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Argentina
17 de octubre de 2019
SANTIAGO LOPEZ MEDRANO

"Con la grieta, no tenemos destino"

El ministro de Desarrollo Social de la Provincia dice que hay que plantearse como sociedad por qué desde hace 18 años el país está en emergencia alimentaria, y asegura que “lo peor que se puede hacer es política con la pobreza”

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El ministro de Desarrollo Social bonaerense hizo un alto entre la fatigosa tarea de atender las necesidades sociales y la campaña para una charla con La Tecla en la que habla de lo que se avanzó, de lo que falta y de la imperiosa necesidad de dejar de lado las profundas diferencias políticas.

-Usted dijo que esta es una provincia que duele, ¿qué responsabilidad le cabe a este gobierno en ese dolor?
-Nos cabe la responsabilidad de que hace cuatro años somos gobierno, y que desde el día uno hicimos este diagnóstico y lo pusimos sobre la mesa. Seguramente, en la pobreza medida por ingreso está el impacto de la devaluación, sobre todo por los precios de los alimentos. Nosotros hemos acompañado en esa pelea, que tuvimos que dar para que los programas provinciales no perdieran frente a la inflación, pero siempre es una pelea en la que uno corre en desventaja. Y no permite avanzar con la solución de fondo, que es la creación de empleo genuino, atado a la educación. Hay temas en los que sentamos bases para ese desarrollo, pero son procesos de varios años. 

-En la campaña se coló el tema de la emergencia alimentaria. ¿Qué opina?
-La emergencia alimentaria en Argentina existe desde el 6 de enero del 2002, con un decreto de Duhalde que después se ratificó por ley. De hecho, la ley que votó el Congreso ahora, lo que hace es prorrogar la que vence a fin de año y llevarla hasta el 2022. Por supuesto que hay que plantearse, entre otras cosas, en qué hemos fallado como sociedad que hace 18 años que estamos en emergencia alimentaria. Nosotros pudimos aumentar partidas y creamos programas nuevos, como “vaso de leche por día” o la “red de espacios comunitarios”, sin necesitar una ley de emergencia. 

-¿Cuánto aumentó la asistencia alimentaria del ministerio en el último año?
-Empezamos a hacer esfuerzos importantes a mediados del año pasado, cuando fue la primera devaluación. Una de las medidas fue universalizar desayuno y merienda; creamos la red de espacios comunitarios, que son mil comedores barriales que por ahí no tenían la formalidad jurídica pero tenían un rol, y les damos una tarjeta para compra de alimentos, que se recarga mensualmente. Todo ese paquete de medidas fueron 1.200 millones de pesos extra en 2018.

-¿Le alcanza el presupuesto?
-Yo lo administro de una manera para que alcance. Si uno toma el presupuesto de Desarrollo Social desde 2015 para acá, siempre ha crecido, incluso por encima de la inflación. A veces, cuando se habla de inversión social, no es solamente el presupuesto de este ministerio, tenés que sumarle lo de Salud, Educación, Infraestructura, Vivienda. Por definición de María Eugenia (Vidal), siempre tuvimos el apoyo para el refuerzo tanto para partidas alimentarias como de programas.

-¿Cuánto reforzaron este año?
-Hicimos un refuerzo en marzo, otro a mediados de año, y uno hace poquito, que anunciamos en agosto. Cuando uno mira toda la película ve que hay un acompañamiento en muchos casos por encima de la inflación. Y hay un seguimiento, una lógica; no es que salimos de golpe con una medida. El SAE subió 20% extra: 10 en septiembre y 10 en octubre. Igual las demás partidas.

-¿Se puede terminar la grieta?
-Yo confío que sí, porque si no, no tenemos destino como sociedad. Es necesario. En época electoral, esas cosas se agudizan, pero también, el diálogo y el trabajo conjunto con gente que no piensa parecido es un poco la esencia de la política. Como funcionarios y dirigentes políticos tenemos más responsabilidad, pero es un tema que toda la sociedad debe empezar a replantearse. 

-Se tiran dardos de uno y otro lado por la pobreza. ¿No es demasiado bajo hacer política con eso?
-Tremendo. Lo peor que se puede hacer es política con la pobreza. Escuchás gente hablando de pobreza desde el desconocimiento absoluto, y también hay como una idea de estigmatizar. Creo que la pobreza debería interpelarnos como sociedad, de por qué hace 30 años que no podemos salir del 25 por ciento de pobreza estructural, que ya ha impactado en varias generaciones. Si algo caracterizó a la Argentina en su momento es esta idea de que alguien que era pobre tenía la perspectiva de que su hijo iba a estar mejor, que fue el motor de la movilidad social ascendente, y hoy, en muchos lugares, eso no existe. Por el contrario, la perspectiva es que hay generaciones que siempre están un poco peor.

