La pareja conformada por Megan Markhle y el Príncipe Harry renunció a sus deberes y obligaciones inherentes a la corona británica para dedicarse a tener una vida común y corriente junto a su primer hijo en común llamado Archie.
En este contexto, se mudaron con destino a Los Ángeles a una casa enorme en la afueras de Beverly Hills. Mientras se instalaban y disfrutaban de las instalaciones, comenzaron a notar que una serie de drones vigilaban sus actividades día y noche. Es por ello que decidieron poner manos a la obra y realizaron la denuncia correspondiente en la comisaría más cercana. Así fue que los detectives a cargo emprendieron una ardua investigación que aún no culminó.
Hasta el momento, lo único que se sabe es que los elementos aéreos para capturar imágenes habrían sido colocados y maniobrados por paparazzis que reclutan la información para luego venderlas a los tabloides dedicados a espectáculos.