La Tecla
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Lo que muchas voces venían alertando desde hace tiempo ocurrió este fin de semana en el Puerto de Mar del Plata, cuando se produjo un derrame de 40 mil litros de líquidos contaminantes luego de ceder la estructura de un tanque industrial de la ex Moliendas del Sur. Los desechos fueron a parar a la playa pública, en un marco de total ausencia de los organismos de control y sin el más mínimo abordaje ante este tipo de desastres.
Las miradas por la responsabilidad del hecho apuntan a Martin Merlini, el hombre que desde el 4 de abril de 2016 preside el Consorcio Portuario Regional Mar del Plata, el ente provincial responsable de la administración y explotación del puerto local, que funciona a través de un órgano colegiado de once miembros, cuyo presidente es designado por el Poder Ejecutivo Provincial.
Merlini llegó con discursos rimbombantes y prometedores, donde se hablaba de la recuperación de muelles y el autosustento, pero sus actos siempre quedaron a mitad de camino.
¿Quién es Martín Merlini?
Es un militante del PRO e integrante de la Fundación Pensar. Se define como amigo de Guillermo (Guillo para él) Dietrich, y se piensa cercano a la gobernadora. No fueron sus antecedentes de más de 20 años como agente marítimo los que lo pusieron al tope de las consideraciones de María Eugenia Vidal para reemplazar a Jorge Hidalgo, sino sus fluidos contactos políticos.
Dos nombres claves lo catapultaron al Consorcio: los por entonces concejal y presidente del PRO marplatense, Juan Aicega; y el subsecretario de Actividades Portuarias de la Provincia, Marcelo Lobbosco.
Con el actual diputado nacional, Merlini aceitó una fructífera relación en la Fundación Pensar, donde rápidamente se transformó en el experto en materia portuaria, algo no menor en una ciudad como Mar del Plata. El otro funcionario determinante fue Lobbosco, actual interventor del Instituto Nacional de Desarrollo Pesquero (INIDEP), con también cosechó buenas migas en la nombrada fundación.
En funciones. Higaldo, Lobbosco y Merlini, cuando asumió el cargo en 2016
Aicega y Lobbosco fueron quienes obtuvieron el ok del entonces ministro de Producción, Ciencias y Tecnología, Jorge Elustondo, y de la gobernadora María Eugenia Vidal, que oficializó su nombramiento a fines de marzo de 2016. A partir de mayo 2017 el principal nexo de Merlini con la administración bonaerense paso a ser el flamante titular del reestructurado Ministerio de Producción, Javier Tizado.
Ese vínculo no estaría tan afinado con el subsecretario de Puertos, Rodrigo Silvosa, alineado más bien al interventor del Puerto de Buenos Aires, Gonzalo Mórtola. Sin embargo, el organismo que ente otras funciones tiene el contralor de la actividad portuaria de la provincia de Buenos Aires, viene haciendo la vista gorda a los desmanejos de Merlini.
Reunión de trabajo junto al diputado Juan Aicega y el concejal Volponi
Merlini, sin Código
La desidia con la que el hombre del PRO maneja el Consorcio se evidencia, por ejemplo, con la pérdida del Código Internacional para la Protección de los Buques y de las Instalaciones Portuarias (Código PBIP), el año pasado y por la no realización de obras. Allí también las advertencias estaban a la orden del día.
En octubre la noticia cayó como un baldazo de agua fría: tras 14 años, el Puerto de Mar del Plata ya no contaba con la certificación de seguridad internacional. La desidia e inoperancia de Merlini, quien no llevó adelante obras y tareas de mantenimiento mínimas, expuso a la joya de la ciudad a partir de falencias que desde hacía meses venían siendo advertidas por Prefectura. El Puerto ya no podía dar las garantías de seguridad con las que se comprometió a través de un convenio internacional firmado entre países portuarios luego del atentado a las Torres Gemelas. Menos de un mes después el puerto recuperó el status, habiendo realizado una inversión de $1,5 millones.
