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Argentina
4 de junio de 2010
EN SILENCIO

Familia Balestrini: Drama y recuperación

A casi dos meses del ACV, el vicegobernador sigue peleando por su vida. Hay expectativas, aunque el pronóstico continuará siendo reservado. Su familia, en total hermetismo, sigue día a día la salud del vicegobernador

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La familia de Alberto Balestrini no se desprende ni un momento del vicegobernador de la Provincia. A partir de que padeció el accidente cerebrovascular, el 7 de abril, y fue internado, se instalaron en el hospital San Martín de La Plata.

Allí se les armó una especie de búnker en la sala principal de la dirección del nosocomio, para que puedan quedarse el tiempo que quieran.

Reacomodaron la sala y pusieron unas camas para que puedan descansar. Al principio la esposa de Balestrini, María del Carmen Cardo, y algunos de sus hijos se quedaban a dormir. A casi dos meses van y vuelven de sus hogares al hospital, sin horarios.

Cardo pasa sus horas tejiendo chalecos y pulóveres para un hogar de niños de La Matanza con un grupo de amigas, que van rotando. Las tardes las comparten tomando mate y charlando entre los que están.

Todos los parientes llegan temprano a la mañana, en sus autos particulares, desde sus hogares en el Conurbano bonaerense. Su mujer viaja todos los días desde La Ma-tanza, y rara vez se queda en la residencia que tiene su esposo asignada en la ciudad de La Plata.

Los hijos de Balestrini y los de su mujer, en un principio se quedaban en el hospital casi todo el día, pero ahora ya han vuelto a sus actividades y se dividen para acompañar al resto de la familia.

En la sala de terapia en el segundo piso del nosocomio se instaló una guardia de seguridad del vicegobernador las 24 horas que no deja ingresar a ningún desconocido al lugar.

El parte médico, que se da a partir de las dos de la tarde, lo escuchan de boca de la directora de terapia intensiva, Elisa Estenssoro, para luego pasar a verlo.

Los familiares tienen la orden de hablarle a Balestrini durante media hora. No le pueden expresar palabras que puedan generarle algún sentimiento encontrado al paciente, según la indicación médica, porque esto podría causarle una fuerte angustia. Los médicos de Balestrini suponen que ahora escucha y entiende todo lo que le dicen.

Uno de sus hijos, hace unos días, le pidió en una de las visitas que abriera la boca. La sorpresa fue fuerte cuando, inmediata y levemente, Balestrini lo hizo.

Durante la visita en la terapia, donde hay 13 internados más junto al vicegobernador, la familia le hace escuchar música, sobre todo tango y orquestas clásicas, con un MP3 por orden médica, y en ocasiones le leen.

Cardo y el resto de la familia compran co-mida en los restaurantes que hay por calle 1, frente al hospital. Casi siempre deciden comer dentro del policlínico, y circunstancialmente se puede ver a algún familiar to-mando un café con un amigo o algún dirigente.

Reacios a la prensa, los familiares intentan no moverse por fuera del hospital.
El intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, es uno de los que más se encuentran presente acompañando a la familia. Muchos de los dirigentes no tienen acceso al círculo íntimo familiar, y esto se lo hicieron notar a muchos desde un principio.

El gobernador Daniel Scioli sigue de cerca la salud del compañero. Varias veces se lo vio llorar ante el panorama poco alentador, sobre todo de los primeros días de la internación. Algo que cayó mal en la familia fue el aviso a los medios de que el mandatario iba a concurrir al nosocomio, por lo que le pidieron que se presente sin anunciarse a la prensa.

El vicegobernador tenía una vida sedentaria antes de padecer el ACV; no realizaba ejercicio con periodicidad, aunque sí se cuidaba en las comidas, y fumaba unos pocos cigarrillos por día, aunque algunos cercanos aseguran que eran muchos. La familia se lo hacía notar y le pedía que desacelerara su ritmo de vida. Hoy, de recuperarse favorablemente, no quieren que retorne a la política.

A casi dos meses de su internación, Balestrini ya responde con signos vitales leves. Cuando los médicos “lo pinchan” da signos de movimiento, y en ocasiones logra una pequeña apertura de ojos. En el nosocomio cuentan que los médicos le dan palabras de aliento cada vez que lo atienden.

La apertura de los ojos, por más que sea menor, fue la última buena noticia que recibió el círculo íntimo. Esto le dio una luz de esperanza para seguir adelante.
El estado del vicegobernador continúa siendo reservado, y su familia lo sigue de cerca.

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