La segunda reunión de gobernadores de las provincias de la Patagonia se llevó a cabo ayer en Puerto Madryn y si bien los mandatarios mostraron abroquelamiento respecto a la defensa de los recursos provinciales, existieron algunos pequeños matices en las formas que marcaron la diferencia. Uno de ellos fue por ejemplo en la decisión del gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, de no tomar la palabra, cuando todos sus compañeros lo hicieron, y solo responder a las consultas de la prensa.
En rigor, dentro del bloque de los seis gobernadores que pertenecen a espacios políticos muy diversos, hubo discrepancias durante lo que fue el momento más duro del enfrentamiento de Ignacio Torres con el gobierno nacional de Javier Milei.
La formas elegidas por el chubutense y su alto nivel de exposición en los medios fueron lo que más ruido interno causó. Sobre todo porque internamente las provincias, que no amenazaron ni iniciaron el conflicto, debieron salir a dar explicaciones a las empresas, a los inversores y hasta a los gremios. Neuquén es este sentido marcó varias veces la diferencia.
Con un tono más mesurado y prudente, Figueroa se mantuvo estoico dentro del bloque de patagónicos, a pesar de las diferencias en las formas con Torres, cuestiones que habrían charlado en varias oportunidades. Sin embargo, las mismas quedaron a la vista ayer cuando al momento de pasar el micrófono, el neuquino decidió ceder el espacio. Rolo solamente respondió a las consultas puntuales de la prensa y remarcó que es necesario que haya seguridad jurídica para que las inversiones sigan llegando a la región y a Vaca Muerta, que concentra el 73% de la producción petrolera.
La cumbre en Puerto Madryn estaba prevista desde hace bastante tiempo, de hecho comenzó a hablarse de la misma luego de la realizada en Villa La Angostura el pasado enero y muchos consideran que quedó "embarrada" con el enfrentamiento nacional.
Figueroa tiene una mejor llegada con su par rionegrino, Alberto Weretilneck, con quien además tiene cierta afinidad no solo por ser cabezas de movimientos provinciales sino además por una cuestión etaria. Y en este sentido, los mandatarios habrían conversado antes del encuentro para dejar en claro sus posicionamientos y lo que querían resaltar del encuentro. Por un lado, que quede claro que las provincias no son culpables del desmadre de la economía nacional; y por otro, llevar tranquilidad a los inversores y a las empresas en que en sus territorios nadie cerrará el grifo ni se inmolará por ninguna causa.
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