Por izquierda, centro y derecha lo dejan apretado en su caja
La falta de músculo político por la interna oficialista dificulta cada vez más las acciones del Presidente, que no encuentra acompañamiento adentro ni afuera del Frente de Todos. En cada medida que encara el Gobierno, los detractores se imponen a los apoyos
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Sale el campo a la calle para pedir reducción de retenciones y menos brecha cambiaria (quieren devaluación), y para atajarse de posibles subas impositivas. Crecen las manifestaciones de los movimientos sociales porque lo que llega no alcanza, y claman por redistribución de la riqueza cobrando más a quienes aseguran no soportar mayor carga impositiva. Los gremios amenazan movilizar el 17 de agosto (es un sector que hasta ahora no atosiga al Gobierno), por la presión de los afiliados, atada al creciente descontento de la clase media, que los empieza a interpelar para que dejen la actitud pasiva. Los empresarios dicen que no se puede producir porque la falta de dólares restringe la importación de insumos. Los comerciantes ya no po-nen precios en las góndolas porque la re-marcación es constante. La llegada de una nueva ministra de Economía y sus primeras medidas no parecen satisfacer a un mercado inquieto que a veces co-quetea con la desestabilización. ¿Demasiado apocalíptico? Hay más.
El presente político argentino atraviesa por la inédita situación de que al presidente Alberto Fernández se lo corre por derecha, por izquierda y por el centro. Tiene todos los caminos de salida obturados. Cada medida que se toma desde el Estado nacional parece no satisfacer a nadie o, a lo sumo, agradar a muy pocos. Lo más grave es que esas discrepancias por derecha, izquierda y centro se dan en el propio seno del Frente de Todos. La vicepresidenta Cristina Fernández dijo en su última aparición pública que no iba a “revolear” a ningún ministro, pero no alcanzó para calmar las aguas. Ahora la incertidumbre viene desde el silencio. Todos los componentes políticos, económicos y sociales esperan el respaldo explícito hacia Silvina Batakis. Callan por ahora la expresidenta y su círculo áulico, pero otras voces inquietan a Balcarce 50 y al quinto piso del Palacio de Hacienda.
El dirigente piquetero Juan Grabois enarbola, amenazante, la bandera del Salario Básico Universal (SBU) que lo acerca a las organizaciones trotskistas. Esas que han sostenido desde hace mucho los reclamos más fuertes contra el Gobierno ante la cercanía del Presidente con el Movimiento Evita y la anomia gremial frente a la pérdida del poder adquisitivo de los salarios (que en muchos casos acompañan a la inflación pero igual pierden poder de compra, en lo que constituye un rarísimo caso de matemáticas no tan exactas). En el propio oficialismo advierten que Grabois no hace nada sin hablarlo antes con Máximo Kirchner. Además, La Cámpora se ha mostrado favorable al SBU. Entonces, la negativa de Batakis a la creación de ese beneficio lejos está de calmar ansiedades internas.
“El problema es que los nuestros no salen a bancar, es necesario que apoyemos a la ministra y acompañemos sus políticas. No podemos seguir tirándonos tiros en los pies y jugando de manera tan peligrosa”, pidió un senador bonaerense del FdT, que predica la máxima peronista de “a los nuestros se los defiende siempre”.
Sin embargo, la alianza gobernante no puede salir de la dualidad. La semana pasada la dejó en evidencia el intendente de Pehuajó, Pablo Zurro, que en una misma frase apoyó a la ministra de Economía y, a la vez, le marcó la cancha. “Yo tengo expectativas con Batakis porque conozco a la ministra. Es compañera y diferente a Guzmán, peor que él no habrá. Si nosotros no tomamos medidas más duras, con más coraje, con mayor valor, vamos a estar mal”, dijo en una nota con la TV Pública. “Se debe avanzar contra los monopolios, contra los multimedios, y no hay que asustarse por una tapita de los diarios La Nación y Clarín”, disparó después en línea con las directivas que suele bajar “la jefa”.
