11 de febrero de 2013
DEBATE
"Copa": porqué es difícil cambiar el sistema
La razón por la que nunca se implementó un sistema de coparticipación verdaderamente federalista es que la reforma constitucional de 1994 exige unanimidad de todas las provincias para aprobarlo; algo muy difícil, porque ninguna querría ceder fondos
La razón por la que nunca se implementó un sistema de coparticipación verdaderamente federalista es que la reforma constitucional de 1994 exige unanimidad de todas las provincias para aprobarlo; algo muy difícil, porque ninguna querría ceder fondos.
La única alternativa, entonces, sería que la Nación aceptara resignar recursos a favor de las provincias; pero esto también es improbable, porque le significaría ceder poder y porque tampoco lo permitiría el gran déficit fiscal.
Además, el economista y director de la fundación Pensar, Miguel Braun, sostiene que una reforma así sólo podría hacerse en un contexto de crecimiento económico, porque “para todas las partes sería más tolerable recibir menos de las nuevas ganancias que perder lo que ya tienen”.
Agrega que el nuevo sistema debería establecer que todos los impuestos fueran coparticipables (para evitar excepciones, como las retenciones a las exportaciones), descentralizar la recaudación de los tributos directos (como el impuesto a los Bienes Personales) y crear una fórmula dinámica para recalcular periódicamente el reparto (según cantidad de población, niveles de pobreza, necesidades de infraestructura, esfuerzos recaudatorios, etcétera).
Para el Gobierno, encarar esta reforma debería ser prioritario, no sólo para favorecer el “federalismo”, que tanto pregona, sino porque, como ya muestran varias encuestas, las consecuencias del ajuste podrían afectarlo más que a las propias administraciones provinciales.