-¿Sobran diagnósticos y faltan soluciones, o hay diagnósticos equivocados?
-Es cierto que hay más diagnosticadores que ejecutores de las soluciones. A veces es un tema de ejecución de las soluciones, porque casi todo está escrito y hay ejes en los que todos los espacios políticos coincidimos. Sí se está empezando a dar un cambio cultural, que tiene que ver con miradas de mediano plazo, para ir un poco más allá de la coyuntura. Este es un ministerio donde tenés que distribuirte entre la diaria, la coyuntura, la emergencia y los proyectos de mediano y largo plazo. Por ejemplo, el SAE y El Estado en tu barrio son dos programas donde hemos podido trabajar en el mediano y largo plazo. 

-¿Sería frustrante que, si cambia el gobierno, esos planes se caigan?
-Más que frustrarme, me dolería, pero confío que no va a ser así. Más allá de lo personal sería doloroso en el sentido de que se instaló y se consolidó una manera de ha-cer política social, que tiene resultados me-dibles. El plan Más Vida, que nosotros mejoramos y continuamos, tiene 20 años en la Provincia. Las cosas que funcionan, uno tiene la obligación de sostenerlas.

-¿Balance de estos cuatro años?
-Me dan satisfacción muchas de las cosas que pudimos hacer. Las Casas de Encuentro comunitario; las mejoras en Penal Juvenil; el Estado en tu barrio en todos lados; el ministerio saliendo a la calle; que en cada emergencia, que no han sido pocas, siempre hubo una presencia fuerte; que recuperamos lo que fueron los Juegos Bonaerenses en su origen y los pusimos en un lugar muy digno, con mayor participación; que tuvimos una relación de ida y vuelta permanente prácticamente con todos los intendentes. 

-¿Se puede salir o hay que hacer algo drástico porque así no se sale?
-Se puede, se puede. Muchas de las cosas que hizo María Eugenia muestran que se puede. Hay cosas que eran impensadas hace cuatro años y hoy son realidad, desde la robótica en las escuelas hasta la red AMBA, pasando por las guardias de los hospitales. Cuando mejorás infraestructura le estás dando una mano enorme al tema productivo, que debe ser el despegue de la Provincia. No soy de los que creen que la provincia de Buenos Aires es inviable, me parece que es todo lo contrario. Haber recuperado el Fondo del Conurbano fue toda una decisión política y habla de ese desequilibrio que la Provincia arrastró durante mucho tiempo. Se puede, y ese es uno de los motivos por los que queremos que María Eugenia siga. 




“Hay gente que se empezó a acercar después de las PASO”

-¿Cómo está en San Martín, donde es candidato a intendente?
-Estoy contento con el trabajo que venimos haciendo, que lleva muchos años. Milito desde los 14 años, voy a cumplir 30 en política este año, y siempre en San Martín. Pudimos armar un equipo que me entusiasma y me da orgullo. En la elección legislativa (2017) fuimos uno de los distritos sin tierra que se ganaron; eso nos permitió consolidar el proyecto para este año, y estamos dando la pelea. Un fenómeno bastante interesante es que hay gente que se empezó a acercar después de las PASO, sorprende que gente que nunca había participado se quiere anotar como fiscal, o ser voluntaria. Nos votaron 70.000 personas, y de piso hay una responsabilidad con ellos, y también con salir a ver a aquellos que no nos votaron y que sí nos acompañaron hace dos años, cuando sacamos 102.000 votos. Estamos trabajando en eso. Lo mismo pasa a nivel nacional y provincial; la PASO fue un llamado de atención, y creo que se reaccionó a tiempo. 

-Si no se le da este año, ¿va a insistir?
-Hace 30 que estoy, y pienso vivir muchos más. Y esto es lo que me gusta hacer, así que, desde el lugar que nos toque el 27 voy a seguir, sí, claro.

-¿Por qué cree que en el Conurbano, pese a que hay distritos que están estancados, la gente apoya la misma política?
-El Conurbano es un escenario que me gusta analizarlo y trabajarlo. Hay casos y casos. En el 2015 hubo un quiebre, para muchos, impensado, en el que se fueron intendentes de 16, 20 o 24 años. Ahí se expresó la necesidad de la gente que se sentía estancada. En otros lugares (la continuidad), tal vez tenga que ver con liderazgos muy fuertes o con formatos estructurales de muchos años. 


“Las principales razones para no desdoblar la elección fueron válidas”

-Es contrafáctico, ¿pero también está convencido que si desdoblaban las elecciones, hoy la historia en la Provincia sería distinta?
-Creo que las principales razones para no desdoblar fueron válidas, porque es una provincia en la que gastar tres mil millones de pesos en una elección representa el 40 por ciento de lo que se in-vierte en comedores escolares. Creo que, en aquel momento, fue la decisión que había que tomar; hoy, con el diario del lunes, uno podría especular si hubiera sido una elección diferente. Tal vez hubiera sido más localizada y la gente habría podido evaluar más la gestión provincial o de los intendentes. Hoy estamos trabajando para dar vuelta la elección nacional y la provincial, y, en el caso de los municipios, la local.

-¿Es optimista?
-Sí. Soy optimista racional. Creo que tenemos posibilidades de entrar en un balotaje, y ahí la historia es otra. Y la Gobernación y los municipios, en la elección del 27, se definen por un voto.