El río revuelto tampoco es buena ganancia para los pescadores de la oposición. En Juntos por el Cambio disfrutan a medias las desgracias que persiguen al oficialismo. El temor de una debacle institucional subyace a diario en un país agobiado por crisis desde todos los costados que, incluso, le impiden aprovechar a pleno las oportunidades que brinda el enloquecido mundo pospandémico. “Mi deseo es que esto se ordene, no quiero que ganemos la elección por la profundización de los problemas, porque eso lo paga la gente”, dijo el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela (Juntos), quien agregó que “el problema es político y, por ende, económico, y lleva una gran desesperanza”.
La Tecla recorrió el espinel de los sectores políticos, sociales y productivos de la Provincia para conocer la mirada bonaerense de la situación nacional. Muchos coinciden con la visión de Valenzuela, que el diputado del Pro Luciano Bugallo describió descarnadamente. “El Presidente está quieto, mientras el mundo avanza y todo da vueltas alrededor de él. Es obvio que lo corran por arriba, por abajo, por izquierda y por derecha. Alberto Fernández se mantiene en el poder gracias a una oposición responsable, porque no somos lo que el kirchnerismo hubiera sido en este contexto si fuésemos Gobierno nosotros. ¿O acaso (Roberto) Baradel y (Hugo) Moyano estarían tan quietos si no gobernara el peronismo? Somos duros con las críticas, pero somos responsables en todo lo que tiene que ver con el sostenimiento de la investidura, que ni siquiera Cristina respeta”.
En tanto, desde la ONG Consumidores Argentinos, su titular, Sergio Procelli indicó: “Parece no haber un rumbo definido, y el problema es que con cada funcionario que hablás tiene una visión distinta, y no hay una direccionalidad coordinada hacia un objetivo claro”.
Por su parte, el titular de CARBAP, Horacio Salaverri, dijo: “Nosotros entendemos que la coalición gobernante ha estado en un tironeo interno que perjudica cualquier estabilidad política necesaria para una estabilidad económica. Parte de la angustia que no sólo vive el sector agropecuario sino el país es producto del desacuerdo de quienes hoy gobiernan”.
Bajo ese panorama, Silvio Zurzolo, presidente de la Asociación de Industriales de la Provincia de Buenos Aires, sostuvo: “No vamos a poder seguir creciendo, no vamos a poder llegar a los indicadores que necesitamos y vamos a tener que tratar de subsistir y no caernos; no veo un panorama donde podamos generar más puestos de trabajo y crecimiento”. Es una pintura dramática de lo que viene si no llega la calma política y, con ella, un estado más sosegado de la economía.
Esa tranquilidad política solo es posible si el Presidente encuentra, al menos algunas vías de escape con el apoyo de sectores que acompañen sus políticas y la de su ministra. Y primero debe empezar por casa. No parece sencillo, pero es imprescindible.
POR JULIO BURDMAN - POLITÓLOGO Tupac Fernández
El justicialismo es un movimiento que tiene un partido débil pero también una compleja organización de base. A nadie le preocupa demasiado lo que ocurra en las oficinas del PJ, pero los sindicatos, las redes territoriales y la gran cantidad de peronismos locales están ahí, son una realidad concreta y cotidiana. Una realidad que tiene demandas cotidianas. ¿Cómo se resuelve esa contradicción de una gran organización que carece de una autoridad formal? Con liderazgo o con plata. Hace falta un jefe de hecho, que responda a las demandas de todos y los conduzca en una determinada dirección. Por eso, estar en los zapatos de Alberto Fernández no es nada fácil, y algún día la historia se lo tendrá que reconocer. Tiene en sus espaldas un país en llamas, y también al peronismo. Y hasta el 10 de diciembre de 2019 no se había preparado para ninguna de las dos cosas.
