La Tecla
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Lalo Mir narró en su texto “El mate y un amor” que esta infusión “es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo. Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es hola y la segunda: ¿unos mates? Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan. Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara”.
Y es que el mate es un clásico argentino. Los toman personas de todos los géneros, de todas las edades y de todas las clases sociales. Lo beben solos o acopañados. Y hay quienes lo prefieren amargo y caliente. Mientras otros los reversionan entre un tibio, lavado y dulce.
Sin embargo, hay una manera de hacer un buen mate y acá te dejamos los tips:
Mate: debe ser de calabaza y estar cuidadosamente curado. ¿Cómo? Dejando el mate lleno de yerba, nueva o usada hasta el borde, y luego agregarle agua caliente. Con ello se ablandará el sobrante y tras un par de horas este hollejo tendrá que ser removido con una cuchara, raspando el interior.
Yerba: la marca corre por cuenta del consumidor. Pero lo fundamental aquí es llenarlo con ¾ de la hoja elegida. Luego, debemos cubrir la boca del mate con la mano y sacudirlo para que el polvillo quede arriba y la bombilla no se tape.
Bombilla: hay quienes aseguran que las mejores son las de caña porque no le modifican el sabor a la yerba.
Temperatura del agua: Debe servirse caliente, pero no a más de 100° porque quemaremos la yerba.