Nada salió como era esperado. La citación de Mourelle y Distefano terminó rompiendo con la idea de “equipo” que pretendieron mostrar con el apoyo de todos los integrantes del Ejecutivo en el Recinto del HCD. Cuando terminó la intervención de los soldados de Arroyo, fueron todos citados a una reunión de Gabinete. La discusión y la falta de criterios en común tocó la puerta.

El Intendente Arroyo vio toda la Sesión Extraordinaria por el canal de Youtube, herramienta que ayuda a la hora de enterarse las novedades, nadie se lo debe contar, él mismo ve todo. Gritos, enojos y más tensión fue lo que se vivió en el despacho principal de la comuna.

El fastidio fue con Hernán Mourelle, que hablo y por demás en el Recinto. La estrategia que usó no fue aceptada por nadie, porque no fue técnico sino político, y el costo a pagar por lo sucedido será netamente político. Las declaraciones de Mourelle también fueron un problema, porque aseguró que el tema se iba a judicializar “y esto es político”.

Según detalló La Tecla Mar del Plata (www.lateclamardelplata.com.ar), el conflicto con el Sindicato de Trabajadores Municipales es una gran preocupación del SIM. “La falta de acuerdo por la paritaria puede llevar a un paro de indeterminado” se dijo en la reunión y Mourelle contestó: “que hagan paro si quieren, contrato el servicio”. Fue el punto máximo de soberbia. Que terminó con la renuncia sobre la mesa del Secretario de Gobierno Alejandro Vicente.

Pero todo fue un poco más allá, porque quien realmente estaba enojado fue Guillermo Arroyo, no solo con Mourelle, sino con Guillermo Sáenz Saralegui a quien se está pensando fuertemente separa de Agrupación Atlántica.

Además, la bronca de los funcionarios también pasó por el apoyo que tuvo de los Concejales en un momento la gestión, y supo perder por las malas decisiones. “Eso también es culpa de Mourelle” dijeron los presentes.

Mientras tanto, afuera la policía cumplía con la orden de retirar el árbol de Navidad hecho por los acampantes con neumáticos usados. La tensión allí también creció, pero no pasó a mayores. El árbol se desarmó y los neumáticos fueron desparramados por la avenida Luro.