Como Tupac Amaru II, hoy el Presidente se encuentra tironeado por todos, y desde todos los rincones. Recibe los reclamos de trabajadores y desocupados que no llegan a fin de mes, de una clase media empobrecida por la inflación y los bajos ingresos, y de los empresarios y el campo agobiados por impuestos, retenciones y falta de crédito. Ya están todos en la calle, protestando o cortando caminos. Le piden más a un Presidente que ya no sabe qué hacer. Una salida a este encierro podría ser la autoridad: un Jefe de Estado que se imponga sobre todos, los frene y les exija cooperación. El país tiene restricciones, el FMI está encima, no se puede mucho más. Pero por las razones que ya conocemos, el Presidente no puede ejercer ese rol. Llegó meteóricamente a la Presidencia y no es el jefe real del oficialismo. En un contexto de abundancia podría zafar de las presiones haciendo uso de la chequera, pero esa opción tampoco está. Con más poder político podría sacar el clavo hacia arriba poniendo sobre la mesa una propuesta fuerte de reforma. Tampoco parece ser posible. Entonces, lo que le queda a Tupac Fernández es administrar la escasez y rezar por un contexto internacional que le siga tirando centros.
LA PELEA POR LA LIQUIDACIÓN DE LA SOJA Salaverri: “Se vuelve insoportable la brecha cambiaria que hay”
De acuerdo a un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea, que preside Carlos Melconián, se pasó de casi 800 mil toneladas semanales de soja vendidas en mayo a 540 mil en las últimas 4 semanas de junio y la primera de julio. A fines del mes pasado solo se había vendido el 27% de la cosecha de soja (11,4 millones de toneladas), cuando históricamente el porcentaje para mediados de año es del 45 por ciento.
En los cálculos del Banco Central se estima que los productores retienen unos 3.000 millones de dólares en porotos de soja que ya deberían haber liquidado frente a la necesidad imperiosa del Gobierno de engrosar las reservas.
En diálogo con La Tecla, el titular de Carbap, Horacio Salaverri, se refirió al pedido del Gobierno de acelerar la liquidación de la soja y retrucó: “Uno puede entrar en alguna revista especializada o en el mismo Banco Central y observar que la liquidación que ha hecho el sector agropecuario durante el primer semestre es la más alta en los últimos 20 años”. A su vez, indicó que la liquidación de esa divisa hasta el momento “supera los 22 mil millones de dólares”, y disparó contra las políticas económicas del Gobierno de Alberto Fernández: “Se vuelve insoportable la brecha cambiaria que hay. Hace que los insumos se incrementen y que el rubro agropecuario siga cobrando lo mismo”.
Al ser consultado sobre qué necesita el sector para poder desarrollar las comercialización de las divisas en tiempo y forma, Salaverri consideró que “nosotros necesitamos que se sincere la paridad cambiaria, ir introduciendo rápidamente en la reducción de las retenciones, fijar desaparición de cupos y reglas claras para la próxima comercialización de la cosecha”. A su vez ponderó que hoy “Argentina tiene la oportunidad histórica de ponerse como proveedor de alimentos del mundo, pero si no hay reglas claras, que es la idea de nuestro sector, se hacen planes de producción que se agotan cuando uno quiere comercializar”.
El campo también está en alerta por el anuncio de Silvina Batakis de hacer un revalúo. “Ya conocemos a la ministra cuando estuvo en la provincia de Buenos Aires e impulsó que el Inmobiliario Rural aumente más del 2.000%, y hoy vuelve a salir con el mismo tema”, recordó el titular de Carbap, para quien “aumentar la presión tributaria es un problema hacia adelante”.
GUILLERMO KANE - DIPUTADO PROVINCIAL DEL FIT “Hay que plantear un salario mínimo igual a la canasta familiar”
-De acuerdo a la visión de la izquierda, ¿qué debería hacer el Gobierno en esta coyuntura?
