Por Alejandro De Angelis
El año para el sector petrolero fue malo, como lo fue para la mayoría de las actividades económicas en el país y el mundo. Es imposible escindir del balance del 2020 del sector, las consecuencias ocasionadas por la pandemia, que llegaron para ahondar una crisis que ya estaba desatada, pero también dejaron planteado un nuevo escenario a futuro.
El día que murió Diego Armando Maradona, el diario inglés The Guardian dedicó su tapa al diez, al igual que lo hicieron los más importantes medios gráficos del mundo. El segundo título en importancia hablaba de la economía del país europeo, y consignaba que la de este año fue la recesión más importante de los últimos 300 años para Inglaterra. El dato deja en evidencia que, en mayor o menor medida, el vendaval COVID se llevó puesto todo.
En ese camino, el petróleo alcanzó pisos históricos. Otra información internacional que mostró claramente la encrucijada en la que quedó la economía con la parálisis del mundo por unos cuantos días, fue la llegada del barril de petróleo tipo West Texas Intermediate a valores negativos. Si bien no se trata de un crudo producido en Argentina, su caída fue la punta de lanza que indicó la baja de todos los crudos.
El año ya venía mal barajado con la disputa entre Rusia y Arabia Saudita por la instauración de un precio de referencia, que dejó resentido al mercado petrolero. A ello se sumó la caída de demanda a cero, ante la paralización del consumo de naftas con la cuarentena decretada en casi todo el planeta tierra, que incluyó la cancelación de vuelos internacionales y otros medios de locomoción. Esto provocó en lo inmediato una sobreproducción y, en el mediano plazo, más rebajas en los precios.
Sin embargo, y yendo puntualmente al escenario patagónico, el resultado no fue tan malo. Principalmente por la habilidad de los gremios, respaldados por el Gobierno nacional, para negociar con las operadoras y evitar despidos masivos, a cambio de rebajas y modificaciones en las condiciones laborales, como lo fue la flexibilización del convenio colectivo de trabajo, primero en Santa Cruz y luego en la cuenca neuquina, que evitó una sangría mayor.
En franco retroceso, los representantes de los trabajadores debieron ceder ante una nueva propuesta de las empresas que se vieron representadas por YPF en el reclamo de un mayor ajuste. A cambio, hubo salidas voluntarias, con retiros y jubilaciones, pero se conservó el grueso de las fuentes laborales y se mantuvo en un nivel aceptable la actividad.
Estado activo
El Gobierno nacional, por su parte, no se desentendió de la crisis petrolera y actuó en consecuencia con su matriz de pensamiento. Hubo una mayor intervención del Estado en el sector, con la inclusión de Sergio Affronti al frente de YPF, y su perfil empresarial anclado en la figura de uno de sus mentores, el exCeo de la compañía estatal, Miguel Galuccio.
En ese camino, se atendió el reclamo de los inversores con las modificaciones en las condiciones laborales, pero también hubo espacio para atender la demanda de las provincias productoras, con Santa Cruz a la cabeza, de reinstaurar un “barril criollo” como precio de referencia que garantice la rentabilidad y sostenga el nivel de actividad. Allí entró en juego la posición de los patagónicos y el guiño de la Rosada en conceder tal beneficio.
A ello se sumó un juego político, que eyectó al primer Secretario de Energía de Alberto Fernández, el misionero Sergio Lanziani, y ubicó en ese lugar a “un hijo de la cuenca neuquina”, el exdiputado nacional Darío Martínez, en una maniobra que incluyó, al mismo tiempo, el cambio de órbita de la Secretaría que pasó de estar en el organigrama de producción, a la cartera de Economía, territorio del mimado presidencial Martín Guzmán. De producción a economía, todo un indicio del momento y el enfoque que quiso darle el Gobierno al asunto.
