2 de abril de 2019
PARAFILIAS
Conocé los nueve fetiches sexuales más comunes
Existen una serie de conductas vinculadas a la personalidad de los seres humanos que funcionan como un estímulo más a la hora de la intimidad. La Tecla te muestra algunas
La sexualidad es un aspecto más de la personalidad de los seres humanos. Todo aquello que nos gusta y nos excita encuentra su correlato en lo que en realidad somos. Por eso, los fetiches se sustentan sobre el carácter de los individuos.
¿Pero qué es el fetichismo? Es una parafilia que consiste en la excitación erótica o la facilitación y el logro del orgasmo mediante un objeto que puede ser desde una prenda hasta una parte del cuerpo en particular, o la conjunción de ambas.
En este sentido cabe destacar que cuando una condición en particular se vuelve un elemento indispensable para provocar deseo sexual estamos hablando de un fetiche.
Sin embargo, lejos de lo que popularmente se piensa, este no es un trastorno, sino una simple manifestación de la sexualidad, ya que, por lo general, la conducta fetichista ayuda a la conducta sexual normal. Es decir: funciona como un estímulo que no limita ni coarta la intimidad y el placer, sino que potencia y complementa el goce.
Existen cientos de prácticas y comportamientos fetichistas, desde los más comunes hasta los más extravagantes. Y a pesar de que en diversas oportunidades se han estudiado las causales de su manifestación, las investigaciones han arrojado numerosas teorías, pero ninguna certeza.
Como suele decirse, en el sexo vale todo. El único límite estará dado cuando una de las partes no esté de acuerdo o no se sienta a gusto. Pero, mientras tanto, el abanico de posibilidades es inmenso, y sólo es cuestión de lanzarse al juego sin temores ni prejuicios.
Por ello, en esta nota, revista La Tecla desmitifica los fetiches sexuales y te presenta una lista de los nueve más comunes en hombres y mujeres.
Podofilia
Más común en varones, las personas que tienen este fetiche se excitan con los pies de su pareja. A tal punto los enciende que, muchas veces, precisan tocar, lamer u oler esas extremidades para experimentar el orgasmo o la satisfacción sexual plena.
Altocalcifilia
Relacionado con el retifismo (parafilia caracterizada por la atracción al calzado), en la altocalcifilia, el placer está dado por observar o llevar puesto zapatos de taco alto.
Habitual en hombres, estos logran el clímax cuando ella no se quita sus plataformas.
Travestismo
Este fetiche es mucho más común de lo que popularmente se piensa. Aquí, las personas necesitan usar ropa del sexo opuesto o ver a su pareja luciéndola, ya que el hecho de llevar al menos una prenda “prohibida”, los excita enormemente.
Juego de roles
Los disfraces eróticos pueden otorgarle una pizca diferente a la relación sexual. Y es que los juegos de roles permitirán que las parejas se encuentren en otro nivel de excitación. Los looks más elegidos son el de enfermera, mucama, policía y bombero.
Tricofilia
También conocido como “el fetichismo del cabello”. Aquí, la pasión erótica lograda por la melena adopta diversas formas. Es por ello que algunos tricófilos pueden ver potenciada su excitación a partir de determinadas longitudes, colores, texturas y cortes.
Triolismo
En esta parafilia, la excitación reside en observar a la propia pareja teniendo sexo con una tercera persona, o con varias al mismo tiempo. Los hombres suelen ser más propensos a tener esta fantasía sexual.
Voyeurismo, pasión por ver
Placer sexual que sienten algunas personas por observar a otras en situaciones eróticas. Mientras muchas se encienden al espiar, es decir, cuando la otra no es consciente de que la observan, algunas gozan al ser espectadores autorizados.
Atracción por los piercings
Hay quienes se avivan con las perforaciones en distintas partes del cuerpo. Si bien algunos se ubican en zonas erógenas, tales como pezones, genitales, labios y lengua, muchas veces, la excitación está dada por el contacto con el frío metal.
Sumisión y dominación
Hay que distinguir que en este caso, la excitación y satisfacción están dadas por la dominación, sin necesidad del sadismo. Habitualmente suelen incorporarse juguetes sexuales (muñequeras, tobilleras y látigos) al acto íntimo para lograr la sumisión.