23 de octubre de 2024
LIDERAZGOS CUESTIONADOS
Peronismo en crisis: desencuentros que concluyeron con una riña que nadie esperaba
La disputa interna en el justicialismo deja en claro las disconformidades con la actual conducción de Cristina Fernández. Las tensiones que brotan del pasado.
El Congreso del PJ nacional realizado el 22 de marzo comenzó a marcar el derrotero del peronismo que ahora se encuentra en las puertas de una inédita elección interna (sería la primera en la historia) para definir su presidente. En aquel entonces no hubo acuerdo a ungir al reemplazante de Alberto Fernández y todo fue cuesta arriba.
Ese día ya se expresaban las diferencias entre el camporismo y el kicillofismo, que se evidenciaron en la instancia que tuvo a Gildo Insfrán como presidente. Cristina Alvarez Rodríguez, que es vicepresidenta primera, fue propuesta por el sector que acompaña a Kicillof, pero los cristinistas plantearon que no le correspondía porque no había orden de prelación en los vice.
Ante esto, un llamado a Insfrán le hizo saber que CFK quería que sea Wado de Pedro, pero el formoseño le contestó “si Cristina quiere que sea Wado que me llame, me diga que tiene que ser él y lo discutimos, sino que lo presida ella”.
Desde allí la tensión escaló más y hubo varios candidatos frustrados. Sin Wado en la cancha se tiró el nombre de Lucía Corpacci, que tampoco prosperó. Juan Manzur fue otro de los propuestos, pero alegó que en esas condiciones no lo haría. Hasta que Ricardo Quintela levantó la mano y se propuso para ser la prenda de unidad. Además, su objetivo estaba puesto en batallar contra Martín Menem, el actual titular de la Cámara de Diputado de la Nación, y un escenario nacional le daría mejores condiciones.
Kicillof le habría advertido a Quintela que primero debía hablar con Cristina, pero el riojano sólo habló con alguien del entorno de la expresidenta para obtener la bendición y salir a caminar. De hecho, hubo dos actos en que se observó a ambos dirigentes junto a Corpacci y La Cámpora (en San Vicente y La Rioja). El resto es historia conocida, el operativo clamor lanzado no tuvo mucho rebote, Cristina publicó su carta, nadie se bajó de sus intenciones y todo aparenta que terminará en las urnas.