19 de agosto de 2018
PUJA LEGISLATIVA
Una colegiatura que abrió otra grieta
Cambiemos amasa un proyecto en el Senado para crear el Colegio de Enfermeros de la provincia de Buenos Aires, y el peronismo arma la resistencia en la Cámara de Diputados. Claves, protagonistas y argumentos de una lucha que se avecina.
El proyecto para crear un Colegio de Enfermeros en la provincia de Buenos Aires logró estado parlamentario hace pocos días y ya disparó polémica. La iniciativa, que fue impulsada por la legisladora de Cambiemos Flavia Delmonte, tiene como punto de origen el Senado bonaerense y yace para discutirse en la comisión de Salud, que preside Julieta Centeno.
Con la llave de la Cámara Alta en ma-nos del oficialismo, el peronismo ya hizo su propia lectura de cómo va a venir pa-rida la discusión parlamentaria y apuesta a unir fuerzas en Diputados, el recinto donde puede terciar la conversa. Para ello montó guardia junto con gremios y sindicatos que nuclean a los enfermeros. Del otro lado de la vereda, el bloque uniforme que responde al Gobierno no se quedó atrás e hizo lo propio con asociaciones del mismo rubro.
Así, la Asociación de Enfermeros de La Costa, la Asociación de Licenciados y Docentes de Enfermería de la Provincia de Buenos Aires, la Asociación Civil de Enfermería Zona Norte y la Sociedad Argentina de Enfermería Legal y Forense enarbolan junto con Cambiemos la puja por la creación del Colegio, mientras que -por el lado del peronismo- sindicatos de la actividad, entre los que se destacan
el de Salud Pública y la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina, tensan la cuerda para arrastrar esa colegiatura en una nueva propuesta: la creación de la Dirección de Enfermeros de la Provincia.
Dentro de la puja discursiva, como era de esperarse, afloran las interpretaciones y prejuicios políticos tanto de aquellos que proponen como de los que se oponen. En diálogo con La Tecla, la legisladora del oficialismo Flavia Delmonte habló sobre las bondades de la colegiatura y aseveró que “busca poner en valor la profesión y darle las herramientas para que estén en igualdad de condiciones frente a una deuda histórica de todos los bonaerenses”. En este punto en particular sostuvo que “la iniciativa garantiza la capacitación constante, que se le hace muy difícil a los enfermeros que están en relación de dependencia con los estados municipales”.
Por el lado del peronismo, en cambio, hacen foco en la matriculación que la iniciativa contempla. En una entrevista que este medio mantuvo con Guillermo Escudero, el diputado del bloque PJ Unidad y Renovación aseveró que “lo que está claro es que quieren generar una colegiación para cobrar una matrícula. Hoy, muchos psicólogos están protestando porque la matrícula del Colegio de Psicólogos no te genera otra cosa que estar matriculado y te exige tener que estar pagando la Caja de Psicólogos. Esto, trasladado a la enfermería, sería un agravante, porque en un 95%, los enfermeros trabajan en relación de de-pendencia y con escasos sueldos”.
Además, el legislador le cayó a la re-presentatividad de las asociaciones que empujan el proyecto. En tal sentido sostuvo que “no representan ni el 15% de los enfermeros que ejercen dentro del territorio bonaerense”.
Como si fuera poco, Pedro Borgini, secretario general de ATSA La Plata, se metió en la conversación para seguir criticando la iniciativa que se gesta en la Cámara Alta: “En uno de los artículos habla de un ente que se crearía para controlar a los enfermeros, y se les aplique algún tipo de falta en la profesión que los podría llegar a suspender por dos años”.
Frente a la aparición en la diatriba de la parte sindical, la propia Delmonte ya abrió el paraguas y señaló que los gremios visualizan un “miedo absurdo” a perder representatividad mediante la implementación de una colegiatura. No obstante reconoció que “si los enfermeros se agrupan merecen tener autonomía, como casi todo el resto de los profesionales de la salud”.
En efecto, las sospechas cruzadas ha-cen al oficialismo y la oposición mantener alta la guardia, y cada contraargumento devela que detrás de las posturas que cada parte sostenga para velar por la profesión coexisten -bajo la alfombra- intereses políticos que les caen más simpáticos a unos u otros.