31 de diciembre de 1969
Cuento: Sueños del alma
Homenaje permanente a Raúl Alfonsín
En una ciudad con 23o años de historia, ubicada el S.E de la Provincia de Buenos Aires, tierra que en un principio fue solo un sueño a futuro de los inmigrantes que pisaban por primera vez este suelo...
En una ciudad con 23o años de historia, ubicada el S.E de la Provincia de Buenos Aires, tierra que en un principio fue solo un sueño a futuro de los inmigrantes que pisaban por primera vez este suelo y lo imaginaban como la pujante ciudad en la que un día vivirían sus bisnietos.
Allí mismo donde cada atardecer se refleja en las tranquilas aguas de su laguna la cual alberga infinidad de especies animales y vegetales de los más variados colores, tamaños y formas, ofreciendo al espectador un panorama único y digno de ser disfrutado con todos los sentidos.
Siendo los colores del paisaje, los aromas de sus calles y las texturas de sus parques pinceladas de vida que estimulan al ser humano a reflexionar y tomar conciencia de la grandeza de la naturaleza y de la pequeñez de su existencia.
Allí nace esta historia, el sueño de un hombre común pero idealista que no se da por vencido ante las dificultades que la vida le presenta, hombre con grandes ambiciones basadas en un pensamiento altruista y coronadas de empatía, hombre que sabe de renuncias en pos del bien común y que entiende que por cada paso que se da al costado se pude avanzar tres más.
Degustando el paisaje y con la llegada del amanecer puede observarse desde los cuatro puntos cardinales cuando los rayos del sol caen sobre los techos de las viviendas , la diferencia de clases sociales que se vislumbran en cada construcción del casco urbano, mostrando a simple vista que, las más acomodadas, se encuentran en el centro de la ciudad donde se halla la Plaza Independencia, en cuyo medio se alza una estatua del General Don José de San Martín, hacia el sur la imponente catedral de estilo Románico con sus deliciosas cúpulas Bizantinas, a su derecha con más de un siglo de historia tallado en sus muros, está la casa de Don Vicente Casco y a escasos metros el Teatro Municipal Brazzola ; hacia el oeste una sucursal del Banco de La Nación Argentina y frente al mencionado edificio eclesiástico, La Municipalidad de Chascomús.
En medio de esa geografía y en los albores del año 1930 se daba a luz a el niño que a lo largo de su vida y marcado por sus convicciones, heredadas de sus padres, llevaría a cabo una singular lucha sin cuartel a favor de los derechos humanos, la libertad de expresión y en definitiva ésta sería la lucha sin tregua por la recuperación de la democracia en su amado país, Argentina.
Hijo de Ana María Fulkes, de ascendencia inglesa y de Don Serafín Alfonsín, un próspero comerciante que forjó con esfuerzo y sacrificio la fortuna familiar a través de sus negocios, reconocido además por su intachable conducta y hombría de bien, que a pesar de vivir en una sociedad marcada por las “picardías criollas” de la época, supo conducir a los suyos y hacer de ellos hombres y mujeres de bien, útiles a una sociedad en continuo proceso de desarrollo.
Estos principios fluían por la sangre de aquel infante que con el transcurso de los años se transformó en hombre, con una familia compuesta ahora por su esposa y fiel compañera, María Lorenza, luchadora, abnegada, reconocida por ser portadora de una sencillez sin igual y seis hijos a los que capacitó para enfrentar la vida con integridad.
Elegido como el presidente de los argentinos en 1983, Raúl Alfonsín hoy cuenta con 82 años de edad y una vasta experiencia de vida que se enriquece a cada paso, edad que parece no ser suficiente, que no sabe reconocer fronteras ni límites cuando de reivindicar valores se trata.
Él sigue creyendo que es posible un país mejor con el espacio suficiente para el diálogo y el consenso, sigue recordando esa bendita tierra a la que hace siglos llegaron sus antepasados deseosos de una vida mejor con baúles cargados de sueños y esperanzas. Este hombre cargado de historia que sigue siendo un adelantado de su época, que nació en una pequeña ciudad con exquisitas y solemnes costumbres de pueblo, sigue cada día en su lucha política y peleando mano a mano con la vida muy a pesar de la realidad que a menudo lo sacude y le muestra un panorama que le hace sentir que todo, casi todo vuelve a empezar cada día.
El cuento fue escrito por Fernanda Romero (periodista de Chascomús y sobrina política de Raúl Alfonsín)