La Cámara alta aprobó ayer el RIGI bonaerense y dio media sanción a la Ley Bapro. El reglamento, votos sorprendentes y pases de facturas pusieron el condimento a una sesión caliente en la Cámara alta provincial.

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“¿Sesionaremos o no?”, era la pregunta que rondaba la cabeza de varios senadores horas antes de que se confirme la reunión del cuerpo que preside la vicegobernadora Verónica Magario, convocada para abordar dos proyectos de enorme repercusión social y mediática.

Es que la oposición, o parte de ella, puso el grito en el cielo durante la reunión previa de la comisión de Labor Parlamentaria, cuando el oficialismo tiró sobre la mesa una carta brava: como se trataba de una sesión especial, se habilitaba el tratamiento del controvertido cambio en el sistema jubilatorio de los empleados del Banco Provincia con mayoría siempre. Es decir, la mitad más uno de las manos alzados por parte de los senadores.

“Nos quieren hacer trampa y no lo vamos a permitir. Lo vamos a pelear porque eso no está en el reglamento”, bramó a media tarde un radical de peso en el bloque, anticipando una dura batalla a librarse, codo a codo con el PRO, sus exaliados. Aseguraban que, al no finalizar el paso por comisiones (sólo se debatió en Presupuesto, no en Trabajo y legislación), era obligatorio contar con los dos tercios de votos.

Tras arduas discusiones, la falta de acuerdo hizo que el tema se saldase en el recinto. Allí, el oficialismo y sus socios, los denominados “libertarios blue”, se salieron con la suya y se habilitó el tratamiento del proyecto de Axel Kicillof, que devuelve a los trabajadores del Bapro varios derechos que había sido dados de baja tras la reforma implementada por Cambiemos años atrás.

Con munición gruesa volando de banca a banca, el momento de la definición trajo aparejada una gran sorpresa, cuando la libertaria Betina Riva, que mantiene un unibloque en la Cámara Alta, levantó su mano para apoyar la iniciativa del Gobernador.

El dato saliente es que la legisladora responde a la diputada nacional Carolina Píparo, quien días atrás hizo las pases con Karina Milei y el armador provincial Sebastián Pareja y volvió al corral mileísta. Extraño, al menos, sumado a que en Diputados su alfil Jazmín Carrizo se sumó al bloque que conduce el ultra-archi karinista Agustín Romo.

Consumado el voto de Riva (no era necesario, ya que el oficialismo llegaba a la mayoría con el aporte de los “dialoguistas” Kikuchi, Vargas y Ventura, varios senadores cruzaron mensajes de Whatsapp buscando el sentido de dicha postura, a la que calificaron de panquequismo en privado. Recordaron que Píparo fue empleada del Banco Provincia y que en tiempos de María Eugenia Vidal votó a favor de la reforma del PRO.

No fue el único epíteto de panqueque que surcó los aires senatoriales: dialoguistas y amarillos se trenzaron luego de que, horas atrás, el titular del PRO bonaerense, Cristian Ritondo, calificara de traidores a quienes ingresaron a la Legislatura en la boleta libertaria y terminaron siendo funcionales a los intereses del oficialismo provincial.

El segundo turno tuvo como protagonista al RIGI, el régimen de promoción para grandes inversiones que Kicillof sacó de la galera luego de negarse a adherir a la norma que impulsó el gobierno de Javier Milei en el Congreso.

Como se de una carta de opciones gastronómicas se tratase, el cuerpo pasó de hablar de panqueques a hacerlo de ravioles. Fue cuando el presidente del bloque amarillo “oficial”, el marplatense Alejandro Rabinovich, hizo una referencia cinematográfica sobre la medida impulsada por el Gobernador.

Aludiendo a una presunta copia de la Provincia a la iniciativa nacional, el “Ruso” acusó al texto bonaerense de ser una mala copia y parodió un pasaje de la exitosa película “Esperando la Carroza” y la icónica frase de China Zorrilla: “Yo hago ravioles, ella hace ravioles”.

Los cruces, chicanas y acusaciones que se lanzaron los representantes del pueblo fueron seguidos con atención por dirigentes de La Bancaria, claramente a favor del proyecto oficialista respecto del Bapro.

Los hombres y mujeres que responden a Sergio Palazzo, el secretario General del gremio y uno de los sindicalistas con mayor llegada a Cristina Fernández, aplaudieron, reprobaron y abuchearon a todo aquel senador que se oponía a levantar la mano para dar el Sí al proyecto de Kicillof.

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