7 de abril de 2020
REVISTA QUE
Clubes de barrio: cómo sobrevivir a la quiebra en tiempos de aislamiento social obligatorio
El Ejecutivo porteño destinará a las casi 200 entidades deportivas de la Ciudad registradas en el RUID un total de 60 mil pesos a cada una. Sin embargo, la crisis que enfrentan los clubes sociales y deportivos data desde hace más de 4 años en Capital Federal.
Los clubes de barrio de la Ciudad continúan en la disputa del partido más difícil. Es que ya pasaron más de cuatro años de la ostensible suba en los servicios de luz, gas y agua y sólo algunas entidades sociales pudieron salir adelante, el resto se encuentra en aprietos por no poder paliar los costos.
La situación se podría comparar con la crisis del 2001 y hasta con la película Luna de Avellaneda, filme que refleja la delicada situación que vivían los clubes en la década del 90. La analogía cabe perfectamente. Un informe realizado por Revista Qué, al que llamó "Sobrevivir a la quiebra" da cuenta de la situación que las entidades sociales y deportivas atraviesan hacen muchísimos años.
La batalla librada por los clubes de barrio 20 años atrás no se aleja mucho de la actualidad: aumentos tarifarios exorbitantes, cese de actividades y medidas drásticas, como el cierre de piletas y la baja de servicios esenciales para mantener la supervivencia de esos espacios sociales sin fines de lucro.
Esta vez, a raíz de la delicada situación económica que vienen enfrentando hace tiempo, la Comisión de Deportes que preside el ex secretario de deportes K, Claudio Morresi y el Consejo Asesor del Deporte resolvieron que el Gobierno de la Ciudad entregue un subsidio de 60 mil pesos a 196 instituciones deportivas inscriptas en el Registro Único de Instituciones Deportivas (RUID), conocidos como clubes de barrio.
De esta manera, el Ejecutivo destinará 12 millones de pesos que se repartirá, en partes iguales, a cada institución deportiva inscriptas en el RUID y permitirá paliar las necesidades de los clubes.
En ese sentido, Morresi manifestó que “la ayuda económica nace a partir de una necesidad de los clubes que llevamos al gobierno de la Ciudad y trabajamos en conjunto para resolverla” y precisó que “trabajamos desde la comisión de Turismo y Deporte en conjunto con la Subsecretaria de Deportes de la Ciudad para darle respuesta a las dificultades que fueron relevadas y los clubes puedan abrir sus puertas cuando la situación reinante por la pandemia del coronavirus termine”.
“Este trabajo demuestra que hay otra mirada del Estado, un Estado presente que acompaña a algo tan importante para el tejido social como son los clubes de barrio y los ayuda para puedan seguir brindado actividades culturales y deportivas a los vecinos”, completó.
Un rol social, imprescindible
El principal ingreso de los clubes barriales es la cuota social, que sólo el 30 por ciento de la masa societaria paga de forma efectiva. El arancel para que los vecinos realicen las diferentes actividades en un club no se asemeja con el nivel de gasto que requiere el funcionamiento de la entidad, y el pago de los servicios es sólo una de esas erogaciones.
Cabe destacar que los clubes son instituciones de puertas abiertas, es decir que la persona que no puede pagar la cuota, no deja de concurrir. Además, en tiempos de crisis, esos espacios “se han convertido en comedores comunitarios, en clubes de trueques, y hasta abrimos las puertas para que la gente sin techo encuentre un lugar donde poder pasar la noche y recibir un plato de comida dentro de nuestras instituciones”, dijeron a
Revista Qué desde la Unión Nacional de Clubes de barrio.
Cambio radical en las consultas
Desde la Defensoría del Pueblo dijeron a Qué que entre 2014 y 2015, los reclamos de los clubes eran dirigidos a consultas sobre trámites vinculados a la presentación de documentación ante la Inspección General de Justicia (IGJ) y a temas de infraestructura y habilitaciones frente a requerimientos por parte del Gobierno porteño. Sin embargo, a partir del año 2016 y hasta la actualidad, “el eje de los reclamos cambió debido al aumento que esas instituciones tuvieron en las tarifas de los servicios públicos”.
La Defensoría interpuso un recurso de amparo a fin de que se arbitren los medios necesarios para que exista una tarifa social en los servicios públicos adecuada a las necesidades de las instituciones barriales.
Una salida postarifazo
Una de las estrategias que utilizaron los clubes barriales para enfrentar la crisis fue organizarse. “Los clubes de barrio, dentro de todo lo malo que nos pasó estos 4 años, pudimos organizarnos”, dice el dirigente. Añade: “Creamos un observatorio, la Confederación Argentina de Clubes, y trabajamos mancomunadamente para que los clubes podamos seguir sobreviviendo”.