o que se encontraban anillos y cadenitas de oro. En muy poco tiempo las cosas cambiaron mucho.

La apertura de canales clandestinos y no clandestinos provocaron que las inundaciones, a partir de 1980, se hicieran cada vez más frecuentes. Miles de personas y cientos de miles de hectáreas empezaron a sufrir como nunca antes la bravura del río Salado, que, además de cambiar su color, también cambió su fisonomía. En épocas de sequía suele hasta cortarse, y en épocas lluviosas hace desastres.

Había que encontrarle una solución. Por eso, allá por los ‘90, se puso en marcha la monstruosa obra denominada Plan Maestro Integral de la cuenca del Salado, valuado originalmente en 1.800 millones de dólares y dividido en cuatro etapas, de las cuales dos ya fueron terminadas. Sin embargo, la tercera, debido, entre otras cuestiones, a las graves inundaciones actuales y a la anterior sequía, quedó paralizada.

Entre otras obras, el plan comprende la canalización y remoción de obstáculos a lo largo de la traza del río, el relleno de zonas deprimidas con los productos de las excavaciones y la construcción de varios puentes y vertederos de hormigón ubicados en diferentes puntos del curso; justamente en el puente de Los Manatiales, sobre la ruta 41, en General Belgrano, que días atrás hasta estuvo cortado al tránsito por peligro de derrumbe.

Todas estas obras se encuadran en la ley N° 12.511, reglamentada por el decreto N° 4269/2000, que dispuso la creación del Fondo Fiduciario para el Desarrollo del Plan Provincial de Infraestructura, aprobándose la suscripción de un contrato de fideicomiso entre el ministerio de Obras y Servicios Públicos bonaerense y el Banco de la provincia de Buenos Aires, para que éste último actúe en carácter de fiduciario del fondo.

En cuanto al tercer tramo, a diferencia de los dos anteriores, los fondos no fueron transferidos esta vez de Nación a Provin-cia. El gobierno bonaerense, en cambio, se ocupa de supervisar e inspeccionar el avance de las obras. Los nuevos trabajos, que abarcan 118 kilómetros, se dividen a su vez en tres etapas, y según lo anunciado en marzo de 2010, implicaría una inversión total de 1.536 millones de pesos y un plazo de ejecución de dos años, que a esta altura ya está vencido.

Si bien desde la Provincia intentan dar a entender que las obras avanzan, los intendentes de los distritos afectados por las aguas se vieron en la necesidad de reflotar el Comité de Cuenca del río Salado, a través del cual se planteó la necesidad de solicitar información a la Autoridad del Agua de la Provincia y a la dirección de Hidráulica sobre el estado de ejecución de las obras del Plan Maestro del río Salado.

En tanto, un informe elaborado por el diputado nacional Carlos Brown indica que “a once años de la creación del Fideicomiso de Inversiones Hídricas y cumplido el plazo previsto para la realización total del Plan Maestro, el estado de ejecución del mismo es estimativamente del 20 por ciento”.

Agrega que “según datos de UCOFIN (Unidad de Coordinación de Fideicomi-sos de Infraestructura), el costo total de las obras realizadas por el Fideicomiso de Inversiones Hídricas entre los años 2001 y 2011 en la provincia de Buenos Aires es de $ 2.300 millones (equivalente a US$ 655 millones en valores, el 37 por ciento del costo total del plan)”.

En el mismo sentido, y casi a modo de conclusión, la presentación, que fue analizada por diferentes agrupaciones rurales, resalta que “tristemente, desde el año 2006 se paraliza el financiamiento desde el Fideicomiso de Infraestructura Hídrica para las obras en áreas productivas rurales, y a partir del año 2009 las obras quedan virtualmente paralizadas”.

Al ser proyectado, se estableció que los tres principales objetivos del plan eran mitigar los impactos negativos de inundaciones y sequías; mejorar las condiciones económicas, en particular aquellas relacionadas con las empresas agrícolas y ganaderas; y proteger y desarrollar el valor am-biental de la cuenca. Hasta el momento, con las obras inconclusas, poco de esto sucede. El Salado, cada vez que tiene la chance, arrasa con lo que tiene a su paso, y no hay Plan Maestro que lo detenga.

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