11 de diciembre de 2014
SORPRESA!
Salud: las misteriosas cajas de zapatos
“¿Tantos zapatos usa ese señor?”, se preguntó atónita una empleada de la planta baja del Ministerio de Salud. De golpe y porrazo, un centenar de cajas comenzó a salir desde una oficina contable con ventana a la calle, cerca del acceso principal al edificio.
Allí, el bueno de Bernardo, asistente todoterreno del encumbrado funcionario, dirigía el operativo. Sobre 51, una portentosa chata, Honda Pilot, de ésas que ocupan más de un carril en la ruta, tenía el portón trasero abierto.
Los empleados comenzaron a acomodar las pesadas cajas (¿qué número sería el calzado para ser tan pesadas?) dentro de la camioneta. Todo rápido, claro, como cuando un nene quiere ocultarle una macana a su vieja. Como en todos los órdenes de la vida, no faltó un curioso, a quien se le ocurrió abrir un chiquitín las cajas.
¡Zas! ¡Sorpresa! No eran zapatos, zapatillas ni botas, sino violetas billetes prolijamente apilados. ¿Serían del Estanciero? Eso nunca quedó claro. A la camioneta, generalmente, la maneja un hombre de apellido Pérez, que, curiosamente, trabaja en esa oficina con ventana a la calle.