Real food: el boom de la alimentación

De un tiempo a esta parte, afirmaciones que se tenían normalizadas con respecto a la alimentación comenzaron a cuestionarse. Tal es así que surgió el denominado “real food” -en nuestro país se lo conoce como “comida real”-, un movimiento que invita a dejar atrás los procesados y reemplazarlos por alimentos reales. La Tecla dialogó con la nutricionista Carla Ballesteros (IG @nutricionista_carlaballesteros), quien explicó en qué consiste este estilo de vida y por qué es importante incorporarlo.

En primer lugar, la licenciada explicó que esta tendencia promueve el consumo prioritario de alimentos mínimamente procesados. “Podríamos considerar ‘reales’ a los que tienen una alta calidad nutricional; por ejemplo, a las frutas y verduras frescas, las legumbres como porotos, arvejas, garbanzos; y los cereales integrales, arroz integral, quinoa, el maíz, el centeno y la avena, entre otros. Así como también los frutos secos y las semillas”, señaló.

En este sentido destacó que los ultraprocesados, es decir, aquellos productos que fueron alterados por la adición o introducción de sustancias (sal, azúcar, aceite, preservantes y/o aditivos) y que cambian la naturaleza de los alimentos originales con el fin de prolongar su duración, hacerlos más agradables o atractivos, no son buenos para la salud. “Muchas veces agarramos una mermelada que creemos que es de durazno porque así lo dice la etiqueta y cuando vemos el detalle del ingrediente dice ‘jarabe de maíz de alta fructosa, saborizante a durazno, aromatizante durazno, aditivos, conservantes, colorantes, endulzantes, estabilizantes’, y el durazno brilla por su ausencia. Por eso, muchas veces son alimentos que erróneamente se confunden con naturales o saludables cuando no lo son”, remarcó.

 

Por este motivo, la profesional mencionó la importancia de la ley del etiquetado frontal, la cual busca dar a conocer la información nutricional comprensible de los alimentos envasados y así poder identificar cuando uno es alto en azúcar, grasas, calorías y más. “Necesitamos exigir que se cumpla con la ley de promoción de la alimentación saludable para que el acceso a la información sea para todos y no haya que ser experto para leer una etiqueta y saber si ese alimento es saludable o no lo es, o si contiene una sustancia que puede ser perjudicial para la salud”, sostuvo.

Por último, Ballesteros también afirmó que, a diferencia de otro tipo de alimentos, la comida real no enferma, sino todo lo contrario: es vital, porque nutre y no ensucia al organismo. “La comida real tiene un pasado y merece un futuro real”, sentenció la nutricionista.


Realfooding, un movimiento que sigue creciendo

 

Actualmente, el movimiento realfooding cuenta con su propia página web (www.realfooding.com), en donde explican el verdadero propósito de esta iniciativa, los beneficios de la misma y brindan tips para poder concretar un verdadero cambio de alimentación. Según indican, las tres reglas del realfooding son: priorizar la comida real vegetal, complementar con buenos procesados y evitar ultraprocesados. También aportan información importante para quienes estén pensando en sumarse, como, por ejemplo, cuáles son los tipos de alimentos que existen, cuál sería la frecuencia ideal de consumo, la cantidad y la función que cumplen los mismos en el organismo. Asimismo cuentan con productos propios de la marca y con una aplicación para celulares, llamada My real food.

Carlos Ríos, el nutri que popularizó el término

 

Aunque la idea de “comida real” no es nueva y lleva más de un siglo entre los especialistas de la alimentación, fue el famoso nutricionista Carlos Ríos quien le dio la popularidad en este último tiempo, cuando en 2013 creó el movimiento realfooding. Actualmente acumula más de un millón y medio de seguidores en Instagram.


Paso a paso: cómo cambiar la alimentación

1- Informarse. Para poder llevar a cabo una alimentación a conciencia es importante analizar qué ingredientes tiene el alimento que uno consume y ver qué le aporta al cuerpo.

2- Preguntarse ¿Cómo consumimos? Debemos identificar si comemos por hambre, realmente, o por tristeza. Además es importante analizar si creemos que tenemos excesos (por ejemplo, muchas harinas, comidas de lata o paquetes, ultraprocesados, etcétera) o carencias, es decir, si consumimos pocas frutas y vegetales, si hacemos ejercicio regularmente. Y, sobre todo, preguntarse ¿Qué podría modificar para mejorar hoy mi alimentación?

3- Chau a la comida empaquetada. Una vez detectados los puntos  mencionados anteriormente, lo que se debe hacer es elegir comida real; comer más frutas, verduras, semillas, frutos secos, legumbres y cereales integrales.

 

Carla Ballesteros es licenciada en Nutrición y a través de la cuenta de IG @nutricionista_carlaballesteros promueve este estilo de vida.