La Tecla
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“Cuando sos gobierno, lo que más querés es tener a la oposición dividida”. La frase pertenece a uno de los dirigentes más importantes que tiene la provincia de Buenos Aires. Se la dijo, cara a cara, a todos los intendentes de Cambiemos en el último foro, realizado en Quilmes a mediados de diciembre último. La oración es una de las prácticas habituales en el oficialismo -tanto bonaerense como nacional-, y nadie puede dudar de su eficacia, sobre todo en la política provincial.
Así, si bien es sabido que el peronismo arrastra grandes pujas internas consecuentes con las derrotas electorales en un escenario de sectarismo K durante los mandatos del matancero Fernando Espinoza, cada intento fugaz de unidad pejotista recibió una nueva fractura puertas adentro. Lo mismo ocurre con el Pacto Fiscal propuesto por el gobierno de María Eugenia Vidal a los distritos.
Claro está, al momento de discutir el visto bueno a la adhesión de la normativa nacional, si el peronismo no estaba fracturado, al menos, tenía una grave fisura. No obstante, el corto derrotero de la discusión por dicha legislación dejó, una vez más, en evidencia la otra grieta, la del pejotismo y sus dirigentes territoriales.
Por un lado, la conducción partidaria con mayor representación de dirigentes de la Primera y Tercera secciones, es decir, el Conurbano. Por el otro, el grueso de los alcaldes del interior, que hasta lograron subsanar grandes diferencias entre ellos para agruparse en un mismo frente de batalla, en el que Cambiemos no es el único rival, sino que sus pares del Gran Buenos Aires también lo son.
Con dicho panorama, el Pacto Fiscal se asoma como un nuevo eje divisorio. Es que desde el interior de la Provincia levantan la voz en su contra, y ya expresaron que no acatarán la medida “de ninguna manera”. Al contrario, buscarán una audiencia con la Gobernadora para rediscutir el reparto de todo, con el Fondo del Conurbano como principal tema a tratar. “Lo discutieron en una mesa tres intendentes solos, cerraron lo que querían ellos y listo”, señalan desde el grupo rebelde.
En esa sintonía ponen el ojo en el monto que la Provincia tendrá de “libre disponibilidad”. En total son 22 mil millones, de los cuales el Ejecutivo puede hacer uso y desuso a gusto; y se especula que estarán fuertemente direccionados al Conurbano. Ese dinero proviene de los 42 mil millones que recibirá Buenos Aires por la compensación del Fondo del Conurbano, de los que sólo un porcentaje de 20 mil millones se coparticipa a las comunas (3.200 millones).
En la cumbre realizada en Alberti entre los intendentes de la Provincia profunda (y ratificada en el segundo cónclave en la sede del PJ La Plata), más de uno manejó la teoría de que podría ocurrir que buena parte de la plata se reparta discriminadamente entre distritos del oficialismo y algún aliado del Conurbano. Ese pedido ya lo levantó Miguel Gargaglione, radical de San Cayetano, bajo la denominación de un “CUD ponderado para intendentes de Cambiemos”; y Federico Salvai, jefe de Gabinete bonaerense, se lo negó rápidamente.
De esa manera, los hombres del peronismo del interior se plantan y levantan la voz para quejarse y advertir la posibilidad de movimientos extraños a la hora de beneficiar a unos y perjudicar a otros.
En el otro costado, la historia tiene diferentes matices. Por un lado, el intendente de Merlo y titular del PJ, Gustavo Menéndez, aseguró que no será parte del pacto fiscal y no enviará el pedido al Concejo Deliberante (NdR: la adhesión, sólo es voluntad de los ejecutivos locales). Sin embargo, hombres de peso del partido bonaerense aseguran que “la mayoría de los compañeros de la Primera y la Tercera vamos a adherir”.
Una parte menor, por la coyuntura temporal (enero, verano y vacaciones), no ha definido qué hará, y no muestra grandes preocupaciones en tratar el tema con celeridad.
Más allá de adherir o no a la ley de Responsabilidad Fiscal, no hubo posicionamientos respecto de los montos que Provincia puede manejar. Por ello, desde el interior lo miran como un posible acuerdo entre el Conurbano y la Gobernación.
Así, por el Pacto Fiscal y su tratamiento, el peronismo bonaerense vuelve a sumar un capítulo de divisiones a la larga novela. El interior, el Conurbano, los “disidentes”, los “serviles”, muestran sus diferencias, unos más que otros. En la vereda de enfrente, Cambiemos hace ganancia del río revuelto y celebra con la continuidad de la divsión del Partido Justicialista.
SORTEARON DIFERENCIAS Y TRABAJAN JUNTOS
Dentro de los intendentes del interior que comenzaron a poner en práctica los encuentros hay dirigentes que arrastraban importantes diferencias entre sí. Incluso, hace sólo algunos meses, algunos jugaron fuerte electoralmente con Florencio Randazzo como candidato, otros agacharon la cabeza y acompañaron a Cristina, así como también algunos fueron de los principales promotores de esa candidatura. Sin embargo, la bronca por sentirse marginados de las discusiones pudo más y, por el momento, todo transcurre en paz.
Algunas de las diferencias agrupaban a dirigentes como Germán Lago (de Alberti), Francisco Durañona (San Antonio de Areco), Walter Torchio (Carlos Casares), Juan Ignacio Ustarroz (Mercedes) y Oscar Ostoich (Capitán Sarmiento).