-Primero, generar trabajo, como le planteó la unidad piquetera, que le acercó un plan para generar un millón de puestos de trabajo mediante la obra pública y la vivienda. Y para eso es necesario dejar de pagar la deuda externa y salir del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Hay que mejorar los salarios, porque la hiperinflación se los está comiendo. Entonces hay que plantear un salario mínimo igual a la canasta familiar. Y, si bien queremos trabajo, la asistencia social debe ser universal, no depender de si un desocupado está en una organización o con un partido político, y que los planes aumenten hasta cubrir la canasta básica alimentaria.
-¿Y el dinero, de dónde debería salir?
-En primer lugar, del no pago de la deuda externa, salir del acuerdo con el FMI y que la riqueza quede en el país. Y, desde ya, parar las corridas bancarias y la fuga mediante la nacionalización de la banca y el comercio exterior. Y crear un impuesto progresivo a las grandes fortunas.
SILVIO ZURZOLO- ASC. DE INDUSTRIALES DE LA PROVINCIA (ADIBA) “Necesitamos tener un plan productivo con inclusión social”
-¿Qué le reclama la industria al gobierno como medida urgente en este contexto tan complejo?
-Por un lado, la posibilidad de que los insumos que no se fabrican en el país podamos traerlos para seguir produciendo, ese es hoy el principal problema. Hay muchas empresas que están quedándose sin stock y en unos meses pueden tener que empezar a cerrar la cadena produc-tiva, que sería un gran problema. Y después, dejar de cruzarse con los impuestos tanto locales, provinciales como nacionales. Hay muchísimos impuestos y dejamos de ser competitivos.
-¿Y el tipo de cambio?
-No importa tanto. Las reglas de juego son las reglas de juego, pero el problema es cuando uno tiene un producto y más de la mitad paga impuestos.
-¿La idea que impulsa la vicepresidenta de obligar a quien quiere traer algo exporte otra cosa, cómo repercute en la industria, sobre todo en las Pymes?
-Eso, para las Pymes es directamente un disparate. Nosotros nos tenemos que dedicar a lo que sabemos y tratar de generar empleo genuino y productos para vender.
-¿Y las cuestiones laborales?
-Estoy convencido de que necesitamos tener un plan productivo con inclusión social, que lo armemos entre todos: con el sindicalismo, la unión empresaria, los partidos políticos, la Iglesia. Que sea a mediano plazo y tratemos de llevarlo a cabo; todo lo demás son paliativos que pueden servir para momentos específicos pero no van a hacer que crezcamos como país.
NAHUEL SOTELO - DIPUTADO PROVINCIA DE AVANZA LIBERTAD “Hay que bajar impuestos y ser un país donde sea bueno invertir”
-De acuerdo a la visión de liberal, ¿qué debería hacer el Gobierno en esta coyuntura?
-Lo primero que tendríamos que haber escuchado de la ministra Batakis es alguna medida. Recién ahora anunció una medida, y es para seguir aumentando impuestos a los privados. Hay que bajar impuestos, hacer una baja impositiva y volver a ser un país donde sea bueno venir a invertir, porque hoy nadie quiere hacerlo. Ni siquiera una Pyme, porque si tiene todo en blanco se funde. Estas medidas están llevando a que cada vez la gente evada más impuestos y que las Pymes no quieran trabajar.
-¿Sobre el posible revalúo inmobiliario qué opinan?
-En todo lo que sea seguir poniéndole trabas a los productores estamos totalmente en contra. ¿Cómo vas a seguir metiéndole trabas a la gente que está produciendo? Es una locura. Y te dicen que el campo son los terratenientes. Y no, yo conozco gente que se rompe el lomo laburando desde las seis de la mañana hasta la noche y está en el campo.
-Es difícil para un Presidente cuando desde un sector de la sociedad se lo corre por izquierda y por derecha al mismo tiempo.
-Hace no mucho, al Gobierno le preguntaron cuál era el plan económico, y dijeron que no tenían idea. No tenemos plan económico. Un gobierno que no tiene plan económico no tiene un rumbo, no sabe a dónde va a llegar, y genera estas internas dentro del mismo oficialismo. Lo malo de esto es que las peleas internas se llevan puesta a toda la sociedad.
