7 de octubre de 2010
JULIO CéSAR STRASSERA
"El gobierno es incapaz de pedir perdón"
De un tiempo a esta parte se ha convertido en uno de los blancos predilectos del Gobierno. De este y otros temas habla con La Tecla el fiscal a cargo del juicio contra las Juntas Militares
En media hora prendió tres cigarrillos. Sin embargo, no parece muy afectado. Antes de arrancar con la nota intenta hacer un llamado que tendría que haber hecho el día anterior, pero no tiene suerte. Al rato, cuando suena el teléfono, no lo atiende. Arranca la entrevista. De a ratos parece apagado, pero en otros pasajes saca a relucir su verborragia. Dice que no le importa demasiado haber recibido una catarata de críticas por parte del Gobierno, aunque se muestra contestatario y asegura que el kirchnerismo “no tiene ninguna política de derechos humanos”.
Se trata de Julio César Strassera, el fiscal a cargo del juicio contra las juntas militares que gobernaron nuestro país entre 1976 y 1982, convertido extrañamente en uno de los nuevos blancos a los que apuntan los dardos del oficialismo. Sus cuestionamientos al informe “Papel Prensa, la verdad”, presentado por la Presidenta, tuvieron como consecuencia, entre otras cosas, que Aníbal Fernández lo tratara de “ser despreciable”.
-¿Por qué cree que el Gobierno sale a cruzarlo ahora, después de tantos años?
-Porque es un estilo del Gobierno, que está habituado a confrontar. Cualquiera que diga algo que a ellos no les gusta, se transforma en enemigo, y hay que salir a insultarlo; es terrible. Esto empezó con el asunto de Papel Prensa, donde yo dije la verdad. Tengo los expedientes. Jamás hubo un dato. Ni en el expediente que se hizo a las juntas militares ni en el que se hizo al grupo Graiver. A consecuencia de eso, salieron a decir disparates.
-Entre otras cosas, el Gobierno habla de su participación en la Justicia durante el gobierno militar…
-Es así. Esto lo sabe todo el mundo. Yo ingresé en el Poder Judicial en 1962, un tema públicamente conocido. Es más, muchos de los jueces que integraron la Cámara Federal que juzgó a las juntas militares fueron funcionarios durante la época de la dictadura. ¿De eso no dicen nada? Precisamente, con el advenimiento de la democracia se dejaron sin efecto designaciones de jueces que no contaban con el acuerdo del Senado, que habían sido nombrados por los militares. Sin embargo, se respetaron nuestros nombramientos porque consideraban que éramos de lo más rescatable, que no habíamos sido funcionarios a la dictadura militar. Yo entré como empleado y fui nombrado juez de sentencia, también por la dictadura. Y sin acuerdo, por supuesto. Y era juez de sentencia cuando en el ‘ 83 el gobierno democrático me ofrece el puesto de fiscal de la Cámara Federal.
-¿Después de tantos años de trabajo, que sintió cuando Aníbal Fernández lo trató de “ser despreciable”?
-No sentí absolutamente nada. No me importa lo que diga Aníbal Fernández. No lo siento, ni lo lamento. Hay insultos que deben agradecerse. Insultos por parte de este tipo de personas significan una condecoración. Me hubiera preocupado que se enojaran conmigo o me criticaran políticos como Elisa Carrió o Pino Solanas, pero esta gente, no; de ninguna manera.
-¿Se politizó un poco con todo este tema? Primero, las críticas del Gobierno; después, las condecoraciones de los dirigentes de la UCR, partido al cual usted es afiliado.
-Es una forma de hacer política que tiene este Gobierno.
-¿Y no cree que el radicalismo también hizo política a partir de este tema?
-No creo que sea así. Los radicales me hicieron un homenaje, pero Duhalde también se solidarizó enviándome una carta. Y también se mostraron contrarios a la postura del Gobierno varios dirigentes del peronismo disidente.
-¿Cómo analiza el papel actual de la Corte?
-La Corte es impecable. Ha fallado muchas veces a favor del Gobierno; si falla en contra es por una cuestión de justicia. En ningún sistema republicano se desobedecen los fallos del más alto tribunal. Los fallos pueden ser hasta equivocados, pero lo que dice la Corte Suprema de Justicia debe ser cumplido.
-¿Qué cree que es lo mejor que hizo este Gobierno?
-Esa sí que es una pregunta difícil. Creo que lo mejor que hizo fue el nombramiento de los jueces de la Corte Suprema de Justicia. Esa situación la elogié, y Kirchner se irritó. Cuando él salió por cadena nacional a denostar a los miembros de la Corte menemista, yo dije que el Presidente tenía razón. Pero también manifesté que no me gustaba que saliera por cadena nacional, porque al otro día los diarios iban a decir “el Presidente embiste contra la Corte Suprema de Justicia”, que fue lo que efectivamente sucedió. Y Kirchner se enfureció. Me llamó “fiscal de la dictadura”, lo cual le costó una columna entera de Morales Solá, defendiéndome.
-¿Ahí ya empezaba una especie de tirantez con el Gobierno?
-No, después quedó en nada todo eso. Fue solamente ese episodio. La tirantez empezó ahora, con el gobierno de Cristina Fernández, que me resulta totalmente inexplicable.
-¿Espera algún tipo de pedido de disculpas?
-No, ni me interesa. Creo que son incapaces de pedir disculpas. Jamás han pedido disculpas por nada. Es más, cuando se inaugura el Museo de la ESMA, el señor Kirchner dice “la democracia está en deuda con los derechos humanos hace 20 años”, ignorando el juicio a las juntas. Después llamó por teléfono a Alfonsín para pedirle perdón. Pero esas disculpas tendrían que haber sido públicas. Nosotros nos enteramos, pero no las hizo públicas.
-Recién criticaba el papel del Gobierno en cuanto a la política de DDHH que lleva adelante. ¿Por qué cree que Madres de Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo defienden tanto el rol del kirchnerismo en este sentido?
-Creo que cometen un error, pero cada cual asume el papel que quiere. Hace unos años nadie se hubiera animado a hacer la menor crítica a las organizaciones de derechos humanos, y hoy, a veces, se las critica. No debieron haberse mezclado en política. Esto nada tiene que ver con su obra.
-¿Qué cree que pasó con Julio López?
-No lo sé. Trato de ser lo más imparcial y objetivo posible. No creo que podamos culpar al Gobierno de lo que pasó con Julio López. Es un hecho delictuoso, como cualquier otro, y que no ha sido esclarecido, pero no por negligencia o culpa del Gobierno.
-¿No habría que haberlo cuidado mucho más, siendo que estaba declarando como testigo en una causa muy importante?
-No sé. Hay muchas personas que declararon y no les pasó nada. Se cuida y se vigila a un testigo que corre peligro, los famosos testigos protegidos.
-¿Cobos dijo que nadie puede cuestionar a Strassera por su labor en beneficio de los DDHH? ¿Strassera piensa lo mismo?
-Tengo la conciencia absolutamente tranquila, y creo que nadie puede cuestionarme.
Lea la nota completa en la edición de esta semana de La Tecla.