La Tecla
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Uno de cada tres chicos del Conurbano bonaerense tiene insatisfechas sus necesidades básicas, es decir que no van a la escuela, que sus hogares presentan deficiencias sanitarias o que su familia vive en condiciones precarias y de hacinamiento. A ese número debe sumarse que el 54,2% de los niños, niñas y adolescentes de
Así se desprende del estudio, que se realizó en los 30 partidos que del Gran Buenos Aires, por el Observatorio de
Según los datos, los chicos de ese sector deben sortear obstáculos en el acceso a la salud, problemas con la alimentación, hacinamiento y deficiencias en las viviendas. Es que la cifra de hogares con necesidades básicas insatisfechas (NBI) va hasta el 53,5% en las villas y asentamientos precarios y hasta el 50% en aquellos de nivel socioeconómico bajo.
Uno de los principales padecimientos de los niños más vulnerables tiene que ver con el flagelo del hambre, ya que el 68% de los chicos tienen problemas relacionados a la nutrición.
Según el informe, el 10,1% tiene inseguridad alimentaria severa, o sea que experimentaron hambre por problemas económicos; el 20,2% tiene inseguridad alimentaria total, es decir que redujeron su dieta por las mismas condiciones; mientras que un 37,7% elude el problema gracias a que recibe alimentación gratuita en comedores, en la escuela u otros espacios. Ambas condiciones se agravan a medida que empeora la condición residencial de cada uno.
El acceso al sistema de salud es otro de los factores observados en el informe y muestra que el 62,4% de los niños, niñas y adolescentes no tiene obra social, mutual o prepaga, lo que atenta contra las chances de atención. Por esto no sorprende que el 24,5% no haya consultado a un médico, o que más de la mitad no haya ido con un odontólogo (53,6%).
El estudio puso el foco en el espacio del hábitat de vida, con resultados preocupantes. Por ejemplo, el 52% de los chicos experimentan déficit en el medioambiente, lo que significa que habitan viviendas próximas a áreas contaminadas y ponen en riesgo a su salud.
Además, el 28,6% vive en situación de hacinamiento, en general con más de tres personas por cuarto habitable, mientras que el 29,2% cuenta con déficit en la calidad de la vivienda, lo que equivale a construcciones precarias. Una cifra más alta (63,7%) vive además sin cloacas, agua corriente o inodoro con descarga.