16 de diciembre de 2013
RAMIRO CASTINEIRA
“La macro tiene límites, no hay magia”
El economista Ramiro Castiñeira, jefe de Econométrica, recibió a Desafío Económico en su oficina y habló sobre las principales variables macroeconómicas del país. Reservas del Banco Central, déficit fiscal, gastos y contexto internacional. Además, explicó cómo cambiaron los indicadores financieros desde 2007 hasta la actualidad
-¿Hay menos fortalezas en la economía nacional que en 2007/2008?
-Sí, sí. La macro aguantó hasta 2009. Donde empieza a desmadrarse es en 2007 donde arranca la manipulación del IPC y empieza a tomar otro rumbo. Pero en 2008 la macro era sólida, tenía un superávit importante, un tipo de cambio competitivo que permitía que crezcan las exportaciones y continuar con el proceso de generar empleo en la economía, con incremento del salario real. Incluso se dieron dos shocks externos increíbles que le pegaron de lleno a la economía argentina: una crisis internacional y una sequía terrible, la primera de magnitud en la era transgénica, donde hizo caer la producción en 30 millones de toneladas. No obstante, en ese contexto que a cualquier otra economía hubiese destruido, la Argentina quedó de pie y fue por la política fiscal anticíclica que generó la economía. Según el FMI, fue la segunda más expansiva del mundo detrás de China. Era una política fiscal que actuó. El tema es que en 2010-2011 el mundo se recuperó, la cosecha se recuperó y la macro interna continuó deteriorándose porque siguió esa política de expansión fiscal constante, como si el contexto internacional no hubiese cambiado. Se siguió empujando la macro a costas del superávit fiscal e interno, empujando los precios y el país se quedó sin colchón para una próxima crisis. Hoy no tiene esa solidez que tenía la macroeconomía y le permitió llevar la crisis de 2009.
-¿Hay una conexión directa entre Argentina y Brasil?
-Parte del excelente contexto internacional fue gracias a Brasil, porque es nuestro principal socio comercial y en su política interna de apreciar fuertemente la moneda, a ellos en el largo plazo los desfavorece: deja de crecer y todavía su industria no logró superar los niveles de producción de 2009, lo que habla de un estancamiento increíble de la producción de Brasil en su mejor contexto internacional. Brasil hizo lo mismo que Argentina, apreció por demás la moneda: Argentina por la inflación y Brasil por la subida de las tasas de intereses para que ingresen capitales. Estancó la industria y ahora quiere salir de esa situación y tiene que llevar la moneda a valores más competitivos y acordes a su productividad para aumentar la producción interna. Hoy Brasil perdió todo el saldo comercial, lo que te da la pauta de que la plata se va en importaciones que no se relacionan con aumentar la capacidad productiva. Brasil está incubando una crisis; desde 2009 que no aumenta su nivel de producción y acaba de perder el saldo comercial. Si Brasil hace un ajuste interno, a Argentina le puede pegar, ojalá que lo puedan llevar. Si a Brasil le va bien, a Argentina también.
-El debilitamiento de la macroeconomía provocó que merme la generación de dólares, ¿cómo se atraen nuevamente?
-La macro fue perdiendo el tipo de cambio competitivo, que es la base y refleja la productividad de la economía, es decir, es más fácil importar que producir. Hoy está atrasado, como pasó en los ‘90, y lo que provoca que la macro y los precios no estén en equilibrio. Argentina está en ese escenario por no reconocer la inflación, por contener los precios atrasando el tipo de cambio y pisando las tarifas. Es necesario tener un plan congruente para frenar la inflación y el atraso cambiario, pero no es fácil y tiene costos. Nadie quiere terminar con la devaluación pero vamos hacia ella, no hay mucha magia. El exceso estuvo en no reconocer la inflación, en hacer como si nada pasara, lo que llevó al retraso cambiario y a una inflación en torno del 25%.
-¿Cómo se ataca el déficit fiscal?
-El puntapié de la macroeconomía argentina fue el deterioro energético y el no reconocer que los precios internacionales de energía habían cambiado en el mundo. Era tanta la pobreza (50%) y el desempleo (25%), que era necesario un programa de subsidios como fue el Plan Jefas y Jefes y sostener las tarifas. Pero después la macro cambió, el salario comenzó a recuperarse, el desempleo llegó a un dígito, la pobreza bajó a la mitad y Argentina tenía la capacidad para pasar de subsidios generalizados a subsidios focalizados. Pero nunca se reconoció esa situación y se entró en la dinámica de aumento de subsidios, en lugar de reducirse. Esto implica que el Gobierno tenga que poner más plata y la demanda de subsidios le comió todo el superávit fiscal, dio vuelta la situación fiscal y el Gobierno nacional comenzó a tocarle el timbre al BCRA para financiarse. Arrancó en una dinámica de emisión monetaria para mantener los subsidios que te lleva a deteriorar más la macroeconomía. Hoy la necesidad de financiamiento son 4 puntos del PBI, de los cuales 3 son pesos y el 1 es en dólares. La base monetaria son 11 puntos del PBI. Si aumentamos tres puntos del PBI todos los años la base monetaria, tenés una expansión monetaria del 25-30% que es la inflación que tenemos. No es casualidad.