-¿La Provincia está más difícil que el balotaje?
-Justamente por el sistema, porque la Provincia la ganás o la perdés por un voto. Creo que lo podemos hacer, tenemos que transmitir esto y que la gente pueda hacer esa evaluación de en qué Provincia quiere vivir.


“El SAE es una de las cosas en las que marcamos un norte”

-¿Avanzó de acuerdo a lo que se había planteado cuando llegó al ministerio?
-Siempre, cuando se hace un balance, lo primero que se piensa es en lo que no se pudo hacer. Pero hay tres o cuatro ejes importantes que quedan instalados como políticas de Estado. Uno es la mejora en el sistema de los comedores escolares, que cuando llegamos estaba abandonado, con seis meses de deuda, y hubo una decisión política de darle prioridad y financiamiento. Pero no sólo es ponerle plata al sistema, sino monitoreo, control, sentarnos con los municipios, cambiar la lógica y transferir el dinero directamente a los intendentes (antes iba al Consejo Escolar). Eso ha funcionado muy bien.

-El peronismo y los gremios reclaman más cupos en los comedores y más dinero por cada chico.
-Desde el inicio de la gestión hasta ahora, el dinero por cada chico aumentó más del 240 por ciento. Pero además tuvo la puntualidad en los pagos. El primer aumento fue de ciento por ciento, porque cuando llegamos se pagaba $6,30 por almuerzo. Y se hizo algo que nunca se había hecho, con universidades y organizaciones especializadas, y es que por primera vez hay un menú. Pensemos que es un sistema que es el más grande de Argentina, con 1.800.000 chicos comiendo. Se universalizaron el desayuno y la merienda: todos los chicos de escuelas primaria e inicial tienen desayuno o merienda. Por los cupos hacemos un monitoreo permanente. Dentro de las posibilidades de la Provincia hubo un aumento muy grande en fondos y se hizo un esfuerzo para que haya regularidad en las transferencias.

-¿Cree que alcanza con 33 pesos por chico?
-Alcanza. Lo que transfiere el SAE es exclusivamente para compra de alimentos, no incluye todo lo demás, como la cocina y el personal. El plato terminado tiene otros insumos que están cubiertos por el sistema. Aparte hay una transferencia semestral para equipamiento y ya pusimos en valor más de 200 cocinas. El sistema, siempre se puede potenciar y mejorar, pero es una de las cosas en las que marcamos un norte.

-Los sindicatos dicen que hay desfinanciamiento y vaciamiento de programas en la parte de Niñez.
-Lo que algunos gremios cuestionan viene desde cuando se crea el organismo provincial y pasa a depender del ministerio. En Argentina está la idea de que los rangos cambian la capacidad de gestionar, y no fue así, porque se recuperaron muchas de las funciones originales que estaban abandonadas. Es la primera vez que hay Centros de Atención y Derivación, que son para que reciban la primera atención los menores que están en conflicto penal. Hay un programa nuevo, Autonomía Joven, que trabaja el último año de un chico para prepararlo para el día después. Trabajamos Crianza sin Violencia con Unicef. Y hay miles de cosas en infraestructura.


“Entre un 20 y un 25 por ciento no logra salir de la pobreza estructural”

-¿Cómo ve la situación social de la Provincia?
-La Provincia tiene una pobreza estructural de muchos años y un déficit importante de infraestructura social. Nosotros pusimos el foco muy fuerte en eso y en la integración social y urbana, que es una prueba piloto que lleva dos años funcionando en 20 de los 1.600 barrios populares registrados, donde hicimos una intervención no solamente de obras de infraestructura, sino de trabajo social, de seguridad y de lucha contra el narcotráfico. Pero los números son muy claros: la Provincia, desde hace mucho tiempo tiene la mayor cantidad de personas en situación de pobreza.

-Se habla mucho de pobreza estructural, ¿qué estructuras hay que cambiar?
-Desde el 2001 para acá no hemos podido resolver esa situación de un 20 a 25 por ciento de la población que, independientemente de las mejoras de la economía o de la situación general, no logra salir. En las estructuras que hay que cambiar primero está el tema de la infraestructura básica: agua, cloaca, pavimento. Y lo que se está haciendo con la red AMBA de Salud, donde hay un trabajo de poner en valor 200 centros de salud. En el tema social hay que ayudar a las organizaciones que están en el territorio, porque ahí hay una red que brinda acompañamiento que necesitamos potenciar. Hay muchas familias que vienen de varias generaciones dentro del sistema de protección social pero que no han podido tener un empleo de calidad o no han tenido acceso a la educación. 

-¿Cómo es la relación con las organizaciones sociales?
-Como funcionario trabajo con ellas desde el 2002. La relación la planteamos de una manera muy abierta y clara, y dijimos que íbamos a trabajar con todos los que trabajen bien y en el territorio, y que no íbamos a fomentar tropa propia. Fuimos muy claros, y cuando debimos plantarnos dijimos que no, y cuando tuvimos que hacer proyectos en conjunto los hicimos; pero nadie te va a poder decir que tal organización trabaja partidariamente con el ministro. Muchas tienen posición política tomada abiertamente, pero la relación ha sido de un diálogo siempre abierto, y creo que la hemos llevado con bastante criterio.

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