17 de julio de 2024
ROSCA A PLENO
El peronismo no K busca puntos de encuentro pese a la dispersión reinante
Los sectores no alineados a Cristina, y fundamentalmente a La Cámpora, sostienen charlas permanentes donde el tema reinante es abrir una fuerte discusión interna y empezar a reunir una masa crítica homogénea. Siguen siendo los primeros pasos
El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora se reunió este miércoles por la noche con el exintendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, uno de los dirigentes del peronismo bonaerenses que alza la voz contra la lógica partidaria que dominó en los últimos años, sobre todo en el armado de listas y la conducción del peronismo bonaerense.
Llaryora y Zabaleta se encontraron en un evento, tras el cual mantuvieron una charla en la que coincidieron en “la necesidad de contar con un peronismo más amplio, con nuevos liderazgos y una mayor apertura”, le contó a La Tecla alguien que estuvo al tanto de la conversación. También hubo críticas al manejo de La Cámpora, “fundamentalmente porque se tienen que terminar las listas a dedo y se debe discutir todo de nuevo en el partido”
Tanto el cordobés como el exintendente bonaerense vienen diciendo desde hace tiempo que “se viene un nuevo peronismo”, una visión que comparten muchos, aunque todavía no todos los que lo piensan abrevan en un mismo colectivo. Siempre con el horizonte de las listas legislativas del año que viene como meta inicial.
El encuentro fue uno más de los tantos que se suceden casi a diario en el amplio universo del justicialismo. El mandatario cordobés viene sosteniendo estas reuniones mano a mano con varios dirigentes del peronismo provincial. Entre otros, y en más de una oportunidad, ya estuvo también con Fernando Gray. El jefe comunal de Esteban Echeverría y Zabaleta comparten la misma visión para la etapa que viene y accionan en ese sentido.
"Somos dos dirigentes peronistas que en su momento se plantaron y ahora están conversando a futuro, por un espacio donde haya diálogo, se pueda debatir de políticas públicas para resolver los problemas de la gente y no se acepte todo por imposición de una sola persona", había dicho Gray tras su primer encuentro con el gobernador mediterráneo a principios de año.
Si bien el diálogo de Llaryora con Kicillof es bueno, por ahora no confluyen en el mismo espacio crítico hacia el kirchnerismo, más allá de la coincidencia sobre la necesidad de que el espacio sea más abierto y contenedor de todas las expresiones del campo popular. Por ahora, el incipiente kicillofismo se corporiza pero sin cerrar filas con sectores que desde hace mucho tiempo marcan diferencias notorias con el kirchnerismo, como lo es el peronismo cordobés que primero condujo Juan Manuel De la Sota y luego Juan Schiaretti.
Esas tribus siguen distantes por el momento, como también lo están los sectores del peronismo que formaron parte de Juntos por el Cambio y que ahora buscan reconfigurar un espacio de centro que tenga una pata peronista, pero no que el PJ sea la locomotora. Estos dirigentes, entre los que se puede nombrar a Miguel Pichetto, Emilio Monzó o Florencio Randazzo miran con entusiasmo una posible alianza con el peronismo cordobés, pero Kicillof es un límite y una alineamiento con el kirchnerismo un imposible.
También dirigentes críticos del cristinismo, que en su momento formaron parte del kirchnerismo, buscan ser referencias de un movimiento que siempre supo administrar la diversidad, pero que siempre atraviesa crisis después de las derrotas, hasta que se encauza y se presenta, sistemática e innegablemente, como una potencia electoral siempre capaz y dispuesta a volver. Entre esos dirigentes, destacan, por ejemplo, Guillermo Moreno o Julio Bárbaro, que a pesar de sus distancias personales empiezan a coincidir en un discurso plagado de romanticismo y nostalgia, sin que ello suponga una falta de razón acerca de lo que debe representar el partido.
Las reuniones y charlas del peronismo crítico hacia Cristina y La Cámpora se producen a diario, pero por ahora siguen siendo entre sectores que sostienen su independencia y aunque hablen de la necesaria unidad les cuesta concretarla, al menos por el momento y a un año vista del próximo turno electoral.