31 de diciembre de 1969
La implacable tarjetera ...
Habló del respeto de los automóviles al prójimo pero estacionó en doble fila
"A mí no me importa de quién es; lo que me importa es cumplir con mi obligación y no puedo dejar que estacione ningún auto en doble fila", le dijo la vendedora de tarjetas de estacionamiento al chofer del futuro ministro del Interior, que en el Registro Civil de Olavarría daba clases de tránsito
Una vendedora de tarjetas de estacionamiento medido dio ayer por la mañana frente a la nueva sede del Registro Civil de Olavarría un ejemplo notable: cumplió con su obligación y obligó al chofer del ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Florencio Randazzo, a mover el auto oficial que estaba parado en doble fila.
"A mí no me importa de quién es; lo que me importa es cumplir con mi obligación y no puedo dejar que estacione ningún auto en doble fila", le dijo al chofer del Nº 2 de la Provincia, quien además fue designado Ministro del Interior de la Nación.
Es decir, le obligó a respetar la ley de tránsito más básica a uno de los dirigentes políticos más influyentes de la República Argentina.
Tras pocos minutos de parada implacable de Marta, el auto debió ser sacado del lugar. Y Marta siguió su trabajo, como si nada.
El hecho ocurrió a las 12:10, frente al renovado edificio del Registro Civil que el Ministro inauguró en Olavarría. La comitiva venía de inaugurar otra sede, la de Documentación Rápida, en Vicente López entre Hornos y Vélez Sárfield, donde ya había tenido lugar el mismo doble mensaje: adentro se habló de la necesidad de que los automovilistas respeten al prójimo, mientras afuera los coches de los funcionarios paraban en doble fila.
En la nueva sede del Registro Civil llegó el cambio de situación, de la mano de la implacable “tarjetera”. Con el Ministro saludando adentro de la sede del nuevo Registro ubicado en Belgrano entre Rivadavia y Moreno, el auto lo esperaba en marcha, en doble fila, con el chofer parado al lado.
- “No puede parar acá, en doble fila”, le dijo Marta al hombre.
- “No, pará que estamos con el Ministro”, le avisaron desde la comitiva.
- “A mí no me importa de quién es el auto; yo cumplo con mi obligación y no puedo dejar que estacione en doble fila”, le dijo.
El chofer sacó el auto y Marta Quilodrán, que hace dos años que trabaja en la venta de tarjetas siguió su trabajo como siempre.