27 de julio de 2016
ESTUDIO CIENTÍFICO
Paracetamol: ¿la cura para el "mal de amores"?
Una investigación de la Universidad de Kentucky, EEUU, reveló que el dolor físico y emocional afectan a las mismas áreas del cerebro. Por qué “duele” la tristeza.
En octubre de 2010 un grupo de neurocientíficos de la Universidad de California observó que el dolor emocional se manifiesta en la misma zona del cerebro que el dolor físico es por eso que concluyeron que era posible suministrar el paracetamol para curar el dolor de una ruptura amorosa.
Ahora, seis años después, es el psicólogo de la Universidad de Kentucky Nathan de Wall, quien coincide en la teoría del 2010 y dice “…en el cerebro se activan las mismas áreas en una ruptura que cuando, por ejemplo, le cae una taza de café caliente encima”.
Es por ello que ingerir paracetamol ayuda a reducir la respuesta física y neuronal asociada al rechazo social que puede ser la pareja, familia o alguna amistad. “La investigación confirmó que en las personas que tomaron este compuesto, se reducía la actividad cerebral relacionada con el dolor. Los autores llaman a la precaución a la hora de ingerir medicamentos hasta que próximos estudios verifiquen sus resultados”.
Una de las principales causas es porque una de las fibras nerviosas principales está constituida por el nervio vago, la cual transmite por orden del cerebro distintas señales que llegan al corazón y al estómago. Estudios comprueban que ver fotos de la ex pareja o tener el recuerdo de ese abandono causan esa sensación.
Además, la investigación comprobó que algunas personas pueden experimentar después de separarse algo muy parecido al síndrome de abstinencia. Resulta paradójico, pero las mismas hormonas que producen algunas de las sensaciones más importantes de los seres humanos son responsables indirectas de sus grandes pesares. La oxitocina, la dopamina o la serotonina (las hormonas del amor, la creatividad y la felicidad) desaparecen tras una separación y el cuerpo, víctima de una reacción química, sufre.
Con este estudio, los investigadores concluyeron en que el dolor emocional no es igual que el físico, pero las reacciones sí son similares.