4 de diciembre de 2010
PJ BONAERENSE
¿Consenso por amor, espanto o algo más?
El encuentro está pautado para el próximo lunes y se informó que ya fueron cursadas las invitaciones. Se espera asistencia perfecta de los congresales y un escenario más calmo para Hugo Moyano. Reuniones entre el camionero y algún férreo opositor hacen preveer este escenario
Hugo Moyano puede comenzar a transitar con más calma el camino de la conducción del PJ Bonaerense. Su presencia nunca fue bienvenida de parte de los consejeros, que lo ven como una amenaza concreta a su trabajada paz y su tan cuidado consenso.
El delicado estado de salud de Alberto Balestrini se impuso a los resquemores y el camionero, de la mano de Néstor Kirchner y de Daniel Scioli, pudo asumir la presidencia. Sin embargo, los caciques le vaciaron ya dos reuniones y no parecen muy entusiasmados con la posibilidad de dar más poder al sindicalista.
Es por eso que, tras la muerte de Kirchner, se pensó en un nuevo escenario que permitiera a Moyano asumir formalmente la conducción y dejar ver, puertas afuera, que la convivencia entre sectores del PJ es posible más allá de la pérdida del liderazgo de Kirchner.
¿Es, entonces, el amor, el espanto, o alguna otra certeza lo que los une? Hubo en días pasados algunas reuniones entre caciques y el camionero y su gente. Los consejeros le marcaron la cancha y Moyano habría capitulado. Más tarde, hubo otro encuentro: Moyano y Baldomero Álvarez, cara a cara, con Independiente como excusa y la voluntad de obtener favores mutuos.
Baldomero quiere mostrarse como eje vertebrador de la armonía y sumar porotos para posicionarse como posible candidato a Vicegobernador. Si Scioli vuela más alto, sus sueños podrían subir un escalón. Moyano puede aprovechar esta coyuntura y tener a un Baldomero que, como escudero o embajador, pueda facilitarle las cosas en un terreno hostil.
No es la única versión. Hay caciques que tienen la certeza de que los días de Moyano en libertad están contados. Las implicaciones entre él y los suyos por la mafia de los medicamentos podrían depositarlo tras las rejas o amansarlo hasta dejarlo dócil como a un gatito con la amenaza cierta de terminar sus días a la sombra y ver diluido todo su poder por unos pocos tróqueles, como él mismo dijo días atrás.