Durante el acto de este sábado en el Senado para reivindicar el reclamo por Malvinas, la Vicepresidenta desafió a Alberto Fernández y a su equipo de comunicación, dejando en claro que la interna dentro del oficialismo está mas vigente que nunca.
Cristina Fernández de Kirchner fue la anfitriona y tuvo a sus legisladores afines en la primera fila, y deslizó de manera irónica críticas a la Portavoz de Alberto Fernández, Gabriela Cerruti, con una referencia al cumpleaños de Alberto Fernández. “Hoy le mandé el libro (por Diario de una Temporada en el Quinto Piso, de Juan Carlos Torre) de regalo al Presidente para que después la vocera no diga que soy mala y no le hice un regalo de cumpleaños”, deslizó, picante, la Vicepresidenta.
“Después la veo el lunes (diciendo) ‘miren si será mala la vicepresidenta que ni siquiera le da un regalito al cumpleaños’ “. prosiguió la vicepresidente. Y concluyó: “Así que le mandé el libro, que es muy interesante y de una extraordinaria actualidad. No tiene desperdicio, tiene que ver con los conceptos empaquetados que le venden a los argentinos”.
Cabe destacar que Cerruti había dicho dos veces, en sus conferencias de prensa de los jueves, que no hay diálogo entre el Presidente y su vice.
Según reveló Cristina Kirchner, le recomendó el mismo ejemplar, también, a Massa, y estableció así otro paralelismo entre ambos dirigentes de la coalición. Además, lo llamó "Presidente", un gesto que no pasó desapercibido entre los presentes, y evidenciando la comodidad que existe entre los titulares de las cámaras del Congreso Nacional.
Qué dice el libro y por qué la polémicaDiario de una temporada en el quinto piso”, es el libro del sociólogo Juan Carlos Torre que Cristina Kirchner recomendó a Sergio Massa y le envió a Alberto Fernández.
Se trata de un regalo muy sugestivo, teniendo en cuenta la frustrante experiencia que relata Torre en base a observaciones que escribió en aquellos años, cuando era asesor de Juan Vital Sourrouille, el segundo y más importante ministro de Economía de Raúl Alfonsín, cuya presidencia terminó consumida por las llamas de la hiperinflación y en julio de 1989 entregó el mando al entonces presidente electo, Carlos Menem, cinco meses antes de lo que marcaba el calendario institucional.
La vicepresidente refirió expresamente la intención de los ministros de Alfonsín, Sourrouille y José Luis Machinea, de privatizar el polo petroquímico y la advertencia del Banco Mundial de que EEUU se opondría porque iba contra sus intereses que Argentina fuera competitiva en ese terreno. Usó ese ejemplo para decir que EEUU defiende sus intereses. “El problema somos nosotros”, remató
Torre es un sociólogo de la UBA, doctorado en el École des Hautes Études en Sciences Sociales, de París que en el libro, publicado en septiembre pasado, cuenta su experiencia como miembro del equipo económico de Sourrouille,
“Al poco tiempo de sumarme al equipo económico de Sourrouille tomé una decisión: registrar las vicisitudes de la experiencia que inesperadamente tenía a mi alcance en mi condición de observador participante, un sociólogo en medio de un grupo de economistas proyectados al centro mismo de las decisiones más críticas de gobierno”, escribió.
El autor integró el equipo de Sourrouille, primero en la secretaría de Planificación y luego en Economía. Su libro es un mapa íntimo de la turbulenta economía alfonsinista, asediado por la deuda externa, el Congreso, donde tenía minoría, provincias gobernadas mayoritariamente por la oposición peronista y una feroz resistencia sindical, encabezada por el entonces secretario general de la CGT, Saúl Ubaldini, que encabezó 13 paros generales.