3 de febrero de 2011
UNA MIRADA A FUTURO
El top para 2011: dónde invertir
Aunque varios analistas señalan a este como un año poco conveniente para las inversiones, los títulos públicos, el sector de la construcción y el crédito para consumo masivo serán las vedettes de 2011. Desafío presenta las cinco áreas más propicias para colocar el dinero, según los entendidos
Con mayor o menor optimismo, nadie duda de que en 2011 la mirada no estará puesta en las inversiones. El devenir del año electoral acarreará la atención -y la reticencia- de quienes pueden apostar al mercado productivo. En un contexto internacional condicionado por la posible devaluación del Real en Brasil; la suba de las tasas de interés a nivel mundial, producto de la crisis que vienen enfrentando los países del primer mundo, y el fenómeno climático de “la Niña”, que puede afectar los precios de los commodities, todo parece indicar que Argentina centrará sus inversiones de 2011 en el mercado interno.
Esto, sumado a que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, en medio de la carrera electoral, va a incentivar el consumo al máximo, hace que la apuesta de este año para invertir se centre en los bienes durables y la tierra: autos y propiedades. También, claro está, en los bonos públicos.
Esto se emparenta, además, con la conveniencia de invertir en pesos y no en dólares, en medio de un mercado que puede fluctuar constantemente según el devenir electoral. Pero también con que hoy, la tasa de interés se ubica por debajo de la tasa de inflación.
Quienes confían en el modelo productivo que propone el Gobierno nacional aconsejan apostar por inversiones que habiliten más inversión y consumo. Los mayores detractores sugieren que el dinero colocado en la construcción es la “única alternativa posible”.
A futuro, la inversión en empresas e infraestructura energética, dicen, dará sus frutos. Los especialistas coinciden en que, más temprano que tarde, los precios de este mercado se reacomodarán.
Mario Rapoport: viviendas populares
El tema de la vivienda tiene que ser prioridad. Hay una carencia muy grande, sobre todo de viviendas populares. En otros países cuando se construyen barrios de determinado tipo, siempre hay un cupo para viviendas populares. Acá esto no se aplicó como una regla y me parece que es fundamental. En segundo lugar, inversiones en infraestructura energética particularmente y en tercer lugar, inversiones que tengan que ver con el desarrollo tecnológico para poder crear productos de mayor valor agregado, aplicar los recursos humanos que la Argentina tiene.
En cuanto a las viviendas populares, el sector público tiene que ser el motor; evidentemente, el sector público está interesado en esta cuestión, sería muy importante poder interesar al sector privado. Creo que es un sector que, a su vez, requiere de financiamiento y ahí habría que interesar también a los bancos nacionales para apoyar estas políticas; este es un tema clave en 2011. A la vez es un tema del que se habló repetidamente y se hizo pocas veces.
*Economista político.
Doctor en Historia.
Eric Calcagno: inversión como construcción social
La inversión es una construcción social. Las discusiones acerca de las alternativas de inversión son propias de las épocas de abundancia: durante las recesiones y las crisis, el problema consiste en cómo sobrevivir, no en cuánto puede ganarse con la acumulación. Por suerte, en la Argentina ahora estamos en un modelo de desarrollo industrial con justicia social. Ante todo, aparece una primera alternativa: hay que elegir entre la inversión productiva o la especulativa. Aquí chocan el corto y el largo plazo, la ganancia sólida y la efímera. Hay que diferenciar, también, entre las empresas y las personas.
También el Estado, en sus diferentes jurisdicciones, puede orientar el desarrollo y brindar seguridad para la inversión: superávits gemelos y reservas excedentarias nos ponen a salvo de estrangulamientos externos o crisis fiscales de otros tiempos. Así, la experiencia revela que a las empresas productivas serias les conviene el crecimiento sólido, que es lo que hace sustentable la economía de un país. La construcción, por ejemplo, se dinamiza a través de las obras públicas y de la inversión privada, que arrastra a otros sectores como el cemento, hierro y ladrillos, entre otros. También podemos hablar del auge de la industria automotriz y de sus encadenamientos productivos.
Construir un país para cuarenta millones de habitantes requiere de un esfuerzo público - privado en el que parece importante participar. Interesa, en particular, el ámbito de producción de “bienes salario”, donde el aumento de la demanda efectiva habilita la inversión, producción y consumo en el círculo virtuoso del crecimiento. Nadie invertirá nunca si no existe quien le compre su producción. No es un problema actual.
Por eso, parece conveniente que las empresas inviertan para expandir su producción y no para generar ganancias financieras; y que los particulares orienten sus ahorros hacia las empresas productivas.
*Senador de la Nación.
Federico Sturzenneger: tierra y bienes
Hay que hacer lo que debió hacerse los últimos años: invertir en pesos y no en dólares. Esto es, invertir en tierra, especialmente tierra urbana, propiedades urbanas, bonos públicos, que si bien ya han dado rendimientos muy altos, todavía hay cierto recorrido hacia adelante y también adelantar la compra de bienes durables como automóviles porque hoy la tasa de interés se ubica por debajo de la tasa de inflación, los precios de esos bienes siguen aumentando y, por lo tanto, no es mal negocio adelantar compras si eventualmente se tiene la posibilidad financiera de hacerlo.
*Presidente del Banco Ciudad.
Luis Palma Cane:agroindustria
Hay que partir de la base de que el escenario es positivo y de que Argentina tiene varios factores externos que la condicionan: uno es que Brasil no devalúe, porque se le complicarían las exportaciones. Segundo que no suban las tasas de interés fuertemente en el mundo, cosa que no creo, porque se complicarían los flujos de capital que entran al país y, tercero, habría que esperar que los precios de los commodities no bajen y que el “Efecto Niña” no produzca una gran baja.
Más allá de eso, yo invertiría en la de siempre, que es la agroindustria, y pensando en un nuevo gobierno que cambie este modelo, que no es tal sino un mamarracho, invertiría en empresas energéticas porque más tarde o más temprano, el precio de la energía tiene que reacomodarse.
*Economista. Especialista en Mercados Internacionales.
LEA LA NOTA COMPLETA EN LA EDICIÓN DE FEBRERO DE DESAFÍO ECONÓMICO