La Tecla
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Hace ya algún tiempo que las instituciones que rigieron el comportamiento social durante años comenzaron a ser puestas en tela de juicio, para pensar otras formas de vida basadas en la libertad y el respeto, pero primando el placer individual. Las relaciones de pareja no son la excepción y lo que resultaba tabú, de a poco, está dejando de serlo.
Ahora, una nueva palabra se incorpora al vocabulario popular: el poliamor. En este marco, La Tecla dialogó con la Licenciada Patricia Viviana Montenegro.
¿La monogamia está en crisis?
Sí, porque lo están instituciones tales como el matrimonio y la familia. Entonces, esto empieza a dar lugar a otras formas de relacionarnos.
¿Es el caso del poliamor?
El poliamor puede definirse como una relación de más de dos personas al mismo tiempo, donde todas las partes involucradas saben y están de acuerdo. Algo primordial en esta práctica es que va más allá del género y de lo genital; la única condición es que exista afecto de por medio. Por lo que se puede no estar en pareja y, sin embargo, concebirse poliamoroso.
¿Tiene normas propias?
Sí, como todas las variantes de vínculos humanos, el poliamor también tiene sus reglas. Estas no son universales, es decir, así como cada pareja establece sus contratos, todos los integrantes de una relación poliamorosa deben pautar sus acuerdos; y estos siempre son personalísimos y van a variar en cada relación.
¿Por qué este tema genera tanto revuelo social?
El poliamor es la tendencia sexual que la sociedad no acaba de aceptar. La no monogamia es menos aceptada, por la familia y la sociedad, que la homosexualidad; porque, al fin y al cabo, la homosexualidad repite el modelo tradicional de dos personas que tratan de armar una familia y hasta tener hijos.
En el caso de una familia constituida en la que los adultos eligen esta práctica, ¿hay que hablarlo?
Siempre es importante hablarlo y explicarlo. Los chicos y los jóvenes entienden todo mucho más fácil que los adultos, donde aparecen más resistencias porque está más arraigado el modelo convencional o tradicional de la pareja y el matrimonio. Pero, justamente, como estamos en una etapa de transición, hay más apertura y los chicos son los menos prejuiciosos.
Además, y retomando la idea del revuelo social que genera, el poliamor tiene por finalidad ir en la búsqueda del placer, es decir, es opuesto a lo que se promovió culturalmente donde se apuntó más a la pareja, la familia, los fines reproductivos. En el poliamor prima el placer individual por sobre la supervivencia de la familia y de la sociedad.
¿Estamos todos en condiciones de practicarlo?
No. Cada caso es particular y depende del modelo y proyecto de pareja que cada uno desee.
El poliamor, ninguna novedad
La especialista comenta que Sigmund Freud ya había advertido que aun el amor genital heterosexual es menoscabado por las restricciones de la legitimidad y de la monogamia. Y parafrasea: “La imposición de una vida sexual idéntica para todos, pasa por alto las discrepancias que presenta la constitución sexual innata o adquirida de los hombres, privando a muchos de ellos de todo goce sexual, y convirtiéndose así en fuente de injusticia".