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31 de enero de 2021
INFORME ESPECIAL

Los hijos del poder: cuando la política se lleva en la sangre

Así como sucede con otras profesiones, son muchos los hijos de dirigentes políticos que deciden seguir los pasos de sus padres. Vocación familiar, militancia territorial y legado. 

Los hijos del poder: cuando la política se lleva en la sangre
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Tal como sucede con otras profesiones, son muchos los hijos de dirigentes políticos que deciden seguir los pasos de sus padres y así quizás, algún día, ocupar el mismo lugar y heredar el poder. 

Incluso, algunos ya lo han heredado. Gustavo Posse, por ejemplo, recibió la intendencia de San Isidro en manos de su padre Melchor, allá por 1999; Manuel Passaglia, quien en mayo de 2017 asumió al frente de San Nicolás para reemplazar a Ismael Passaglia luego de que éste fuera nombrado como funcionario en el gobierno de María Eugenia Vidal; y Juan Andreotti, electo intendente de San Fernando en 2019 luego de dos mandatos consecutivos de Luis, su papá.

No son los únicos. Patricio Mussi, ex alcalde de Berazategui, tomó las riendas del distrito en 2010 y sucedió a su progenitor Juan José Mussi, quien regresó a la cabeza de la Municipalidad a fines de 2019 tras ganar las elecciones. Germán Lago, en tanto, se convirtió en intendente de Alberti en 2015 tras un mandato de su madre Marta Médici.

Todos ellos, sin embargo, empezaron en la política desde muy chicos. Se criaron entre unidades básicas, comités y otros espacios de reunión y discusión partidaria. Participaron de movilizaciones, encuentros y otros tantos convites que los convencieron de que ese era también el mundo al que querían pertenecer. 

“Mario no viene de la política, sino del lado gremial. Fue durante 12 años secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales. Es ahí donde me involucro desde muy chico porque justo mi escuela, a la que iba en la primaria, me quedaba enfrente del sindicato. Así que salía de la escuela y me iba directamente ahí”, contó a La Tecla el concejal Nicolás Secco, hijo del actual jefe comunal de Ensenada, Mario Secco. 

Y recordó: “Fui mamando todas las luchas contra un gobierno que generaba mucha desigualdad acá en Ensenada. El gobierno de Beto Del Negro que decía que era peronista y hacía todo lo contrario. Fue una época oscura para los trabajadores municipales, y Mario combatía desde el sindicato. Yo, con 12 o 13 años, iba con Mario a todas las movilizaciones del sindicato. Después, en 2003, le toca a Mario representar a los trabajadores municipales en una lista como candidato a intendente”.

“Hasta ese momento, Mario no se politizaba tanto. Es más, sus raíces eran radicales. Sus abuelos iban a la UCR, pero no como militantes activos. Cuando el gana las elecciones lo acompaño desde un lugar como un hijo que acompaña a su padre, pero no con el sentimiento de querer participar en política. Lo acompañaba porque lo banco a muerte, porque es el dirigente y el mejor representante de la defensa de las convicciones de una persona. Mario representa para mí todo lo que está bien, tanto en el gremio como en la política. Hoy a mi me toca conducir el sindicato que él condujo en ese momento”, añadió Secco hijo.

Pero no fue hasta la llegada de Néstor Kirchner al poder que Nicolás se metió de lleno en la política. “Néstor para mi, fue mi Perón. Soy peronista, pero soy kirchnerista porque viví la transformación que hizo mediante la herramienta que es la política. Convertir a la Argentina en un país distinto. La política como herramienta de transformación social. Ahí es donde me involucro de lleno y armo una agrupación muy chiquita que se llamaba los ‘Pibes K’, con la intención de cambiar esa desigualdad que había en nuestra sociedad, donde los pibes no tenían una oportunidad, donde se los estigmatizaba por no tener estudios y ser del barrio”. 

“Es una forma de vida, que tiene que ver con la solidaridad. Tenemos un gran trabajo territorial”, dijo Nicolás, quien no descarta el día de mañana ocupar los zapatos de su padre, en caso de que no pueda reelegir en 2023. Sin embargo, pone sus reparos. 

“Creemos que la continuidad de Mario tienen que ser los jóvenes. No lo veo en forma personal, sino de forma colectiva, desde la juventud. como colectivo nos encantaría ser la continuidad de Mario para ser la continuidad de las políticas”.

Para Pablo Descalzo, hijo de Alberto Descalzo, intendente de Ituzaingó, Kirchner también fue un antes y un después. “Mi casa era una unidad básica, crecí jugando y correteando entre las piernas de los compañeros y compañeras de mi viejo, en medio de las reuniones y los sueños de autonomía; en ese momento, todavía éramos parte del partido de Morón”.

Pero, “obviamente, uno se fue enamorando de las características del quehacer político que planteó Néstor”, agregó Pablo, quien hoy se desempeña como Jefe de Gabinete de la Municipalidad, en la que ya ha reemplazado en varias oportunidades a su padre. 

Este año, con la irrupción del coronavirus, Alberto se tomó varios días de licencia para cuidar su salud (tiene más de 65 años) y Pablo entró en acción. Hace tiempo que el intendente tiene ganas de emigrar hacia la Legislatura bonaerense y la posibilidad de que no pueda volver a reelegir en 2023 es la excusa perfecta para ceder el mando. 

“Como dice Mostaza Merlo,‘paso a paso’, con tranquilidad. Acá, en Ituzaingó, hay muchos compañeros dentro del espacio que tienen virtudes muy interesantes. Todos los que iniciamos la carrera política pretendemos en algún momento ocupar esos lugares que te permiten tomar decisiones, mejorarles la calidad de vida, en este caso, al vecino y a la vecina de Ituzaingó”, completó el hijo de Alberto Descalzo.

En el Conurbano también asoma otro heredero: Gastón Granados, hijo del “sheriff” Alejandro Granados, quien en estos momentos se desempeña como intendente interino de Ezeiza mientras su padre continúa de licencia debido a la pandemia. 

No obstante, fuentes cercanas a la Comuna aseguran que, por más que el límite a las reelecciones indefinidas se estire un período, el exministro de Seguridad no volverá a presentarse, por lo que Gastón suena fuerte para ser candidato. 

Lo mismo sucede en el interior. Gustavo Walker, jefe comunal de Pila, tiene confianza ciega en su hijo Sebastián, hoy secretario de Gobierno de la Municipalidad, que lo cubrió unas semanas cuando tuvo que pasar por el quirófano. Cecilio Salazar, intendente de San Pedro, también delegó sus responsabilidades en Ramón, su hijo y secretario de Coordinación cuando tuvo que ausentarse. En Salto, Camilo Alessandro, hijo del intendente Ricardo, se desempeña como secretario General del Municipio, y también se perfila como posible sucesor de su padre.

Pero la vocación por la política y la función pública como herramienta de servicio y transformación social no es un mundo acotado solamente para varones. Las mujeres (e hijas) también están ganando su lugar. 

En Bragado, por ejemplo, Natalia Gatica, hija del intendente Vicente Gatica, fue nombrada como secretaria de Integración Socio Urbana y Ambiental; mientras que en Chivilcoy, Micaela Britos, una de las hijas del jefe comunal Guillermo Britos, cumple funciones como secretaria del Concejo Deliberante. Y si bien no comparte poderes con su padre, lleva lo partidario en los genes. 


 

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