Poco sorprende -o debería sorprender- el perfil de la gestión mileísta, con un Presidente que hizo campaña con la motosierra en una mano y un rosario de insultos en su discurso. Tal vez por eso, por la improvisación en el armado de las listas y el gabinete, es casi una consecuencia inevitable que el Ejecutivo libertario tenga el récord de funcionarios renunciantes en tan poco tiempo. Algunos se alejaron en medio de escándalos y acusaciones.
La heterogeneidad y grandes dosis de excentricidad terminaron por abrir grietas en el oficialismo, con la disputa entre Javier Milei y su vice, Victoria Villarruel, en el centro de la escena. No es la única disputa: en la lista destaca la que el eje Milei-Milei (Karina)-Santiago Caputo sostiene con todo aquel o aquella que discrepe con la línea oficial. Así, a la sangría de funcionarios se sumó el resquebrajamiento de los bloques en el Congreso: en Diputados se fueron Oscar Zago y Lourdes Arrieta (una de las visitantes de los represores en Ezeiza) y las tensiones no dejan de preocupar. Aunque las deserciones existieron antes, incluso, del armado final de las listas, cuando varios candidatos se bajaron acusando a los armadores de cobrar por un lugar en las boletas.
La diáspora comenzó también en la provincia de Buenos Aires, donde uno de los hombres fuertes de La Libertad Avanza, Carlos Kikuchi, tuvo un cortocircuito con Karina, “El Jefe”, y armó bloque propio en el Senado con otros dos legisladores (Sergio Vargas y Silvana Ventura). Días atrás se sumaron al espacio “Unión, Renovación y Fe”, un pool de pequeños sectores que conformaron un bloque desprendido de los libertarios mileístas en Diputados, haciendo rancho aparte del mileísmo puro que lidera, ahora, un fiel escudero de Santiago Caputo, Agustín Romo. El conocido tuitero reemplazó en el liderazgo de la bancada a Nahuel Sotelo, quien fue designado Secretario de Culto del Gobierno nacional.
Los libertarios “dialoguistas” son acusados por los ultramileístas de ser funcionales al oficialismo, denunciando sus vínculos con el Frente Renovador. De hecho, con malicia los llaman “libermassistas”. Sea como fuere, acompañaron varios proyectos del Ejecutivo y de Unión por la Patria en la Cámara baja.