24 de octubre de 2024
UNA PELEA INTIMA
Varios sucesos que agravaron la relación entre Kicillof y Máximo
El vínculo entre el Gobernador bonaerense y el líder de La Cámpora es un capítulo aparte en la interna del peronismo. Los antecedentes que marcaron una grieta.
Desde el comienzo, Cristina Fernández siempre debió vascular en la tensa relación entre su hijo biológico y su hijo político, pero la mala relación Máximo – Axel se agravó en los últimos años y desde 2021 definitivamente abrazó al vástago que parió hace 47 años.
En 2017, en vísperas de la campaña legislativa, Cristina le pidió a Kicillof que recorriera distritos de la Provincia a los que ella no iba a llegar. Después de la elección, ya en 2018 el exministro de Economía sacó una conclusión: “Vidal no es invencible, se le puede ganar”. Entonces ella lo empujó a que siguiera caminando y Axel tomó envión para ser candidato a gobernador.
En paralelo, Máximo les prometía a los intendentes que sería uno de ellos quien le disputaría a Vidal el sillón de Dardo Rocha. El elegido era Martín Insaurralde. Pero, a la hora de la verdad, y con los números en la mano, CFK bendijo a Kicillof.
Cuando asumió, el Gobernador armó gabinete con los suyos y La Cámpora se quedó con menos lugares de los esperados. Sobre las espaldas de Kicillof recayeron los reproches internos por la derrota en las PASO legislativas de 2021. Entonces, la intervención y la llegada de Insaurralde a la Jefatura de Gabinete. “¿Por qué me ponés a un enemigo?”, le preguntó Kicillof a Cristina en El Calafate, cuando hizo el último intento por quebrar la voluntad de Máximo de colocar en el Gobierno. “Vos sos el gobernador, tenés que conducirlo” fue la lacónica respuesta de la señora.
Se sabe cómo terminó el paso de Insaurralde por el gobierno, pero antes del final mediático e inesperado sucedieron dos episodios que resquebrajaron aún más la relación. En la acalorada discusión que ambos mantuvieron previo al cierre de las candidaturas el año pasado, Kicillof acusó a Máximo de operar en los diarios que Axel debía ser candidato a presidente e Insaurralde a gobernador. No se fueron a las manos porque intervino Cristina, quien se quedó sola con el mandatario bonaerense, le recordó que ella nunca le había pedido que fuera a la carrera presidencial, lo ratificó en la Provincia y le recomendó no leer los diarios.
Máximo tampoco pudo lograr después, por la resistencia de Axel, desplazar a Verónica Magario de la candidatura a vice para colocar allí al lomense. Kirchner se lo cobró dejando sin lugar en las listas a los sectores que ya se mostraban más cerca de Axel.
Y no fue el último capítulo. Hasta último momento Kicillof intentó evitar que un insaurraldista quedara al frente de la Cámara de Diputados. No pudo. Y a pesar que en la Legislatura pivotean entre leyes que salen y otras que se demoran, la tensión entre el Parlamento y el Ejecutivo se mantiene siempre cerca del punto rojo.