El derrame se da, además, dos días después que La Provincia oficializó la entrega de un subsidio de $20 millonesal Consorcio Portuario Regional Mar del Plata para la realización de obras de mantenimiento e infraestructura. Sin embargo, el mismo estaría destinado a cubrir los baches financieros de la administración de Martín Merlini que se arrastran desde las obras de dragado en 2017.
En rigor, ya en diciembre Merlini había pedido un préstamo por $15 millones al Banco Provincia, que a punto de ser entregado fue anulado desde La Plata. La idea de “puerto autosustentable” que pregona el funcionario quedaría así en evidencia. Con la intervención del ministro Tizado se barajó la posibilidad de apelar a un subsidio bajo lo dispuesto en el decreto 467/07.
Sin embargo, fuentes del sector alertaron a La Tecla Mar del Plata sobre inconsistencias técnicas para enmarcar las obras que se pretenden en ese subsidio, por lo que el Tribunal de Cuentas podría emitir algún dictamen negativo a futuro. El pedido de Merlini no se realizó bajo el formulario de “Solicitud de Subsidio y Declaración Jurada - Instituciones o Entidades” y no se detalló el destino de los fondos, como requiere el Artículo 6 del decreto firmado por el entonces gobernador Felipe Solá.
“El subsidio viene a tapar el bache del dragado”, coincidieron distintas fuentes consultadas por este medio. El dragado de 2017 fue mayor al previsto y terminó costando un total de 3,5 millones de dólares, según el monto oficial informado por Merlini. También indicaron que iría a cubrir el déficit que se generó a partir de las obras realizadas para recuperar la categoría de puerto internacional, como así también los paseos turísticos recientemente inaugurados.
Así entonces, la pregunta que se abre es sobre la transparencia que tendrá la ejecución de esos fondos, teniendo en cuenta el oscuro historial de la administración Merlini. En la familia portuaria son varios los que alzan la voz no sólo contra al Consorcio, sino también ante la falta de controles de parte de la subsecretaría de Puertos e Industria, a cargo de Rodrigo Silvosa, y del Ministerio de Producción de Javier Tizado, uno de los firmantes del subsidio entregado a Merlini.
Remoción de buques: uno de los anuncios que no se concretó
En noviembre del 2017, Merlini lanzó un ambicioso plan de remoción y desguace de barcos inactivos y hundidos. Con el fin de recuperar 110 metros de muelles, la idea era extraer, en primera instancia, 14 buques abandonados. Supuestamente la acción implicaba cero costo al Estado, pues eran los empresarios quienes se harían cargo del alto gasto. Pero eso no sucedió.
La Ley de Navegación sostiene que los barcos hundidos son responsabilidad del Estado, por eso los empresarios, siempre cuidando sus riquezas, dejan los buques abandonados esperando que sea, en este caso, Merlini quien se encargue del operativo de remoción. Pero el funcionario de Vidal tampoco lo hace. Trece meses después los barcos continúan ahí, ocasionando una verdadera bomba ambiental para las aguas marplatenses. Un ejemplo de esto es la Draga Mendoza olvidada en la Escollera Norte, ocupando un área operativa de 116 metros.
Refulado en Playa Grande: otro de los anuncios que no se concretó
Las playas de Mar del Plata padecen una erosión constante por la acción de las corrientes marinas. Por eso, Martín Merlini tuvo una brillante idea, que complementaría al dragado.
Los sedimentos que extraería con la draga, serían dispuestos en Playa Grande para ganar más espacio de arena. El presidente del Consorcio anunció el proyecto antes de conocer la calidad de la arena a remover por la draga. Antes de firmar el contrato con los concesionarios de los balnearios, la OPDS aseguró que la calidad de los sedimentos no era óptima para realizar el refulado. Los empresarios terminaron quitando arena de otro lado, y Martín Merlini una vez más pecó por ansioso.