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17 de diciembre de 2018
REVISTA QUE

Escuelas y calles bajo agua, la prioridad de Larreta es gastar millones en veredas

Desde la madrugada hay fuertes lluvias en la Capital Federal. La furia de los vecinos por las calles inundadas, escuelas bajo agua que sigue siendo moneda corriente en el distrito con el presupuesto más rico del país.

Escuelas y calles bajo agua, la prioridad de Larreta es gastar millones en veredas
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A lo largo de 2018 el gobierno de la Ciudad ha anunciado un sin número de obras que han llevado adelante "para mejorar la calidad de vida de los vecinos", como los viaductos en diferentes barrios porteños y como ha denunciado Revista Qué (www.revistaque.com) en varias oportunidades ha destinado una millonaria suma de dinero en reparar veredas.

Sin embargo, cada vez que llueve la Ciudad termina inundada, lo que genera la furia de los vecinos que no puede transitar por las calles porteñas debido a las inundaciones provocadas por el temporal.

El Premetro está interrumpido por anegamiento, está suspendido el servicio en la línea C del subte, en la línea B las formaciones no se detienen en la estación Callao sentido hacia Alem y está cortado el túnel de Avenida San Martín. En tanto que en la Autopista Buenos Aires-La Plata recomiendan circular con precaución por sectores que están anegados.

Además, el túnel de la Avenida San Martín, a la altura Pedro Morán, ubicado en el barrio porteño de Villa del Parque, se encuentra anegado en ambas manos.

Desde comienzos de la gestión del ahora presidente Mauricio Macri hasta la del actual jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, el mantenimiento del espacio público es uno de los puntos del Presupuesto porteño que más partidas reciben. Sin embargo, dentro de tantos millones distribuidos se esconde una fenomenal caja de financiamiento político, a la que más ha recurrido el macrismo, primero, y el larretismo, después.

En el epicentro se ubica el ministro de Ambiente y Espacio Público, Eduardo Macchiaveli

Las empresas contratistas se repiten, como también la falta de controles, que generó varios informes de la Auditoría General de la Ciudad, donde reiteran que no hay mecanismos para poder saber a ciencia cierta cuánto de sobreprecio podría haber en las licitaciones o contrataciones directas. Incluso se llegó a situaciones insólitas, como la que se vive en la Junta Comunal 4 con el exceso de hectáreas para cortar el pasto.

En las últimas semanas, lo que más revuelo generó fueron las presuntas irregularidades en el mantenimiento de las aceras, porque en muchos casos se repiten los trabajos y se levantan veredas que no estarían en mal estado. “El problema ahí es que para la colocación de las mismas se contrata a empresas que, como tienen empleados mal pagos y sin calificación para el trabajo, hacen la obra mal y después hay que volver a arreglarla”, se excusó, insólitamente, un funcionario al tanto de la operatoria.

El negociado, según denunció, no sería en la compra de las baldosas sino en la colocación de las mismas. “A las empresas (ya sea por las veredas o el trabajo en espacios verdes), por la forma de subcontratación que hacen les alcanza con un 40% de la licitación para cubrir los costos; a eso su-male el retorno. La ganancia es gigantesca”, contó una fuente del propio gobierno.

Los cuadrados son comprados desde hace décadas a la empresa cordobesa Blangino (provee desde 1974), que a lo largo de los años no recibió denuncia alguna. “Son serios y están híper limpios”, graficó un empresario de la obra publica porteña. Esa firma provee el 90% de las baldosas que se colocan, mientras que el restante 10% se produce en las plantas de reciclado de la Ciudad.

Cuando Macchiavelli ocupó la Secretaría de Gestión Comunal y Participación Ciudadana, entre 2011 y 2015, se llevó adelante un esquema de licitaciones gemelas con el Ministerio de Ambiente y Espacio Público. Desde 2011 a 2013, cuando el titular de esa cartera era el actual vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, la operatoria floreció sin roces. Pero los problemas llegaron cuando arribó Egdardo Cenzón y no permitió que Macchiavelli se hiciera cargo de las licitaciones, sino que las monopolizó él.

Ante ese escenario Macchiavelli se refugió en las contrataciones de las comunas. Con el cambio de nombres en 2015, y ya como ministro, intentó volver al viejo esquema con el subsecretario de Descentralización, Sergio “Chiche” Constantino, como aliado. Pero no llegaron a buen puerto debido a que “cada uno llevaba agua para su molino”. Constantino, más cercano al peronismo en Cambiemos, perdió en esa interna.

Para no replicar el modelo con su salida y, también, cuidar a uno de sus golden boy, Facundo Carrillo (que absorbió las competencias sobre la relación con las comunas pero no las obras), “ahora todo lo maneja Eduardo”, dijeron en Uspallata. Carrillo sólo se quedó con la relación con las comunas y la ciudadanía. “Es un perfil diferente al de Eduardo en ese sentido, no quieren que quede en polémicas por temas electorales, además”, agregó la misma fuente.

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