La Tecla
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En el mes de julio, el Índice del Banco Provincia (IBP) de consumo experimentó una significativa contracción interanual, evidenciando la fragilidad que sigue caracterizando al consumo en la Provincia de Buenos Aires. Este retroceso se debió, principalmente, a la disminución de los montos consumidos con los productos comerciales del Banco, en un contexto donde también se desaceleró el crecimiento del parque de clientes y la cantidad de transacciones realizadas. La combinación de estos factores resalta la debilidad del consumo como protagonista en comparación con la evolución de clientes y operaciones.
En términos desestacionalizados, el nivel del índice de julio apenas superó al de junio, mostrando un crecimiento mensual prácticamente nulo. A pesar de esto, la tendencia de los últimos doce meses se mantuvo en un terreno negativo, con una leve inclinación a la baja en julio, lo que refleja una compleja situación. Las compras digitales, impulsadas por Provincia Compras, destacaron como el factor clave que evitó una caída aún mayor del índice. Otros sectores como combustibles y esparcimiento también registraron mejoras, aunque de menor magnitud.
A nivel regional, la caída del índice fue más pronunciada en la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA) que en el Interior. En ambas regiones, el consumo se contrajo, un fenómeno que coincidió en solo dos ocasiones en lo que va del año. La disminución del consumo, sumada a la desaceleración en el crecimiento del parque de clientes y el número de transacciones, señala al laxo gasto de consumo como el principal responsable de la contracción del IBP, afectado por la baja del ingreso disponible debido al atraso en la recomposición salarial y el aumento de tarifas por la quita de subsidios.
En julio, el IBP consumo retrocedió un 23,4% respecto al mismo mes del año anterior, una caída que se explica por la disminución de los montos consumidos en valores constantes y la continua desaceleración en el crecimiento del parque de clientes. Este deterioro en el consumo refleja la débil coyuntura económica y la insuficiencia del ingreso disponible, impactando negativamente tanto en el consumo familiar como en la recaudación fiscal, con una correlación directa con la disminución en la recaudación del IVA.
El análisis del IBP consumo también mostró una reducción en el monto promedio por transacción, que cayó un 26% interanual en julio, una contracción ligeramente menor a la media de los primeros siete meses del año. Este retroceso fue más marcado en el segmento de negocios de la billetera Cuenta DNI, seguido por las tarjetas de crédito y débito. A pesar de la desaceleración inflacionaria, el consumo ajustado estacionalmente apenas aumentó un 0,2% respecto a junio, con una tendencia negativa persistente en los últimos meses.
El segmento de compras digitales destacó por su crecimiento, impulsado por las acciones comerciales promovidas en Provincia Compras. Este aumento evitó que el índice cayera más. Sin embargo, otros sectores como supermercados y alimentos continuaron en descenso, con una caída mensual cercana al 6%, la más pronunciada desde abril. La contracción en el consumo de productos básicos como la leche, que ha alcanzado niveles históricos bajos, es un claro indicador de la profundidad de la recesión.
Geográficamente, el derrumbe del consumo fue más severo en la RMBA, donde el IBP consumo aceleró su caída, registrando una contracción del 28,6% interanual en julio. En el Interior, el índice retrocedió un 14,5%, también con una aceleración en la caída. Este deterioro en el consumo se refleja en la disminución del monto promedio por transacción, que cayó un 28,6% en la RMBA y un 24,2% en el Interior, evidenciando la erosión en el consumo en ambas regiones.