En esa misma línea, la agenda futura del oficialismo marca la elaboración de una nueva Ley de Hidrocarburos que, según se maneja en los pasillos del Congreso, tiene como objetivo emular las condiciones generadas por el recientemente lanzado Plan Gas 4, otro de los anuncios del Gobierno en este 2020 en materia energética, para incentivar la producción y recuperar algo del terreno perdido.
Cada provincia con su ley
En sintonía con la iniciativa que elabora el Gobierno, las provincias productoras trabajan en la configuración de leyes propias que establezcan nuevas reglas de juego en el mercado petrolero, que permitan una mayor atracción de las inversiones en el corto plazo. En ese sentido, la pionera en la región fue Río Negro, con la votación de un esquema que sería emulado por Chubut y Santa Cruz.
El Programa de Estímulo a la Producción Hidrocarburífera impulsado por el Ejecutivo rionegrino establece un nuevo marco regulatorio que incluye beneficios a los inversores tales como la reducción en alícuotas de regalías, canon de explotación, y una exención de hasta el 100% del impuesto a los Ingresos Brutos (IIBB) aplicable a la producción.
El gran desafío tanto de Río Negro, como de Chubut y Santa Cruz es motivar la producción en pozos hidrocarburíferos inactivos o maduros, y orientar la inversión a los convencionales, ante un mercado de los no convencionales que no garantiza estabilidad.
Si crisis es oportunidad, la pandemia dejó dadas las condiciones para un cambio de paradigma en el universo petrolero que, a juzgar por los hitos antes descriptos, se fue dando en este 2020. La prueba de la eficacia de las medidas adoptadas se conocerá en 2021, para cuando se espera una demanda sostenida y el funcionamiento pleno del sector. Dentro de todo lo malo que resultó este año, los efectos no fueron devastadores y hubo una modificación de base que aún alberga esperanzas en los principales actores involucrados para la reactivación tan ansiada.
Matías Kalmus - Presidente del Instituto de Energía de Santa Cruz
"Las provincias petroleras hicimos un trabajo articulado muy importante que permitió que la actividad no se frenara"
El presidente del Instituto de Energía de Santa Cruz y miembro de la OFEPHI, Matías Kalmus, consideró en diálogo con La Tecla Patagonia que "fue un año atípico y anormal, pero nos deja un aprendizaje de todo un trabajo de articulación entre el Estado, las operadoras y los distintos actores sociales donde se pudo lograr mantener la actividad viva. Si bien el mundo entero se vio colapsado por esta situación, las provincias petroleras hicimos un trabajo articulado muy importante, lo que permitió que la actividad no se frenara que es sumamente importante y nos deja un aprendizaje".
En tal sentido, el funcionario evaluó que "en el sector hidrocarburífero ha habido una baja muy pronunciada, fue muy malo el año pero nos deja un aprendizaje, que nos posicionan de una forma distinta. Con la mirada de funcionarios y sectores responsables se pudo ir llegando a acuerdos, ir avanzando y mantener la paz social".
"Nuestra gobernadora Alicia Kirchner fue impulsora del barril criollo, y fue una decisión muy acertada del Presidente porque le dio previsibilidad al sector. Eso logró estabilizar una situación donde se ha llegado a vender el petróleo a 50 centavos de dólar. Ahora los valores ya están rondando los 50 dólares con lo cual el criollo en 45 no fue una irracionalidad. Me parece que fue una buena decisión que sirvió para poder mantener el trabajo durísimo que hicimos las provincias de articulación y coordinación", destacó Kalmus.
Además, el funcionario santacruceño aseguró que "las provincias tenemos que ver inteligentemente en el futuro, para ver cómo podemos hacer para incentivar la producción, sobre todo en cuencas maduras como la del Golfo San Jorge, con mucha inactividad de pozos y un decaimiento natural de la producción. Hay algunas provincias que están impulsando sus leyes y nosotros estamos pensando también de qué forma lograr ese incentivo".
