La Tecla
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-¿Cuál es tu mirada sobre el financiamiento y la distribución en el cine?
-Hace ya muchos años que mis contenidos están emplazados en diversas plataformas P.P.V. y V.O.D. con sede en distintas ciudades del orbe. Este tipo de modalidades me permitió sobrevivir y seguir haciendo girar la rueda de la producción. No obstante, la tendencia, al parecer inexorable, apunta hacia el porno de tipo gratuito para el receptor, monetizado lateralmente (publicidad, sponsoreo, etc.) por el productor. El problema, el dilema que se me presenta y se nos presenta a varios en este punto, es que para obtener rendimiento dentro de este último esquema, se necesita abastecer la/s plataforma/s de turno con una cantidad tal e incesante de material que un pequeño productor como yo no está en condiciones económicas ni psicológicas de llevar a cabo. El futuro dirá.
-En este contexto feminista, donde las luchas y conquistas de género son las protagonistas de la era, ¿Hay prejuicios a la hora de llevar a cabo tu trabajo?
-Frente a cualquier fenómeno del mundo lo que intento es pensarlo, antes que sentar postura, y no como el artista que no quiero ser ni como el hombre que tal vez sea, sino como la persona que soy. Creo que la principal conquista del feminismo de estos años es la de haberse erigido como discurso único, que disciplina inmediata e higiénicamente a cualquiera que ose tocar una nota disonante respecto de sus nuevas tablas de la ley, incontestables y bajadas de no sé qué monte. Frente a semejante panorama, los únicos prejuicios posibles nacen del seno del propio feminismo (lo cual de ningún modo es mi problema) y, en tanto ideología extorsiva, de la posibilidad de censura directa o inducida en terrenos de materia creativa (única cuestión que de verdad parece excitar a esta gente). Pues en mi caso, si ha generado algún efecto, debe ser el llamado “efecto rebote”: más victoriano torna el mundo, más libertinas y bestiales se vuelven mis pelis. En cuanto a la cosificación, ocurre que no tengo la menor intención de salirme de ella. En el porno y fuera de ella, en materia lúdico-sexual, es no sólo deseable sino necesaria y todos la practicamos, al ver porno, al mirar a alguien atractivo por la calle o cuando, en pleno juego sexual, nos abandonamos a una parte del cuerpo de nuestro amante por tiempo indeterminado. ¿Esto significa que estamos olvidando su condición de ser vivo, de semejante? Claro que no, significa que estamos embriagados en la sensualidad de los cuerpos, o disfrutando del presente absoluto de ese cuento de hadas para adultos que es el porno. Luego, no me puedo hacer cargo del puritanismo y la mala conciencia reinantes: la “anempatía” criminal es patrimonio de psicópatas, no de la pornografía; y la neurosis del que ve pecado en todo lo que se mueve debería volcarse en un diván, en lugar de pretender imponérsele al mundo.
-En estos tiempos de aislamiento obligatorio, ¿cuáles son tus recomendaciones?
-La dirección de nuestra web oficial es www.lpsexxx.com.ar. Se trata de un sitio de divulgación e información respecto de nuestras actividades como grupo realizador. Para quienes deseen ver nuestros films, hay múltiples vías para hacerlo, pero señalaré aquí las tres más representativas AEBN (www.aebn.net), el gigante norteamericano del porno video on demand. Para acceder, una vez dentro de la plataforma, se debe escoger la opción “STRAIGHT” y en el buscador poner “LPsexxx”. Allí, gran parte de nuestra producción pasada y presente. Asimismo existe, Pornhub Premium: recientemente incorporamos lo más reciente de la filmografía LPsexxx al sitio porno por excelencia a escala planetaria. Aquí el link: https://es.pornhub.com/users/lpsexxx/videos. Finalmente y para quienes todavía gusten de atesorar sus films en formato físico (DVD), la opción es Buttman Argentina (Avda. Corrientes 2021, C.A.B.A., tel.: 011-49521257, mail: buttman24hs@hotmail.com).
Por otro lado y si de hugar en clásicos hablamos, sugiero algunos títulos y autores emblemáticos como “The Satisfiers of Alpha Blue” y “The Devil in Miss Jones” (ambas de Gerard Damiano), “Behind the Green Door” (Jim & Artie Mitchell) y, por qué no, adentrarse en la obra de autores tan valiosos como Michel Ricaud, Radley Metzger o Jean-Daniel Cadinot. ¡Que lo disfruten!