Fernando Rozas: el Restaurador
La intervención en el SPB sigue, pero con distintos nombres. Uno que se fue es el auditor, quien vuelve a desempeñarse como asesor del ministro Ferrari. Cuál es el balance oficial de “la restauración”
Fernando Rozas se desempeña, nuevamente, como asesor del ministro de Justi-cia, Gustavo Ferrari. Hasta hace algunos días cumplió funciones como Auditor Ge-neral del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). En su entorno señalan que pasaron 18 meses de una ardua tarea, que se animan a catalogar como exitosa. Por eso, lo que vie-ne es sólo continuidad.
Su reemplazante es Xavier Areses, quien cumplía tareas como Subsecretario de Legal, Técnica y Administrativa de la cartera, y ocupará ahora la jefatura del servicio, lugar que tenía al mando Juan Pablo Baric, que, según se informó de manera oficial, seguirá con su puesto original, el de Subsecretario de Política Penitenciaria, y también hará las veces de auditor.
Es importante resaltar que la intervención continúa, en ese sentido no hay cambios. A mediados de diciembre del año pasado, la Legislatura le dio continuidad a la emergencia impuesta luego de la salida de Florencia Piermarini, a causa de la famosa fuga de los hermanos Cristian y Martín Lanatta y Víctor Schillaci del penal de máxima seguridad de General Alvear.
Rozas se va conforme; vuelve a su antigua función con la tranquilidad -según él mismo asegura- de haber dejado todo en la cancha. Siente -y le hacen sentir- que llevó adelante cambios trascendentales. ¿Los más importantes de la historia del SPB? Algunos dicen que sí, y otros, claro, manifiestan que no. Al igual que Rosas, Juan Manuel, “El Restaurador”, cosecha seguidores y detractores.
Tal como sucedía tiempo atrás, le molesta que comparen la realidad carcelaria bonaerense con lo que mostró la serie televisiva El marginal. “Esa es una apreciación subjetiva de personas que manejan el ámbito ar-tístico. Es una visión que considera la gente que hace televisión”, señalaba Rozas, y se animaba a sugerir que “sería mejor mostrar al servicio desde un documental y no desde una serie de ficción”.
Rozas y su equipo hacen hincapié en la tarea realizada con los recursos humanos, sobre todo en la “racional” redistribución del personal de oficinas administrativas hacia las unidades carcelarias, decisión que al principio causó malestar entre un buen número de los trasladados. Lo propio sucedió con el control y la redistribución de horas extras y con la modernización de esos controles.
“Se efectuaron 5.000 traslados de agentes, con el objetivo de reforzar la seguridad y el tratamiento en las unidades, y se reasignaron 175 agentes del área de Acción Social a las unidades”, cuenta a este medio un asesor de Rozas, al tiempo que agrega que “el personal de Jefa-tura rondaba los 2.500 agentes; hoy funciona normalmente con 1.000”.
Además, un equipo de treinta abogados intervino las áreas de Asuntos Jurídicos del SPB y de Salud Peniten-ciaria; y, en ese sentido, se modificaron los circuitos administrativos para acortar el plazo de finalización de los sumarios, los cuales, en su inmensa mayoría, tratan so-bre faltas graves de carácter expulsivo.
“Al momento se expulsaron 1.137 agentes por sumarios (de un total de 2.000)”, señala la fuente.
Por otra parte se cuenta entre los logros a la inauguración de un centro de monitoreo de vanguardia, ubicado en la ciudad de La Plata. Desde allí se controlan las cámaras de seguridad de las unidades, los móviles de se-guridad y las pulseras electrónicas. Se destaca a la vez la comunicación cifrada entre fuerzas de seguridad a través del Sistema P25 (estándar para la fabricación de productos interoperables de comunicación inalámbrica digital de dos vías).
te a las auditorías, el área que Rozas siguió más de cerca, se conformaron cua-tro equipos integrados con tres agentes cada uno, quienes llevaron adelante más de 165 auditorías. “De manera sorpresiva se recorrieron todas las unidades del SPB y alcaidías, se tomaron declaraciones y se secuestraron libros”, concluyen en el organismo.