"Creo que hay que armar un plan de incentivo como se hizo con el Plan Gas pero pensándolo en el petróleo, para dar previsibilidad y que las operadoras puedan pensar en inversiones macro que les den la rentabilidad esperada, generar trabajo y que la cadena de valor no se rompa".
Por último, Kalmus sostuvo que "Argentina tiene que ser competitiva en el mundo. Cuando una operadora decide invertir mira el mundo, entonces la Argentina tiene que ser competitiva y las provincias también. Tenemos que dar señales de que existe Vaca Muerta, la Cuenca Austral, la Cuenca del Golfo, que no solamente tenemos los recursos sino también las herramientas y potencialidades para que el petróleo sea extraído y quien invierta obtenga la rentabilidad esperada".
Ezequiel Cufré - Presidente de la Cámara de Pymes Petroleras de la Cuenca GSJ
"Esperamos que aparezca el Estado nacional con un plan"Ezequiel Cufré, que lidera la Cámara de empresas de servicios del Golfo San Jorge, dijo a este medio que "recordemos que entramos a la pandemia con un problema de precio internacional de petróleo, algo a lo que todos estamos acostumbrados pero que no alcanzan a flexibilizar a la industria. En ese marco, nos encuentra la pandemia que es algo completamente impensado y nos deja sin demanda, y se empieza a enfriar la economía rápidamente porque las operadoras observan que va a haber un problema de dónde ubicar el petróleo y enfrían la actividad. Nosotros en abril tuvimos una caída de actividad contundente, que superó el 50%".
En tal sentido, quien fuera ministro de Hidrocarburos de Chubut, consideró que "nadie estaba preparado para eso, nadie tenía un plan de acción, todas fueron decisiones en un esquema de fuerza mayor, que con el devenir de los meses el único plazo que teníamos era el cuarto día hábil como íbamos a hacer para pagar los salarios. Eso se dio en los primeros meses hasta que fueron apareciendo instrumentos que no existían, como el ATP, como los acuerdos sindicales, y los acuerdos que se hicieron entre privados como un paréntesis hasta esperar que aclare, como postergar el pago de alquileres".
Cufré destacó que "en este momento estamos con una leve recuperación de la actividad, muy dispar, porque no es lo mismo aquel que se dedicaba a operaciones especiales que aquel que se dedica al servicio, específicamente, que tiene más actividad porque la perforación no volvió", y resumió: "la producción se ha recuperado, por arriba del 80% respecto de los estándares pre pandemia, y en actividad estamos a un 50%".
En el balance, el Presidente de la Cámara de Pymes Petroleras de la Cuenca Golfo San Jorge aseguró que "fue un año buscando fórmulas que nunca habían sido empleadas. Cada actor que estuvo en la mesa puso un instrumento a disposición para poder sortear la crisis, y somos conscientes que esto continúa en el tiempo que viene. No avizoramos una salida paulatina porque creemos que la actividad no va a aumentar. Vamos a necesitar que los instrumentos que están puedan prorrogarse por un tiempo hasta que la actividad venda, para evitar otro tipo de situaciones".
"Todos vemos la presión de que se pueda recuperar un poco de la renta perdida. De bolsillo, de negocio, de producción y el Estado que podamos empezar a pagar las cargas sociales. Todos los instrumentos han evitado que estemos de lleno en la crisis, y todos los actores esperan que se dirima la discusión porque están esperando recuperar una parte de la renta perdida. Esa es una tensión latente que es difícil de dirimir".
Por último, respecto del futuro, Cufré concluyó: "hoy solo es posible mantener lo que está. La única inversión que hay en el país en el sector nuestro fue a través del Plan Gas, en donde el Estado aseguró precio entonces está creando una virtualidad. En el Golfo San Jorge el único camino para que hay inversión es que aparezca el Estado y que todos los actores sigan comprometiéndose a poner algo sobre la mesa, como lo hizo el sindicato que puso su acuerdo laboral, como fue el Estado permitiendo ese pago no remunerativo, como las empresas de servicio que entraron en la negociación de reducción de tarifas y ojalá se sumen los Gobiernos provinciales. En toda esa atmósfera, esperamos que aparezca el Estado nacional con un plan, eso sería el factor que falta para crear una posibilidad diferente".
