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Argentina
7 de octubre de 2011
PANQUEQUES POLITICOS

Los que no son de aquí ni tampoco de allá

La gente cambia, y los personajes públicos no son la excepción. Sus mutaciones están a la vista de todos. Quiénes son los políticos más difíciles de encasillar

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Nadie se sorprendió demasiado cuando Felipe Solá, quien integraba el bloque del Peronismo Federal en la Cámara de Diputados de la Nación, dio lugar a las versiones que lo acercaban al oficialismo al decir que ya no se sentía un opositor.

Es que Felipe, quien ahora se reivindica como “independiente”, tuvo una dribbleante carrera política.

Se inició en la función pública dentro del movimiento de renovación peronista de los ochenta, cuando fue ministro de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires durante la gobernación de Antonio Cafiero. Luego pegó el salto a las costas del menemismo y asumió en la secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, hasta 1991, antes de ser elegido diputado nacional por el oficialismo. Allí estuvo dos años, ya que en 1993 volvió al puesto de secretario de Agricultura.

Bajo el ala del duhaldismo acompañó en la fórmula a Carlos Ruckauf para la gobernación bonaerense. Llegó entonces a la residencia de la calle 6 de
La Plata, ya que, convocado por Eduardo Duhalde, Ruckauf pasó a la gestión nacional en 2002 y lo dejó al frente del Ejecutivo provincial.

Un año más tarde fue reelegido, mientras a nivel nacional aparecía la figura de Néstor Kirchner. Felipe no dudó en abrazar los vientos sureños y se alineó dentro del oficialismo hasta 2007, cuando el proyecto K lo necesitó nuevamente en el Congreso.

¿Ese fue el principio del fin?

Solá asumió en diciembre de ese año, formando parte del bloque kirchnerista, dispuesto a defender a capa y espada las políticas oficiales; sin embargo, a mediados de 2008, al por entonces ministro de Economía, Martín Lousteau, se le ocurrió resolver un aumento en las retenciones a la exportación de granos, lo que despertó un debate que dejó al pobre Felipe en el medio de un tironeo. Su amor por la actividad agraria y su buena relación con los productores agropecuarios primaron por sobre su identidad kirchnerista, por lo que se volvió contra la propuesta ministerial, como hizo también el vicepresidente, Julio Cobos.

Aquella noche Felipe se ganó los insultos de sus compañeros de Cámara. Poste-riormente formó el bloque del Peronismo Federal, lo que le permitió renovar su banca.
El tiempo fue decantando y el gobierno que Felipe había dejado retomó la iniciativa política. Así llegamos al 14 de agosto de este año, cuando el oficialismo logró el 50 por ciento de los votos, y a Solá volvió a atraerlo el proyecto kirchnerista. Ahora, todos dan por sentado el regreso del diputado a las filas K, aunque él haya afirmado que su bancada es independiente.

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