LUCIANO BUGALLO - DIPUTADO PROVINCIAL DE JUNTOS “Queremos previsibilidad, saber cuál es el rumbo, a dónde quieren ir”
El diputado del Pro Luciano Bugallo es quien lleva la voz cantante de los productores agropecuarios en la Legislatura bonaerense. Respecto a las demandas que desde la oposición y desde el sector agropecuario se le hacen al Gobierno sostuvo: “Tenemos un contexto internacional donde afortunadamente para la Argentina las oportunidades nos chocan de frente, pero el Gobierno se esmera en esquivarlas. Tenemos precios récord de lo que producimos: soja, carne y leche, y en vez de dar incentivos para la producción, para que la aumentemos y abastezcamos al mercado interno y exportemos el doble; el Gobierno hace lo contrario. No hay plan, no hay rumbo, no hay ni siquiera lo básico: combustible para poder producir”.
“Queremos previsibilidad, saber cuál es el rumbo, a dónde quieren ir. Queremos que aflojen un poco con el tema de la carga impositiva. Hoy, en ciertas zonas del país, como el norte de Santa Fe, Formosa, Chaco, Salta y Santiago del Estero, no es rentable producir. Debemos usar el sentido común y no los viejos resentimientos ideológicos que nos llevan al fracaso”, recomendó el legislador ante la consulta de La Tecla. Al respecto enumeró: “Hay precios internacionales altísimos y los estamos mirando de afuera. De los casi los 600 dólares que está la soja, al productor le llegan 120 y pico, el 75% restante se lo comió el Estado, entre el desdoblamiento que te saca casi un 50%, más el 35% de retenciones en soja, más el resto de los impuestos”.
Dentro de las demandas por el establecimiento de reglas claras, Bugallo destacó que “el tipo que tiene que producir, siembra hoy el trigo que va a cosechar el año que viene y no sabe si le van a poner más restricciones, si le van a cerrar las exportaciones o no. El campo necesita, como mínimo, 6 meses de previsibilidad, y la agricultura, 4 o 5 años; y tenemos un Gobierno que no sabemos qué va a hacer el lunes”.
SERGIO PROCELLI - TITULAR ONG CONSUMIDORES ARGENTINOS “Lo que falta es una política de fondo sobre los servicios públicos”
-Desde la perspectiva de las asociaciones de consumidores, ¿qué es lo que el Gobierno debería hacer y no hace?
-Que haya una política más definida en el tema de accesibilidad a los alimentos, entendiéndose esto desde el precio, de la posibilidad de acceder y que no estén aumentando de la manera que están aumentando. Pedimos un trabajo más sostenido en eso. Más que nada el reclamo viene desde los diferentes cambios que tuvo la Secretaría de Comercio, porque ninguno de los que llegaron, más allá de las buenas intenciones que tuvieron, pudo hacer pie en una política definida desde el punto de vista del consumo.
-¿Qué opina de la segmentación de las tarifas?
-Respecto a las tarifas, como cosa posi-tiva hay que señalar que no se mantuvieron los niveles de aumentos de años anteriores, y se trató que haya una tarifa más ajustada para el consumidor y no tanto para las empresas. Pero, a partir de determinadas situaciones, como lo que viene pasando con el dólar, los subsidios para mantener la tarifa baja re-quieren un esfuerzo extraordinario del Estado. Entonces se empiezan a armar estos parches, como la segmentación. En realidad, lo que falta es una política de fondo sobre los servicios públicos, que en principio es rever todas las contrataciones de las privatizaciones, que es el fondo del problema, si no es parche sobre parche. Está bien subsidiar a quienes tienen un nivel de ingresos menores y no subsidiar a los de altos ingresos, pero eso, sin revisar las ganancias empresarias que se tuvieron durante años, queda como una buena intención que no va a tener el impacto que espera el Gobierno y va a tener mucha complejidad para los usuarios.