Victor Amigorena - Periodista especializado/Consultor
"Hay que ver si el Gobierno decide apostar el año que viene al convencional, que ha dado respuestas"
El consultor y periodista especializado en hidrocarburos, Victor Amigorena, realizó un repaso del año del sector en diálogo con La Tecla Patagonia. "Arrancamos un año que era normal, dentro de la industria, con un valor de barril de crudo que rondaba los 70 dólares, y en marzo aparece la pandemia. Ahí tuvimos una caída abrupta del precio del petróleo, con valores muy bajos. El Brent llegó a estar por debajo de los 20 dólares y hubo un hecho histórico que fue la caída del WTI de un 300%. A partir de junio empezó a crecer el valor del crudo, para entrar en una meseta que anduvo alrededor de los 40 dólares, y estamos llegando a fin de año con un valor cercano a los 50 dólares y las expectativas de llegar a 2021 a los 70 dólares", aseguró.
En tal sentido, reiteró que "veníamos de una crisis petrolera pre pandemia que generó muchos cambios en lo que tenía que ver con la mano de obra, a lo que se sumó la pandemia y la cosa se puso mucho más dura. Aún así, hay algunos aspectos positivos dentro de todo lo negativo. Hubo un trabajo muy fuerte en conjunto entre los Gobiernos, las operadoras y los sindicatos para que no hubiera despidos de manera masiva. Resalto esto como positivo porque en la crisis del 98 que fue muy fuerte y duró muy pocos meses, en una semana miles de trabajadores quedaron en la calle. No hubo jubilaciones, ni retiros voluntarios".
Amigorena destacó además que "a pesar de que venimos arrastrando una crisis de más de una década, el sector supo maniobrar. Ese trabajo conjunto posibilitó que se redujeran los costos en la industria, que mucha gente acceda a una jubilación y que los que fueron suspendidos a medida que se va reactivando vuelvan a sus puestos laborales", y aseguró que "todas las economías regionales se vieron resentidas, porque disminuyó el poder adquisitivo del trabajador petrolero. La familia petrolera sintió la reducción de ingresos".
Asimismo, el especialista repasó que "las empresas de servicios, por otro lado, si bien tuvieron la ayuda del Gobierno a través del IFE, recibieron el pedido de las operadoras de una reducción de costos, y eso para muchos significó cero rentabilidad en algunos casos, a tal punto que algunas se dedican nada más que a pagar salarios".
"Fue un año negativo pero una de las premisas que hay en las empresas es producir más a menor costo o tratar de producir lo mismo a menor costo. Este año con una caída del consumo de combustible del 90%, se terminó produciendo menos pero produciendo de todas maneras. En la comparación interanual con octubre de 2019, la producción fue de un 17% y si bien es alto el número, en un contexto donde se paralizó el mundo, podría haber sido mucho peor", dijo y reafirmó que "hay expectativas de que con los acuerdos de la OPEP, que va a reducir la cantidad de barriles por día y la aparición de la vacuna, en 2021 mejoren las cosas.
Por último Amigorena consideró que "la más golpeada va a ser la cuenca neuquina por Vaca Muerta, porque las inversiones que se esperaban no llegaron por la pandemia. Por ello, tal vez cueste más la recuperación de los no convencionales. En lo que hace a los convencionales, siguió creciendo la producción y es lo que ha sostenido, en definitiva, la industria. Hay que ver si el Gobierno decide apostar el año que viene al convencional, que ha dado respuestas, o si el objetivo va a seguir siendo el no convencional".