-¿Hay una pérdida de control por parte del Banco Central? ¿Por qué?
-El Central tiene que ayudar al Estado, pero no puede ser que el único objetivo sea financiar al tesoro. Porque si el único objetivo es ese, pierde el control de los agregados monetarios como hoy le pasa. Emite tanto que pierde el control, empuja la inflación y pierde el control del tipo de cambio que tiene que regular con restricciones. La convertibilidad fue un error, que el BCRA esté ajeno es un error. Es una herramienta, pero de ahí a abusar, hay una gran distancia. Y hoy hay un abuso de la capacidad de financiamiento que termina perdiendo directamente el control de los agregados monetarios. Hay que empezar a desarmar la cuestión de subsidios pero no en forma discriminada, porque hay gente que los necesita porque somos una economía con el 25% de pobreza. Pasar a lo que se llamó la ‘sintonía fina’. Hoy Argentina necesita recuperar aire fiscal para que el tesoro nacional no le pida tanto financiamiento al BCRA.
-¿Qué puede pasar en 2014 si las importaciones no disminuyen y no aumentan las exportaciones?
-El 2014 se enmarca en un escenario internacional donde el mundo desarrollado empieza a desarmar la política monetaria expansiva para salir de esa crisis de 2009 que fue muy importante. Lo mejor del contexto internacional quedó atrás. Argentina empieza a tener una brisa de verano pero de frente: la soja está estancada y con ganas de bajar, Brasil está estancado y con ganas de hacer un ajuste. En ese escenario, mantener las exportaciones en los valores récord sería todo un logro. Y Argentina está en un contexto donde apremian y se necesitan los dólares, y si el año que viene no aumentan las exportaciones, es un problema. Le pone un techo al crecimiento, choca directo con la restricción externa. El consumo está en récord porque se sostiene.
-Y el país lo está sosteniendo con reservas...
-Argentina lo está sosteniendo con las reservas, nos preocupamos porque caen las reservas, pero es porque las estamos consumiendo, estamos sosteniendo el consumo y eso es insostenible. La macro encuentra una limitación. La Argentina en los ‘90 sostuvo toda una década con endeudamiento, consumo espurio y no puede repetir esa historia, porque ni bien dejó de ser negocio producir en Argentina se comenzó a vivir de las reservas y nos dimos cuenta de que así no aguantamos ni 6 meses. Por suerte la dinámica de los ‘90 no se repite.
-¿La pauta de que no se va a fondo con la inflación hace referencia a que el país se financia con el impuesto inflacionario?
-Es justamente eso. No está mal utilizar el BCRA para financiarse, pero no en esta magnitud. Con tres puntos del PBI cuando la base monetaria es de 10 puntos, te hace aumentar el 30%, cuando el privado no quiere pesos. La macro tiene límites, no hay magia.
“No se le puede pedir mas al central”
“Es reconocer que no le pueden pedir más al BCRA. Pedirle más para mantener los subsidios o llevarlos a 5 puntos en lugar de emitir. Este año va a emitir 80 mil millones de pesos para financiar al Gobierno y en 2014 serán 120 mil millones. Son números que demuestran la inflación. Hay un exceso de abuso de las herramientas del Estado que llevan a esta situación de la macroeconomía de constante inflación. Y el Gobierno se financia con el impuesto inflacionario. Veremos si todos estos mayores diálogos son para buscar financiamientos alternativos y no tocar más al BC que ya está desbordado. Yo no estoy en contra de utilizar reservas para pagar la deuda, no está mal, el problema son los pesos que se vuelcan al mercado. No tiene sentido tomar deuda para pagar deuda, tomar deuda al 10% para que Argentina se quede con las reservas que rinden cero, para financiar una futura fuga de capitales, no tiene sentido. El problema no está en utilizar las reservas para pagar deuda, sino en los puntos del PBI que se vuelcan al mercado en pesos que el sector privado no tiene la capacidad de absorber y la macro no crece y no tiene dónde volcar esos precios y termina empujando la brecha o la inflación”.
“Se buscaron nuevas figuras”
Ramiro Castiñeira también se refirió a los últimos cambios producidos en el equipo económico: Axel Kicillof por Hernán Lorenzino; Juan Carlos Fábrega por Mercedes Marcó del Pont, y Augusto Costa por Guillermo Moreno. “El fracaso del blanqueo de capitales llevó a que se impulse esta medida y la renuncia de Moreno. No logró ni siquiera parte del objetivo cumplido, con 5.000 millones de dólares llegaron a menos de 200. Fue una consecuencia de este fracaso y por eso buscaron nuevas figuras”.
Además manifestó que con estos cambios se puede “empezar a rever el programa de subsidios financiados, las inequidades importantes en relación a los subsidios. Es un punto no menor porque le permitiría ganar mayor holgura fiscal luego de esta demanda de subsidios. Si se corta el financiamiento al Gobierno nacional se generarían conflictos, pero pueden coordinar políticas macroeconómicas para empezar a definir la magnitud del financiamiento del sector público”.
LEA LA NOTA COMPLETA EN LA EDICIÓN Nº 66 DE DESAFÍO ECONÓMICO